La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) está en contra de que la Comisión de Investigación para la Justicia y la Verdad sea puesta en marcha por la desaparición de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Alejandro Ramos Flores, jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Sedena, manifestó la postura castrense en una entrevista con El Universal: “No tiene objetividad y la imparcialidad que se requiere porque le deja la dirección de la investigación a los representantes de las víctimas y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)”.
Según el general Ramos la comisión no se ajusta al marco de la ley, por lo cual el Ejército intervendrá legalmente en contra de su creación:
“La Sedena ha ejercitado algunas acciones porque considera que la comisión de la verdad no está prevista en el orden jurídico mexicano ni está prevista en algún tratado internacional, entonces, nosotros pensamos que una investigación a cargo de un organismo, que por cierto, le deja la dirección de la misma a los representantes de las víctimas pues no tiene la objetividad y la imparcialidad que se requiere”, expresó el general.
Aunque hay versiones que apuntan a la participación del Ejército en la noche en que desaparecieron a los 43 normalistas, el jefe de Unidad de Asuntos Jurídicos de Sedena niega la intervención de algún militar del 27 Batallón de Infantería en Iguala.
“Es importante dejar claro que derivado de las investigaciones y, como se ha sostenido, la Sedena, ha informado que no hubo ninguna participación en la noche de lo sucedido y no existe ningún elemento que refiera que se actuó por parte del personal militar” expresó el militar.
Fue el Ejército… iban a recuperar la heroína: Anabel Hernández
La periodista Anabel Hernández es una de las voces que ha cuestionado la versión oficial de las autoridades castrenses y mediante una investigación a fondo con los hechos ha demostrado la participación de las Fuerzas Armadas la noche del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.
Para la periodista fue el Ejército quien ordenó el operativo en el que desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En su libro La verdadera noche de Iguala, Anabel Hernández da a conocer los resultados de una investigación que desmonta la “verdad histórica” de la Procuraduría General de la República y revela la verdadera historia que el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha tratado de ocultar.
“El Ejército estuvo en las calles esa noche pese a las mentiras del general Salvador Cienfuegos. Hay vecinos que identifican perfectamente a patrullas de la Policía Federal bloqueando diferentes calles para permitir que se cometan estos crímenes contra los normalistas” declaró en 2016 en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
De acuerdo con Anabel Hernández, la trágica noche de Iguala inició tras la llamada de un capo —que no ha sido detenido ni forma parte de ninguna de las organizaciones criminales citadas por la PGR— al entonces coronel del 27 Batallón de Infantería, José Rodríguez Pérez —hoy ascendido a General Brigadier— para recuperar dos cargamentos de heroína con un valor de 2 millones de dólares, escondida en dos de los autobuses que habían sido tomados por los estudiantes.
La orden del capo detonó un intenso operativo entre las 9:00 y 10:30 de la noche coordinado por el Ejército en el que participaron desde policías municipales y estatales, hasta policías federales ministeriales —bajo las órdenes de Tomás Zerón—. El objetivo: encontrar los camiones, detenerlos y rescatar la droga.
Durante ese tiempo, hubo atentados contra algunos de los autobuses y los estudiantes heridos fueron llevados por policías municipales al hospital. Pero después, entre las 10:30 y las 11:00 de la noche, súbitamente la historia cambió cuando detuvieron a los dos camiones con la droga y comenzaron a retirarla ante la mirada de los estudiantes, uno de los posibles motivos por los que fueron desaparecidos.
Andrés Yáñez
4 octubre, 2018 at 11:06 am
El ejército desde siempre se ha manejado como si fuese un Estado dentro del Estado…aparentemente está subordinado al mando del presidente del país, pero en los hechos resulta lo contrario, ahora mismo lo estamos viendo con el asunto de Ayotzinapa. Por lógica elemental, ellos debieran ser los más interesados en que la investigación dilucidara los hechos y, si como aseguran, los militares no intervinieron, qué mejor que colaborar sin ambajes para demostrarlo plenamente.
Mientras eso no ocurra, la versión que los involucra adquiere mayor credibilidad. El mismo Presidente electo, que a partir del uno de diciembre será el Comandante Supremo de las fuerzas armadas, acaba de decirlo: “el que nada debe, nada teme”. Entonces señores generales? Recuerden algo que es primordial, la disciplina institucional les impone la obediencia a quien CONSTITUCIONALMENTE ES SU JEFE, pero no sólo eso, sino que, por si lo han olvidado, ustedes TAMBIÉN SON SERVIDORES PÚBLICOS ERGO, ESTÁN PARA SERVIR AL PUEBLO, NO PARA SUBYUGARLO!!!
Agrego otra expresión recurrente del Presidente electo: “con la ley todo, por encima de la ley NADIE!!!
Por el bien de la Nación, si en verdad les importa, señores militares, no obstruyan la exigencia de la sociedad mexicana, para que se esclarezcan los terribles y repudiables sucesos que han llenado de dolor a lo padres de los desaparecidos jóvenes normalistas, en primera instancia, e indignación allende nuestras fronteras.
Si no ayudan, no estorben!!!
José Mario López
4 octubre, 2018 at 9:12 pm
Cracias al presidente electo Andrés Manuel López obrador Nadie por encima de la ley y hay que entender eso quere decir si debes hay que pagar
Margarita
6 octubre, 2018 at 9:27 am
Cuando era muy pequeña, en los desfiles del 16 de septiembre, muchos aplausos y vivas recibían los bomberos y los soldados. Hoy en día el ejército se he desprestigiado de una forma increíble formando parte de la corrupción de los presidentes. Esto de la fidelidad irrestricta ha sido terrible ¿dónde queda la ética de la persona/soldado ante el cumplimiento de hechos oscuros?
No sería más fácil salir, dar la cara y pedir perdón por tantos atropellos? No sería un ejército más justo y creíble? No sería más reconocido por todos?