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Crónicas

Crónica de una marcha inmensa y el amor del pueblo a AMLO

Las marchas suelen contarse por el número de personas que asisten. Mil. Dos mil. veinte mil. Cincuenta mil… La marcha de ayer también se debe contar por el tiempo. Y por el amor. Desde la salida de Andrés Manuel López Obrador en el Ángel de la Independencia a su llegada al Zócalo de la Ciudad de México, pasaron seis horas y millones de te quieros.

Una multitud que no tiene final

La marcha, digamos, en un sentido clásico, comenzó en el Ángel. Atrás de ahí venían los contingentes de asociaciones, instituciones y las entidades federativas. Que los de Aguascalientes, que los de Querétaro, que los de Jalisco, que los de Quintana Roo. Eran miles y miles y miles de personas. Yo caminé rumbo al auditorio nacional, y la multitud no tenía final. Metros y metros de gente cantando “Es un honor estar con Obrador”. Metros y metros de gente gritando que estaba ahí porque tenía a un presidente a quién querer.

No es mentira: la cantidad de gente que acudió hoy a la marcha desbordó las calles. Las expectativas. Lo que uno se imaginaba que sería.

¿Cuánta gente fue la que acudió? No hay una cifra precisa porque más de un millón de personas es demasiada gente para contar. Es imposible decir cuánto pueblo había, pero el pueblo que había, lo desbordó todo. Todo.

La indignación

Para la derecha, la oposición, los medios de comunicación y muchos “analistas”, quienes salieron hoy a marchar fueron “acarreados” que “no piensan” y que estuvieron ahí por “una torta y un frutsi”.

Así lo repitieron en mesas de debate en televisión, radio e internet y en cientos de columnas de periódicos. Los que iban a marchar, afirmaron hasta el hartazgo, eran acarreados, o gente que se “beneficiaba” de este gobierno y que era “obligada” a salir a las calles.

Simpatizantes del Presidente AMLO en la marcha. Foto: Rodrigo González/Polemón

Es más, varios líderes de la oposición hasta dijeron que la marcha de hoy sería de los que “viven de los impuestos” y la que se hizo para supuestamente defender al Instituto Nacional Electoral, era de quienes “pagaban impuestos”.

La gente hoy estaba muy indignada por el trato que le dieron los de oposición y los medios, y lo hicieron notar. Todos decían: “no soy acarreado”, y lo decían de muchas maneras.

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Un señor ya entrado en años estaba esperando a que llegara López Obrador al zócalo, y lo hacía desde la sombra que da el Palacio del Ayuntamiento. Llevaba una camisa sin mangas, y se veía que había hecho ejercicio durante muchos años de su vida. Hoy portaba bastón, y platicaba con otro señor, ya también lleno de canas. El de hombros anchos le decía al otro: “yo quiero que vengan acá los de la tele para decirles que yo sí traigo torta, y que yo la pagué, porque quería venir bien alimentado a ver al mejor presidente que hemos tenido”.

La gente, durante la marcha y durante todo el mitin de AMLO se decía entre sí: “mira, acá andamos de acarreados”, y se echaban a reír.

Simpatizantes del Presidente AMLO en la marcha. Foto: Rodrigo González/Polemón

La derecha, y la élite intelectual de este país, tiene una imagen del pueblo como ignorante, como quien no analiza, como quien es fácilmente manipulable y que hace lo que unos cuantos políticos quiere que haga. Y en esta marcha quedó demostrado que esa gente que los intelectuales miran con desprecio, piensa, reflexiona, debate, está informada y se indigna por el racismo, la discriminación y el desprecio.

El pueblo mexicano se manifestó porque es consciente de lo que está viviendo, porque conoce lo que está pasando, y sabe que hay una transformación, y ellos son los protagonistas.

El remolino del amor

La marcha de hoy fue extraña, porque no inició con una vanguardia que llegaba al zócalo sin interrupción. La marcha de hoy tuvo una lógica distinta.

Antes incluso de que iniciara formalmente la marcha a las nueve de la mañana, había gente esperando ver al presidente. Yo llegué a las 7 y a lo largo de Reforma ya había fiesta pro AMLO, especialmente de la gente que había llegado desde muchas partes del país. Y esa gente que estaba esperándolo, ya llenaba las calles. Fue algo que yo jamás he visto.

