Entre 2002 y 2018, durante las administraciones de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se erogaron por lo menos 4 mil 585 millones 613 mil 940 pesos corrientes en alimentos industrializados de poco valor nutricional, según cifras de CompraNet que recuperó el portar Sin Embargo.
Además, desde 2019, los gobiernos estatales y federal han ejercido un mínimo de 1 mil 31 millones 824 mil 35 pesos para comprar productos chatarra o ultraprocesados.
Según la propia información oficial, en los últimos 18 años, los distintos niveles de Gobierno abonaron a la crisis de mala alimentación y obesidad en México, pues con botanas, dulces, galletas, postres y refrescos alimentaron a sus trabajadores y a la propia ciudadanía.
La cifra destinada a este tipo de alimentos equivaldría a unos 6 mil 634 millones 24 mil 304 pesos, es decir, el presupuesto aprobado este año para el programa de Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral.
La información oficial no permite saber con certeza qué Gobierno gastó más en comida chatarra, pero al analizar una muestra de 25 mil 173 contratos, se encontró que los más caros fueron aprobados por el Gobierno de Vicente Fox, seguido por Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.
Contratos, los únicos nutridos
En 2015, el consumo mundial de alimentos procesados fue de 4 mil 867 mil millones de dólares y, para el periodo 2015-2020 se espera que ese consumo aumente a una tasa media de 5.7 por ciento anual. En México, se espera que la tasa anual sea de 5.1 por ciento.
Al analizar la tendencia de consumo a nivel nacional, se encontró que la categoría de productos ultraprocesados y chatarra preferida por parte de los gobiernos estatales y federal en los últimos 18 años fue la de panadería.
El gasto en galletas significó un gasto de 3 mil 166 millones 895 mil 293 pesos a precios constantes de 2020, lo que significó el 47 por ciento del gasto en comida chatarra desde 2002, según la muestra analizada.
A ello, se suman al menos 124 millones 427 mil 886 pesos en pan blanco y dulce.
Algunas de las empresas más beneficiadas ha sido Bimbo, la panificadora más grande del mundo y, durante el periodo mencionado, vendió al menos 239 millones 714 mil 753 pesos en pan blanco y dulce a distintas dependencias de gobierno.
Entre los productos más vendidos están, por ejemplo, las barras de cereal tipo Bran Frut, según los contratos revisados. Se trata de un alimento del cual no se recomienda consumir más de una porción, pues contiene una fuente importante de calorías.
“Se determinó el contenido total de sacarosa, glucosa, fructosa y lactosa debido a que su contenido es alto (hasta un 41 por ciento por barra) y provienen de la adición de azúcar, mieles o jarabes, como el de alta fructosa o de agave u otros ingredientes”, indica una investigación de Profeco.
Por su parte, la Comercializadora Pepsico México fue la empresa con mayores ventas en comida chatarra, al recibir al menos 993 millones 213 mil 407 pesos en productos de marcas como Gamesa, Gatorade y Sabritas.
Además del gasto en panadería, uno de los más elevados fue el relacionado a la compraventa de botanas, dulces y postres por al menos 1 mil 124 millones 163 mil 814 pesos constantes de 2020.
En la lista de productos se incluyen caramelos, chocolates, flanes, gelatinas y pasteles, a distribuidores como Barcel, Bimbo, Canel’s, Fritos Totis, Gamesa, La Costeña, La Moderna, Nestlé, Pepsico, entre otras.
Malas costumbres nutricionales
Varias veces la Secretaría de Salud (SSa) ha señalado a la industria de la comida chatarra por gravar la crisis sanitaria actual, derivada de la pandemia por Covid-19.
Al respecto, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo que durante la década de los 80, las principales enfermedades en los mexicanos eran infecciones de corta duración, pero hoy predominan las enfermedades crónicas, que causan una gran mortalidad, por la mala alimentación.
Gatell agregó que la diabetes -que aumenta el riesgo de muerte por Coronavirus- es culpa de un ambiente nutricional “desarrollado para favorecer los negocios de estos productos y no para favorecer la salud”.
También señaló una importante omisión de las autoridades sanitarias que no han hecho los esfuerzos necesarios para regular dicha situación.
Felipe
11 agosto, 2020 at 10:18 am
Afortunadamente los convenios entre compadrazgos y corrupción, han aminorado pero queda la publicidad engañosa contra la cual hay que educar a la población.