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Crónicas

La campaña de Delfina Gómez o cómo el pueblo se llenó de amor

Cuando Delfina Gómez llega al lugar donde será el mitin, las poquitas personas que eran hace apenas dos horas, ahora son multitud. Una cancha de fútbol se ha convertido en una de muchedumbre. Es una reunión con maestros.

Ante todo, la gente trae alegría y esperanza. Y también gorras de Delfina y cachuchas de Delfina y banderas de Delfina y pulseras de Delfina y hay quienes incluso traen peluches de Delfina.

Uno de los cierres de campaña de Delfina Gómez este fin de semana. Foto tomada de su Facebook oficial

Aquí es territorio Delfina, como casi todo el Estado de México.

La mayoría de quienes asisten son maestros, pero también hay vecinos de la Delegación San Pablo Autopan y comerciantes o gente que se enteró que venía la maestra Delfina y se decidió darse la vuelta porque quiere saludarla o tomarse una foto con ella o nomás verla y sentir que pronto el PRI se irá y jamás retornará.

Delfina no sólo es la candidata de Morena y sus aliados al gobierno del Estado de México, sino que también es un fenómeno social. A donde va, hay gente que la quiere y le muestra su apoyo. Gente que la detiene para tomarse selfies con ella. Gente que le aplaude. Gente que le grita en la calle mensajes como: “con todo maestra, que vamos a echar al PRI del Estado”.

Es muy singular la relación que la gente tiene con Delfina. No es sólo una candidata: es también una persona surgida del mero pueblo que puede llegar a gobernar el Estado de México. Y eso produce alegría en la gente. Mucha alegría. Y esperanza.

II

A la maestra Delfina Gómez le han hecho un montón de guerra sucia. Han dicho de ella que es corrupta, que es ratera, que no sabe gobernar, que es ineficiente, que no decide nada porque los hombres que la rodean son los que mandan, que es una hipócrita, que no sabe hablar, que es torpe, que cobraba diezmos cuando fue alcaldesa, que de diputada fue un fracaso, que fue indigna su llegada a la Secretaría de Educación porque no es “leída”, que…

Las campañas de desprestigio en su contra han sido brutales. Y a pesar de ellas, la gente la quiere. Hasta podría decirse que la ama.

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Cuando llegó a un mitin en Zinacantepec, un domingo de mayo nublado y casi fresco, me impactó la relación que la gente entabló con la maestra. Traté de analizar todo: qué es lo que ve la gente, lo que siente, lo que experimenta; por qué las sonrisas y los vivas y los rostros diciendo esperanza.

He visto muchos mítines de campaña en mi vida. De aperturas, de cierres… Y raras veces he encontrado una relación tan fuertemente sincera entre quienes asisten al mitin y el candidato. Sucedía, por ejemplo, con Andrés Manuel López Obrador: la gente lo veía en los actos de campaña con una honda admiración. Ahí todo era sinceridad, nada de acarreo ni de “venimos por las tortas”. No. Era ir a mirar a un líder, a sentir, a experimentar una emoción linda, combativa, de un país que cambiaría.

En el caso de la maestra Delfina Gómez hay un algo que une de forma sincera y profunda a la candidata con el pueblo. No sólo es que ella viene de abajo y conecta con la gente, no, es algo más hondo y complejo. Son expresiones que usa la maestra que delatan no sólo su pertenencia a los humildes de este país, sino también una forma muy singular de cómo interactuar. Palabras que llegan a los sentimientos. Expresiones que producen reacciones amigables. Formas de decir que impactan positivamente en los asistentes al acto político.

Por ejemplo: un grito en la campaña de la maestra Delfina ha sido “Es un honor, estar con la mejor”. Éste hace referencia almítico “es un honor, estar con Obrador”, que se ha coreado millones de veces en miles de actos políticos, culturales y sociales.

