En el pasado proceso electoral perdieron, de eso no cabe la menor duda. Ellos querían ganar casi todas las gubernaturas y perdieron casi todas. Ellos querían tener el completo control de la Cámara de Diputados, y no lo tendrán.
Hicieron todo lo posible para ganar. Gastaron millones. Buscaron hacer fraude. Le dieron órdenes a varios consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) y a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para que actuaran en favor de ellos.
Y nada fue suficiente.
Fueron un fracaso. Pero, como malos perdedores (y tramposos) que son, no lo quieren admitir. Por eso están haciendo todo lo posible para manchar la elección y restar legitimidad a los ganadores.
Pero sus acciones terminan siempre en lo absurdo.
Hoy, por ejemplo, los dirigentes del PAN, PRD y PRI acudieron a la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington para denunciar que el crimen organizado intervino en las elecciones, y que todo esto fue apoyado por el gobierno de México, es decir, por el mismísimo AMLO.
El argüende que están haciendo los políticos de oposición es verdaderamente cínico. Es evidente que en México existe un problema con el crimen organizado, porque durante años se dejó crecer a grupos criminales e incluso se les protegió desde el Estado. Ahí se enraizó la violencia que hoy vive el país.
Pero ese contexto que ellos provocaron, ¿relacionarlo con AMLO y afirmar que él está aliado con el crimen organizado? De verdad, además de una vil mentira, es un insulto a la inteligencia. Son unos cínicos.
Ahora bien, lo que buscan también es mostrar a un gobierno mexicano “ligado con el narco” y, vía la OEA (la organización que se dedica a atacar a los gobierno de izquierda), construir el camino para intervenciones desde el extranjero.
Es decir, los del PRI, PAN, y PRD, se parecen a los conservadores del siglo XIX: son, además de cínicos, unos traidores. Porque eso hacen los traidores: buscan que su país entre en crisis.
Allá ellos. Están quedando como unos traidores…., muy ridículos.