Por eso el recorrido de Andrés Manuel duró 6 horas, porque a cada paso que daba había una multitud que quería verlo, tomarse una foto con él, saludarlo, gritarle “presidente”, decirle “no estás solo”.

Una multitud esperaba en cada metro a AMLO. Y verlo era una tarea complicada, que podría bien ser llamada “remolino de amor”. Y así era: uno se acercaba al lugar donde parecía que iba AMLO, y esperaba. Y entonces, alguien decía: “ya viene”, y otro mencionaba, “no, no, es Ebrard, no AMLO”. Y así podía uno estar cinco, o diez, o veinte minutos. Y es que el paso de AMLO era lento, porque la gente que lo esperaba era multitud.

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Cuando se acercaba, uno en realidad lo sentía. Y es que las personas que querían verlo, se acercaban y de repente, en lugar de cincuenta, éramos como 500, o como mil, y todos tenían un mismo objetivo: mirar al presidente o aunque sea sacarle una foto o un video.

Pero no era fácil: los aventones eran muchos, y uno terminaba como sardina, y aunque se pusiera de puntitas uno o alzara el celular para captar al presidente, muchos no lo lograban. Y había empujones y personas que decían: “dejen por favor pasar al presidente”.

Esto se repetía a cada metro. Y entonces, la marcha en realidad caminaba por una multitud de gente. Y AMLO, a cada sonrisa respondía con sonrisa y lanzaba apretones de manos y abrazos.

Yo nunca había visto a un presidente tan querido por la gente. La marcha de hoy fue un remolino de amor: una unión estrecha entre el líder y el pueblo.

Caminar una cuadra de Paseo de la Reforma puede demorar dos o tres minutos. AMLO se tardaba en ello 20 o 30. Y es que la gente le decía: te queremos. Y como era tanta gente diciéndole tantos te queremos, él no podía dejar de recibirlos con alegría y tenía que detener su paso.

Marchandise AMLO

En la marcha se vendían muñecos de AMLO. Llaveros de AMLO. Camisas de AMLO. Fotos de AMLO. Pósters de AMLO. Juguetes de AMLO. Tazas de AMLO. Libros de AMLO. Películas de AMLO. Chalecos que hacen referencia al partido que fundó AMLO. Calendarios de AMLO. Mangas de AMLO. Banderas de AMLO.

La variedad en la vendimia con temáticas de AMLO es de verdad inmensa. Hay muchos puestos con mercancía que hacen referencia al presidente. Y la gente gasta dinero en adquirir los objetos. Un muñeco de AMLO con la banda presidencial valía entre 130 y 250 pesos. Lo mismo el muñeco de AMLO con chaleco de Morena.
Y

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o vi a mujeres, a hombres, a niños y niñas muy felices con sus muñecos de AMLO. Mostrándolos. Presumiéndolos.

Es extraño que esto suceda con un político, en un país donde los políticos, durante años, fueron blanco de ataques y motivo de indignación popular. Nadie hubiera pensado que hacer un muñeco de Calderón o de Peña Nieto sería negocio. Nadie lo hubiera comprado. O quizás sí, pero para quemarlos. Con Andrés Manuel es completamente distinto: la gente lo venera, y quiere tener a un presidente en su casa, en el formato que sea, pero ahí, cerquita.

Ese amor del pueblo a AMLO que se vivió en la marcha, y que se notó por el alto número de objetos que se vendieron del presidente, es algo que la derecha, los analistas y los opositores en general o no comprenden o no quieren comprender.

El pueblo quiere a su presidente. Así de simple. Y así de potente.

Relección

El zócalo lleno tiene un sonido muy particular: el sonido de la multitud en la plaza más grande de todo el país. Pero el zócalo hoy también tiene otro sonido: el del zócalo desbordado. Y es que hay un eco que proviene de las calles adyacentes. De 20 de Noviembre, de Madero, de Pino Suárez. Sí, de toda la gente que sigue llegando al zócalo a pesar de que AMLO ya está hablando en el templete. Su eco se escucha: viene de lejos.

