En septiembre de 1973, cuando en México se supo la noticia del golpe de estado en contra de Salvador Allende en Chile -que fue auspiciado por la CIA-, buena parte de la élite económica mexicana se congratuló.
Menos de una semana después, en las calles de Monterrey, uno de los principales representantes del empresariado nacional, Eugenio Garza Sada, murió en medio de una acción promovida por la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Esa muerte fue el punto de inflexión para que el gobierno de Luis Echeverría Álvarez emprendiera la aniquilación abierta y sin miramientos de las organizaciones guerrilleras tanto urbanas como rurales, las cuales habían surgido en México como respuesta a los actos de represión gubernamental y a las matanzas de estudiantes de 1968 y 1971.
Uno de los cientos de militantes de las organizaciones de izquierda que tuvo que pasar a la clandestinidad fue el joven estudiante de medicina en la Universidad Autónoma de Nuevo León, Jesús Piedra, hijo de doña Rosario Ibarra.
La familia de Jesús Ibarra fue víctima de los operativos de persecución y represión extrajudicial, proceso que se conoce como Guerra Sucia, y que fue desplegado por el Estado mexicano para hostigar y aniquilar a todos los presuntos integrantes de la Liga.
La casa familiar de Jesús fue allanada, y sus padres fueron hostigados y detenidos en varias ocasiones. Incluso, el doctor Piedra sufrió tortura y vejaciones para que revelara el paradero de su hijo.
En medio de la zozobra familiar, fue su madre, doña Rosario Ibarra de Piedra, quien comenzó a alzar la voz y protestar por esta persecución ilegal y contraria a todas las garantías individuales. Su hijo Jesús supo mantenerse pendiente de la familia y nunca abandonó Nuevo León.
El 18 de abril de 1975, luego de una delación, fue detenido por agentes de la Dirección Federal de Seguridad en el cruce de las calles de Arteaga y Félix U. Gómez, en pleno centro de Monterrey.
Ahora se sabe que, tras su captura, Jesús fue torturado en cada centro clandestino donde fue recluido: buscaban que delatara al resto de los integrantes de la organización.
Su rastro se pierde en el Campo Militar Número 1 de la Ciudad de México, donde fue ingresado por órdenes de los responsables de la estrategia contrainsurgente del entonces presidente Luis Echeverría: los policías Miguel Nassar Haro y Luis de la Barreda, mismos que fundarían la temida Brigada Blanca, brazo ejecutor de la política genocida de los gobiernos del PRI.
Doña Rosario encabezó las acciones del Comité Pro-Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México, integrados por aguerridas madres de desaparecidos. Ellas, en agosto de 1978, tomaron el atrio de la Catedral Metropolitana para mostrar las fotografías de los casi 500 presos y desaparecidos políticos. Exigieron la presentación con vida o el derecho a la amnistía, e hicieron una huelga de hambre que sólo pudo extenderse por cuatro días, ya que sufrieron amenazas directas de ser reprimidas.
Fundado apenas en 1977 por los familiares, que como doña Rosario, no pudieron guardar su dolor, el también conocido Comité ¡Eureka! fue la primera organización que alzó la voz para reclamar la presentación con vida de todos los desaparecidos por motivos políticos en México.
La obstinada esperanza de localizar con vida a su hijo Jesús, hizo que doña Rosario sostuviera una lucha que se extendió por décadas, apoyando a todas las causas justas del pueblo de México.
Quizá el mayor logró de los anhelos y activismo de Rosario Ibarra fue que el presidente José López Portillo, en 1978, se viera obligado a promulgar la Ley de Amnistía, misma que se aprobaría en el Congreso de la Unión.
Esta ley puso en libertad a mil 500 presos políticos, permitió el regreso de 57 exiliados al país (muchos de los cuales habían salido tras los hechos de 1968 y 1971) y eliminó las más de 2 mil órdenes de aprehensión. También se ganó que los militantes de las guerrillas fueran juzgados conforme a derecho.
Frente a la partida física de Doña Rosario, el pasado 16 de abril de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador recordó que el autoritarismo en nuestro país fue posible por la confluencia entre un poder económico sin ética, un poder político corrupto, y un poder militar y policiaco represor.
La lucha personal de Doña Rosario Ibarra devino en lucha colectiva, en movimiento y en esperanza para familiares de desaparecidos. Siempre vimos a esta gran madre con la fotografía de su hijo en el corazón. Así, la señora Ibarra de Piedra se convirtió en un referente obligado de las luchas por la democracia y por los derechos humanos.
