Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
21 de junio de 2018.- César Huerta me habló a las once de la noche y me dijo:
-“Ya viste lo de AMLO en Pachuca”.
-¿Qué de Pachuca? -Yo llevaba hablando más de una hora con una amiga y no había revisado el celular-.
–Hubo provocadores.
César hablaba en tono serio. Preocupado.
-¿Provocadores?
-Sí, sí, está fuerte el video.
-¿Fuerte? ¿Golpes? ¿Heridos?
La señal del celular, quizás por el lugar en donde estaba, se comenzó a poner débil, y cada vez era más complicado entender lo que me decía César. Solamente logré entender: “Te voy a mandar los videos, y los ves”.
Colgué.
A la mente se me vino el temor. Pensé: el PRI y el PAN (y sus nuevos aliados, PRD y MC), habían mandado a provocadores a un mitin de AMLO y se había armado una gresca con madrazos, sangre: violencia. La prensa, tan dada a mentir con la cantaleta de que los de Morena son violentos, tendría una nota amarillista y sus portadas mañana serían: “Gresca en mitin de AMLO deja varios heridos”.
Decenas de articulistas Anti-AMLO harían “reflexiones” sobre lo que nos espera con una caterva de violentos iluminados por un Mesías sanguinario llamado Andrés Manuel y apellidado López Obrador.
“Hijos de la chingada”, recuerdo que dije silenciosamente.
Vi el video. Y en efecto, no me equivoqué. Pero solamente en el principio.
Varios jóvenes provocadores estaban infiltrados en el cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador en Pachuca. ¿Los mandó el PRI o el PAN? Da lo mismo. Esos provocadores comenzaron a agredir físicamente a los simpatizantes de Andrés Manuel y de Morena.
Seguramente unos de éstos intentaron reaccionar como es lógico hacerlo: con golpes. Pero AMLO, al ver lo que sucedía, actuó.
Y lo que sucedió después es digno de ponerse en algún libro. AMLO, con calma, comenzó a decirles a sus simpatizantes: “Nada de golpes, nada de insultos, amor y paz”. Y los simpatizantes, que estaban, digamos, “calientitos” por las agresiones que estaba recibiendo, comenzaron a hacerle caso. Se hicieron para atrás. Resistieron a los golpes de los jóvenes infiltrados sin responder más que con la paz.
Andrés Manuel, cuando veía que uno de sus seguidores decía algo, o intentaba defenderse con la fuerza, repetía: “No contesten a la provocación. No contesten. No contesten”.
Los infiltrados se destantearon al ver que sus insultos y sus agresiones no causaban el efecto deseado. No supieron qué hacer. Intentaron agredir más, pero la gente obedecía a AMLO: “Nada nada, no pasa nada. Hasta ahí llego todo. Ya, ya, jóvenes. Ya pasó, ya pasó”.
Los infiltrados, que buscaron una y otra vez armar una gresca, no tuvieron éxito. A insultos, silencio; a agresiones físicas, un paso atrás. Nadie contestó.
Cuando los jóvenes vieron que sus agresiones no iban a servir, comenzaron a irse. La voz de Andrés Manuel, que en todo momento estuvo presente apaciguando los ánimos, continuó: “Muy bien por los que resistieron, un aplauso para los que resistieron”.
Momentos después los jóvenes infiltrados, que estaban bien metidos en la multitud, decidieron salir, Andrés Manuel les abrió paso con sus palabras: “Ya, váyanse saliendo, ustedes mismos, poco a poco”. Y cuando algún simpatizante, enojado con toda razón, les gritaba algo, Andrés Manuel intervenía: “no los agredan, despacio, poco a poquito, no los agredan, no los agredan, despacito, poco a poquito vayan saliendo”.
Los infiltrados se fueron retirando, e incluso, cuando ya estaba saliendo, AMLO les dijo: “Muchas gracias, porque se portaron, a pesar de todo, muy bien. Muchas gracias”.
Yo, que estaba preocupado porque me imaginé lo peor, me quedé sin palabras. La piel se me enchinó: la forma en cómo Andrés Manuel manejó una clara provocación, que estaba destinada a una gresca, fue magnífica. No sé si es comparable, pero se me vino a la mente Mahatma Gandhi en la India: ante la violencia, resistencia civil pacífica.
No cabe duda que el manejo que AMLO tuvo de la situación fue digno de un líder: la forma en cómo la gente confió en sus palabras es de resaltar, y es que evidencia que esa gente confía no solamente en el “no contesten a la provocación”, sino en el “vamos a cambiar este país”. Y eso hace la diferencia con los demás candidatos. Con los demás políticos.
Andrés Manuel enamora. Y la forma en cómo anoche manejó una clara provocación evidencia a un líder que entiende la situación, que comprende lo que ve, que actúa, y que jamás estará a favor de la violencia. Sí, aunque la guerra sucia ha intentado vincular a Andrés Manuel con actos violentos, él es un líder pacífico. Como le gusta mencionar: “ni un vidrio” se ha roto en el proceso de reconstruir este país.
¿Por qué sucedió hoy esta provocación? Los adversarios de Andrés Manuel están desesperados, e intentarán cada día que pasa actos como el sucedido en Pachuca. Le apostaron hoy a una batalla campal, y lo que les salió fue el video de un líder que evita la violencia.
Yo pienso que, con este tipo de acciones de AMLO, cada día más gente votará por él. Y cada día más gente que va a votar por él lo hará convencida de que él es la única persona que puede encabezar el rescate del desastre de país que nos han dejado el PRI y el PAN.