Simpatizantes del Presidente AMLO en la marcha. Foto: Rodrigo González/Polemón

Y es que si AMLO duró 6 horas en la marcha, la marcha duró más de 6 horas.

Un “analista” de redes que vive hoy en un país nórdico, afirmó que “iban 3 horas” y AMLO no podía llenar el zócalo. Lo que es no estar ahí y no saber qué sucede. Una parte de la plancha del Zócalo no estaba tan llena porque había sol, porque la gente esperaba en la sombra de Palacio del Ayuntamiento, y porque muchos contingentes ni siquiera habían arribado al zócalo (muchísimos no pudieron ingresar).

El caso es que hubo mucha gente que no marchó, y que se fue directo al zócalo. Éste estaba a la mitad de su capacidad apenas a las 9:30, cuando la marcha apenas comenzaba. Y la espera fue larga. Muchos se sentaban. Unos más se acostaban. Algunos compraban aguas o elotes o tortas o tacos.

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Simpatizantes del Presidente AMLO en la marcha. Foto: Rodrigo González/Polemón

Cuando llegó AMLO, con seis horas de espera, la gente, en lugar de cansada o fastidiada, se veía emocionada. Estaba feliz de que por fin hubiera llegado su presidente. Y se lo hizo notar: cuando AMLO comenzó a hablar, la multitud gritó: “reelección, reelección, reelección”, y no se callaba la gritería con esa sola palabra, y AMLO paró todo en seco con un “Sufragio efectivo, no reelección”. Hubo algunos que siguieron gritando la palabra, pero se desvaneció. Una señora al lado mío le dijo a otra: “pues lo intentamos”.

Es claro que, si AMLO se reeligiera, ganaría las elecciones abrumadoramente. Pero él lo ha repetido miles de veces: es maderista, y jamás optaría ni por la reelección ni por estar detrás del poder, dominando a su sucesor.

Pero quedó claro que el pueblo no quiere que se vaya cuando termine su mandato.

El discurso

Uno pensaría que después de seis horas de caminar entre la multitud, AMLO llegaría cansado. Pues no. Llegó con el rostro rojizo por el sol que quemaba, pero no cansado. Cuando inició su discurso, adelantó que se tardaría “algunos minutos”. Y así fue: duró prácticamente dos horas.

Fue un recuento de logros con una claridad apabullante, con cifras, con explicaciones, con contexto. La gente, en la plancha del zócalo, lo miraba con atención. Muchos aplaudían, otros reflexionaban, unos más se indignaban, como el señor que, cuando anunció lo que se había ahorrado en el sexenio, le dijo a su esposa “Mira todo lo que se robaban esos cabrones”.

Unos tomaban sus teléfonos celulares y marcaban a otras personas para contarles sus impresiones, como el señor que, a medio mitin, le dice a quien le contesta en el teléfono, casi con lágrimas en los ojos: “no te imaginas cómo lo quieren”.

Una señora le dijo a su hija de como 10 años de edad: “ponga atención mija para que se lo explique a sus compañeros”.

La gente aprende con AMLO, entiende con AMLO, conoce historia y política con AMLO. No sólo es el líder, es quien muestra lo que sucede, es como un maestro al cual hay que ponerle atención. El zócalo está lleno, y en cada persona ahí presente, hay interés genuino por lo que menciona Andrés Manuel. Se nota en las reacciones.

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Es tanta gente tan atenta a un discurso, que uno de verdad no puede nada más que impresionarse.

Humanismo mexicano

Andrés Manuel concluyó su discurso con una reflexión sobre lo que significa su gobierno. Lo nombró como “humanismo mexicano”.

Lo que está sucediendo en México es algo excepcional. Tenemos un líder que logró vencer a una élite rapaz que tenía instituciones establecidas para que sólo esa élite ganara. Cuando venció, logró mover para el pueblo a una estructura que se constituyó para sólo beneficiar a unos cuantos.

Los logros de AMLO han sido muchos, pero hay algo que es importante mencionar: uno de los más grandes logros es haber despertado al pueblo. Haberlo interesado por lo que vive, haberlo politizado, concientizado. Hoy el pueblo debate y se indigna porque le dicen acarreado y se levanta y marcha y grita “es un honor estar con Obrador”.