Selfie con la maestra Delfina

Lo que correspondería a la maestra Delfina cuando la gente grita “es un honor estar con la mejor” es escuchar y después agradecer a la gente la expresión. Pero ella, en cambio, corea la consigna: con el micrófono ella misma grita: “es un honor, estar con la mejor”. Y cuando ya todos los que están en el mitin se callan, ella alza la voz y dice “es un honor estar con la mejor militancia que son ustedes y que quiero y amo con todo mi corazón”.

Al finaliza esto, la multitud (porque siempre va multitud a donde va Delfina) estalla de júbilo, y vuelve a gritar “es un honor, estar con la mejor”.

En los mítines de la maestra Delfina no faltan “los quiero” y “los amos”. Pero no son dicho por parte de la candidata de Morena como si fuera algo que se tiene que decir porque es parte del “protocolo”. No, en ella todo nace con una simpatía singular, con una humildad radical, con una sinceridad inenarrable.

Eso que yo sentí en Zinacantepec seguramente miles y miles y millones de mexiquenses lo sienten: la maestra Delfina es el pueblo en su versión más cariñosa, más tierna y con más querencia. Es el pueblo amoroso que, cosas de la vida, echará en las urnas al PRI que ha dejado al Estado de México en una tragedia cotidiana.

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Al final, si uno lo ve así, lo que sucede hoy en el Estado de México es una batalla maestra entre el odio, el saqueo y los malos gobiernos del PRI, contra un pueblo que quiere transformar a su entidad con esperanza y desbordado amor.

 

III

 

El señor va vestido con pantalón de mezclilla y una camisa lisa gris, lleva su cachucha de Delfina y también la matraca más grande del mundo.

Fue al mitin de la candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México porque él anda lleno de esperanza en que el PRI, que ha gobernado su tierra años y años y años, por fin se largue.

Sabe del saqueo de ese partido. Sabe que abusaron mucho tiempo de la pobreza de la gente. Saben que son unos tramposos y que no se les va a quitar. Y a pesar de saber todo eso, sabe también que los días de esos priístas en el gobierno están contados.

Tocar la matraca más grande del mundo no es tarea fácil. Se precia fuerza, movimiento, coordinación, y unos oídos poco sensibles porque es ruidosa. No podía ser de otra forma: es la matraca más grande del mundo.

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En los mítines de Delfina hay de todo: discurso político, aplausos, matracas pequeñas y gigantes, venta de chalecos de Morena, venta de peluches de la maestra Delfina y también del presidente López Obrador. Venta de calcas, de libros, de pulseras. Uno aquí puede hacerse de su kit Delfina y Morena para después salir casa por casa a decirle a la gente que el PRI se irá si se vota masivamente por Delfina y se impide el fraude electoral.

IV

 

La maestra Delfina se propuso durante la campaña recorrer todos los municipios del Estado de México; y lo logró. Su competidora, la candidata del PRI, PAN y PRD, Alejandra del Moral, no lo hizo.

Cada día de campaña, la agenda de Delfina fue apretada y cansada: mínimo tres municipios por día. Corre y corre y corre. En algunos casos, por los tiempos y los imprevistos, llegó con retraso a ciertos eventos. Por ejemplo, el domingo pasado, a la colonia Benito Juárez, en Naucalpan, una de las zonas de ese municipio con mayor marginación.

Cuando venía de Zinacantepec, el cielo se puso oscuro y comenzó a llover. No poquito ni leve, sino mucho. Las vialidades se volvieron espacios de charcos y el tráfico se puso insoportable.

En la colonia Benito Juárez, en Naucalpan, la lluvia todavía fue peor. El campo de fútbol donde sería el evento se volvió barro. La carpa dispuesta se movía y se llenaba de agua. El lodo lo llenaba todo. Era complicado caminar porque había el riesgo de resbalar, caer, y llenarse toda la ropa de tierra y agua y el cuerpo de golpes. Sólo los perros callejeros se divertían, pues se sentían felices jugando en un mar de barro.

Pese al lodo, a la lluvia, a la probabilidad de más lluvia, el fresco del aire y la llovizna que nunca amainó, la gente en Naucalpan esperó a Delfina Gómez. Ella, por su parte, no pudo llegar en auto al lugar del evento, así que tuvo que bajarse varias cuadras antes, y caminar y subir escaleras y escaleras y escaleras. Porque así es esa colonia.