Derivado de su activismo de 24 horas y de 365 días al año, doña Rosario fue diputada, senadora y dirigente política. Fue la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982; y nuevamente contendió en 1988 por el hoy extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Ese año, ante el cuestionado “triunfo” de Carlos Salinas de Gortari, se unió a los reclamos de fraude electoral. Ahí estuvo ella protestando en la Secretaría de Gobernación. Leyó la noche del 6 de julio el histórico comunicado de unidad contra el fraude, el cual firmaron Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional, y Manuel Clouthier, un empresario que fue el candidato del PAN y que, después, murió en un extraño accidente.
Doña Rosario también fue protagonista de los grandes movimientos democráticos de nuestro pueblo a fines del siglo XX e inicios del siglo XXI. Siempre se le consideró una autoridad ética.
Así fue tras el fraude electoral de 1988 y la gran insurgencia cardenista, y también durante el levantamiento de los indígenas zapatistas de Chiapas en 1994, donde fue nombrada presidenta de la Convención Nacional Democrática convocada por el EZLN. Fue referente en la lucha contra el desafuero de AMLO en 2004 y 2005, y en el movimiento de resistencia civil pacífica, luego del fraude electoral a favor del espurio Felipe Calderón en 2006. Ibarra de Piedra integró la dirección de la Convención Nacional Democrática obradorista.
Siempre fue una militante de a pie, se le veía en toda marcha, mitin y plantón. Siempre apoyaba con su presencia y su sonrisa melancólica pero genuina. Saludaba y abrazaba a la compañera o compañero que la saludaba. A ras de tierra conoció el México del dolor, y luchó por los humillados, no en grandes eventos de oropel sino hombro a hombro con el pueblo, dando trazos generosos de comprensión, solidaridad y servicio al prójimo.
La semilla de la lucha de doña Rosario hizo que muchas personas se sintieran parte de su familia: sus hijos, nietos y sobrinos del movimiento. Quizá ella caminaba mientras pensaba en su hijo y en aquel poema de Enrique González Rojo:
“Cuando lo veo con sus cuates, otros poetas melenudos y cochinos, creo que un día de éstos, no se olvide lo que le digo, él y los otros nos van a hacer un sesenta y ocho literario.”
Mantener la memoria de las luchas y el imperativo ético de no olvidar, es una tarea prioritaria para la acción política en el presente de transformación. Mantener el ejemplo y la memoria de doña Rosario Ibarra de Piedra nos hará ser conscientes de que somos productos de nuestras circunstancias históricas, pero también de nuestras decisiones en los momentos más oscuros.
“La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido” escribió Milan Kundera a través de uno de sus personajes. Hoy decimos: la lucha de doña Rosario contra el olvido sigue en la memoria y praxis de un pueblo que, a ella, no la olvidará jamás. ¡Hasta la victoria!
Mauricio Osorno
20 mayo, 2022 at 8:32 pm
DIOS GUARDE A DOÑA ROSARIO IBARRA DE PIEDRA,
INCANSABLE LUCHADORA SOCIAL, GUERRERA MADRE FEROZ, POLITICA DE CAUSAS JUSTAS Y DIAMETRALMENTE EN CONTRA DEL ABUSO DEL PODER PRIVADO.
SIEMPRE SERÁS RECORDADA, CON HUMILDAD TE SALUDO.
Benjamin Sanchez
20 mayo, 2022 at 8:34 pm
Honor a quien honor merece, una mujer de inquebrantable conviccion, como buena regiomontana,..en momentos en que escuchando los los twits de el dueño de televisa vs el engreido y pedante Eugenio Derbez,.. pienso la gran diferencia entre dos mexicanos uno lucrando con dineros de fideicomisos para sus peliculas, y la SEÑORA ofreciendo su tiempo a una causa noble, hasta que el SEÑOR la llamo,. tu decides si gastas tu dinero en ver los bodrios de este charlatan.
JUAN G B
20 mayo, 2022 at 9:19 pm
MINIMO UNA ESTATUA EN PLENO ZOCALO GRAN MUJER ESTA SEÑORA
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20 mayo, 2022 at 11:09 pm
Por mi que fundan la estatua del imbecil del Che Guevara y con ese material hagan su estatua. Chinga tu madre, Che Guevara!!
amadozapata
21 mayo, 2022 at 1:58 am
Mujer…madre…. héroe…. fundamento y pilar….!! Victoriosa Siempre!!
Pelochas12
30 junio, 2022 at 5:12 pm
Ahora resulta que los de la liga 23 de septiembre fueron unos mártires si lo que yo recuerdo eran unos rateros asalta bancos o será como dice el peje se perdona porque era para la causa como los depósitos de David León.
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