Hay un pueblo que ha cambiado mucho, y eso que AMLO llama “humanismo mexicano” es posible por el pueblo. Ese pueblo que hoy le gritó a su presidente, llenando la plancha del zócalo de amor, el clásico “no estás solo”.

Fue hermoso. Y quienes estuvieron ahí, saben que no miento ni una coma.

Simpatizantes del Presidente AMLO en la marcha. Foto: Rodrigo González/Polemón

La gente se dispersa. Queda en la memoria la marcha. Hay alegría. Y también un poco de tristeza: ¿habrá otra marcha de AMLO? ¿Volveremos a salir a la calle y él nos encabezará?

Lo que queda claro es que el amor del pueblo a Andrés Manuel, y de Andrés Manuel al pueblo, es algo que cuesta describir en palabras, sin embargo, se siente de inmediato.

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Jorge Gómez Naredo
Escrito por

Profesor en universidad pública. Fundador, junto con Jaime Avilés y César Huerta, de la Revista Polemón.

5 Comentarios

5 Comentarios

  1. Avatar

    Israel Jarquín

    27 noviembre, 2022 at 11:41 pm

    Excelente crónica, gracias Polemon, gracias a quienes estuvieron en el evento. Unos en apoyo al presidente, otros en el oficio de informar al pueblo. Ese evento no se olvidará nunca, principalmente a los que estuvieron en el lugar, que orgullo…!!!

  2. Avatar

    Laura Ulloa

    28 noviembre, 2022 at 4:03 am

    Gran reseña. Gracias Polemón y gracias Jorge Gómez Naredo. Yo no tuve oportunidad de asistir a la marcha porque vivo en el interior sin embargo, lo que vi en Redes Sociales me hizo vivirla como si ahí hubiera estado, sentí la misma alegría y hasta lloré por momentos emocionada por tanta alegría y amor del pueblo a nuestro presidente. Fue sin duda la madre de todas las marchas y un mensaje muy claro a Morena de que NO debe despegarse del PUEBLO, no debe desoír al PUEBLO si acaso buscan como objetivo la continuidad de la 4T.

  3. Avatar

    Hugo Luis Hernandez Ahuja

    28 noviembre, 2022 at 3:40 pm

    ¡MUY EMOTIVA! Como bien mencionas, Yo nunca esperé (dado el historial de corrupción de nuestro país) ver a la democracia en acción, hasta que el pueblo verdadero (y no la cúpula del poder) eligió a AMLO. Nunca imaginé, ni de chiste, que UN POLÍIIITICO pudiera ser verdaderamente querido, verdaderamente amado por su pueblo. Resulta realmente emocionante ver las tantas y variadas muestras de afecto para con nuestro presidente. Con todo y esto, todavía le siguen buscando lados oscuros a los involucrados en ese amor: al presidente y al pueblo. La oposición aún no se convence de la buena voluntad de ambos: del servidor publico y de a los que hay que servir, que lo único que esperan del primero es… que sirva a la nación y no a intereses particulares. ESPERANDO QUE LA TRANSFORMACIÓN CONTINUE, bien pudiera uno morir tranquilo porque nos tocó ver LA DEMOCRACIA VERDADERA, vivir la transformación, pero no, QUEREMOS VIVIR PARA SEGUIR VIENDO MAS DE ELLA, POR EL BIEN DEL PUEBLO, POR EL BIEN DE LA NACIÓN.

  4. Avatar

    Esmeralda Vázquez Osorno

    28 noviembre, 2022 at 3:59 pm

    Bien tocados los puntos centrales de la marcha de apoyo a la 4T, gracias Polemón, felicidades Jorge.

  5. Avatar

    fernandomorfintapia

    29 noviembre, 2022 at 12:09 pm

    Polemón es un medio vendido y servil de Andrés López. La marcha de los acarreados que costó un dineral que sale del erario público para mitigar el ego enardecido de la cosa infame que tenemos como presidente. Una basura los dos.

  6. Avatar

    El dinero del erario ahora se gasta en el pueblo.. Ya no se lo roban los políticos y empresarios depredadores.

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