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Mientras recorría la calle, la gente se le acercaba. Una señora en silla de ruedas le dijo que ella también iba al mitin, y que estaba agradecida que fuera a esa colonia, y que estuviera con la gente.

Ya en el mitin, Delfina habló. Y lo hizo con el mismo tono que en los anteriores eventos: con esa simpatía y ese cariño hacia el pueblo. Siempre agradeciendo: a su equipo de trabajo, a los que la permitieron llegar a donde está, a la gente, la militancia, a todos. Siempre que uno escucha a Delfina, a uno le cae el veinte que todo es colectivo, que el trabajo es de muchos y que siempre hay que agradecer, porque eso es humildad y reconocimiento.

Cuando hablaba, de repente, cayó un rayo. Cayó cerca, y fue enorme. Y fue ruidoso. Y asustó. Los perros que jugaban en el lodo se detuvieron. La gente gritó. Hubo segundos de pánico. Delfina, al escuchar el estruendo del rayo, se detuvo en su discurso y dijo: “Un trueno horrible. Esto es una bendición”. Al terminar la frase, la gente gritó y sonrió y se le quitó el sabor amargo del rayo caído cerca y comenzó a corear: “es un honor, estar con la mejor”.

V

La colonia Benito Juárez en Naucalpan evidencia, de forma nítida, las desigualdades que hay en el Estado de México. Uno mira carencias por todos lados: calles llenas de baches, escaleras interminables, pendientes peligrosas, perros callejeros en busca de algo para comer, hogares austeros, falta de infraestructura…

Y todos los días, quienes habitan en esa colonia, alzan la vista y ven que, a unos kilómetros de donde pasan su existencia, está la abundancia. Edificios ultramodernos y llenos de lujos. Calles pavimentadas, bien señaladas, sin baches. Casas enormes. Áreas verdes. Clubes deportivos muy exclusivos. Autos que valen millones. Restaurantes que cobran por una bebida más de lo que paga una persona por un mes de renta en la Colonia Benito Juárez.

Es parte de lo que el PRI ha construido en el Estado de México: la opulencia de unos cuantos y las carencias de millones. Por eso la gente acudió al mitin de la maestra Delfina, porque saben que ella conoce bien esas injusticias, y como viene del pueblo, hará algo por aminorarlas.

Delfina conoce bien y siempre le ha apostado a la máxima del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador: por el bien de todos, primero los pobres. Lo dice a cada acto que va: vamos a luchar por la igualdad, por la justicia y por la dignidad del pueblo. En parte, por eso, la gente quiere con tanta euforia a la maestra Delfina. El amor se demuestra con justicia.

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VI

Cuando uno se acerca al Estado de México por cualquier carretera, lo primero que ve es la cara enorme de Alejandra del Moral en un espectacular. Hay cientos o miles. Y siempre está la palabra “valiente”. Dice ella que será una gobernadora “valiente”, y que con esa valentía enfrentará el reto de rescatar al Estado de México de los malos gobiernos que, el partido donde ha militado toda su vida, hizo.

Son miles de espectaculares, y aunque son colocados ahí por el PAN, el PRI o el PRD, todos están pintados de rosa. Y es que Alejandra del Moral y su costoso equipo de campaña decidieron que los colores de los tres partidos que la postulan evidencian que ella pertenece a ellos, y como quieren evitar que la vinculen, decidieron poner el rosa en lugar del rojo, azul y amarillo. Es decir, Alejandra del Moral no sólo oculta su patrimonio y los actos de corrupción donde ha estado involucrada, también oculta a los partidos que la postulan.

El rosa últimamente se ha identificado como el color de los que están “defendiendo al Instituto Nacional Electoral (INE)”. Es decir, trata de atraer el voto de quienes, gracias a la guerra sucia, piensan que el INE y la democracia están en peligro.

Más allá de los colores de la campaña de Alejandra del Moral, lo anuncios evidencian una desesperación enorme de la candidata y su costoso equipo de campaña: se observa en los espectaculares que promete todo. Promete, por ejemplo, que habrá salario rosa y salario familiar, que resolverá todos los problemas del Estado de México, que dará seguro de empleo y de desempleo, que existirá siempre la unidad y que hará de la entidad una entidad “valiente”.

Esa desesperación de los espectaculares es la misma que evidenció en el segundo debate: sólo le faltó decir que les proporcionaría una pensión a todos los perros en el Estado de México. Sí, del Moral, en aras de ganar votos, promete todo. Está ya en el nivel de desesperación de Ricardo Anaya en 2018, cuando viéndose perdido, prometió que todos los mexicanos, por el simple hecho de ser mexicanos, tendrían un salario.

Prometer lo inviable económica y administrativamente no sólo es un engaño, sino también un signo inequívoco de que quien lo promete, perderá las elecciones. Y es que, es un acto de desesperación supino.

Sí, Alejandra del Mora, el equipo de campaña que le cobra millones y millones de pesos por día, están desesperados.

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VII

 

En los mítines de Delfina ponen una canción de Byron Barranco. Comienza como la famoso esa que dice “Moreeenaaaa”, pero es una versión adaptada al Estado de México.

La ponen cuando llega la maestra Delfina y cuando se va. Y la gente baila con ella. La letra es inteligente, y el ritmo pegajoso. Uno sale del mitin y ni se da cuenta que tararea ya la canción.

La letra muestra quién es Delfina, y las ganas de los mexiquenses por ya no ser gobernados por una bola de ladrones. Va así:

“El pueblo con esperanza genuina se moviliza y unido se muestra, para brindarle su apoyo a Delfina: para ganar la batalla maestra. A mexiquenses, a simpatizantes del movimiento, esta voz se encamina: a morenistas, a militantes, a quienes van con la maestra Delfina.”

Menciona algo que todo saben: la humildad de la candidata de Morena: “Texcocana que demuestra que es humilde y de noble corazón”.

Continúa con un análisis de lo que, en realidad, está pasando en el Estado de México:

Porque no hay mal que dure cien años, ni estado que lo soporte, Delfina acabará con los robos y engaños de los que tienen a su pueblo en la ruina. Desde Toluca hasta el norte, en oriente, en el poniente y en el sur se adivina, que como le ha dado a toda la gente, la gente le dará su amor a Delfina.

Concluye la canción: “Delfina es la auténtica transformación”.

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Al final, los mítines de Delfina Gómez terminan en euforia, en esperanza y en fiesta. El pueblo mexiquense sabe que ya se terminó el PRI gobierno en su estado, sabe que se irán los tricolores, y que vendrán tiempos mejores, tiempos donde la gente, los humildes, sean la prioridad.

Saben que el saqueo terminó, y que la reconstrucción de esa entidad es ya impostergable. Sí, cada mitin de Delfina huela a esperanza, sabe a esperanza, está lleno de esperanza. Y eso es hermoso.

Jorge Gómez Naredo
Escrito por

Profesor en universidad pública. Fundador, junto con Jaime Avilés y César Huerta, de la Revista Polemón.

2 Comentarios

2 Comentarios

  1. Avatar

    Jesús Méndez O.

    30 mayo, 2023 at 7:46 pm

    Deposito mi confianza en la Maestra Delfina, se que va a ganar el EDOMEX y va apoyar a los que menos tienen, a los olvidados; a los que por decadas fueron engañados por gobernadores corruptos e ineptos. ¡Delfina Va, no hay mal que dure 100 años, ni mexiquenses que los aguanten. Este 04 de Junio VOTA por MORENA.

  2. Avatar

    Casi lloro

    31 mayo, 2023 at 5:47 am

    Casi me haces llorar pero prefiero “Corazón, diario de un niño” de Edmundo D’Amici, pero sigue así y en una de esas la superas le puedes poner “Morena, diario de una Delfina” . Jajajajajaja (perdón estaba llorand) ayayayayayayYa

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