Poco se ha conocido de la vida de Genaro García Luna antes de convertirse en funcionario de dependencias de seguridad, a partir de 1989.
Tras investigar al respecto, el periodista Francisco Cruz Jiménez encontró que García Luna comenzó a trabajar como espía a la edad de 11 años. Sobre ello escribió en su libro “García Luna, el señor de la muerte” (Planeta, 2020)
A mediados de los años 60, la familia, conformada por sus padres Juan Nicolás García y Consuelo Luna, huyó de Michoacán por motivos que se desconocen. En ese estado nació Genaro, en 1968, aunque fue registrado en el entonces Distrito Federal un año posterior.
El periodista reveló que recorrió las calles de la colonia Romero Rubio, en la Ciudad de México, para platicar con ex compañeros de escuela, comerciantes y vecinos que conocieron a García Luna en su juventud. Además accedió a documentos inéditos y platicó con agentes de inteligencia.
Según Cruz Jiménez, antes de ingresar a la Secundaria General 70 Mahatma Gandhi, el ex secretario de Seguridad del Gobierno de Felipe Calderón fue reclutado como informante por elementos del extinto Servicio Secreto mexicano.
Su trabajo consistía en identificar a comerciantes ricos para ofrecer esa información a los agentes, quienes asaltaban y extorsionaban a las personas.
Además, el también escritor encontró que el gran golpe del ex funcionario tuvo lugar el 25 de diciembre de 1987, una época en la que ya había forjado una pequeña carrera como “madrina” con agentes de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD).
Según la Averiguación Previa y el testimonio de la víctima, el robo fue por 250,000,000 de pesos de aquélla época y varias piezas de joyería fina.
Al respecto, Consuelo Luna prometió al comerciante que testificaría contra su hijo, sin embargo, se retractó por persuasión de su esposo y el abogado, pues eso refundiría a Genaro en la cárcel, pues ya tenía 19 años.
En dicho documento -relata el periodista- aparece el nombre de Antonio Chávez, alias el “Moco” o “Soldado”, participante del delito quien no pudo ser borrado del expediente a pesar de las amenazas de los agentes que protegieron a García Luna para que su nombre no apareciera.
Chávez estaba casado con una de las tres hermanas de García Luna.
“Esa averiguación previa no existe, pero yo tengo una copia, porque en este país alguien guarda algo, los secretos no son para siempre, tú puedes desaparecer algo y dentro de 10 años va a aparecer algo (…) Lo que no pudieron sacar, y eso viene clarito en los anexos, es el nombre de Antonio Chávez, el cuñado. Y tampoco pudieron sacar que la banda, después de dar el golpe, primero que salió de esa casa (de la familia García Luna) y tampoco pudieron sacar que en esa casa se refugiaron”, relató Francisco Cruz.
Posteriormente, García Luna estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco y, en 1989 había presentado exámenes de ingreso a la Policía Federal, pero no los acreditó.
Aún así, fue invitado a integrarse al hoy extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), creado en 1989 por Jorge Carrillo Osea y Jorge Tello Peón, quien avaló a García Luna para ocupar la Secretaría de Seguridad del Gobierno de Calderón, en 2006.
“Puede ser un hombre violento, puede ser un cínico, pero hay que reconocer que es un hombre muy metódico, muy estudioso. Es un hombre estudioso y los agentes que lo reclutaron, que ya habían estado insertos en la PGR, en la Procuraduría Judicial, conocieron su potencial, por eso su llegada al Cien no es una casualidad”, explicó el periodista.
El resto de su carrera y el ascenso de ésta ya ha sido más público y documentado. Después del Cisen estuvo en la Policía Federal Preventiva (PFP), la Agencia Federal de Investigación y la Secretaría de Seguridad.
En su libro, Francisco Cruz revela los primeros seis colaboradores de García Luna: Mario Barriga Santana, Joel García, Benito Roa Lara, Marco Antonio Novella Juárez, Víctor Gerardo Garay Cadena, Édgar Eusebio Millán Cadena (con quien hizo el examen a la PJF y también reprobó y, luego, fue asesinado en 2008).
Genaro García Luna con el ex presidente Felipe Calderón. Foto: Cuartoscuro.
Luego se sumarían Édgar Enrique Bayardo del Billar (informante de la DEA y enlace con los cárteles, asesinado en 2009), Iván Reyes Arzate, Armando Espinosa de Benito, Facundo Rosas Rosas, Maribel Cervantes Guerrero, Linda Cristina Pérez Gálvez, Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García.
El periodista también escribe que García Luna pasó del gobierno priísta en el que se formó al panista donde se consolidó porque supo usar a su favor los expedientes secretos del poder político.
Su paso por varias dependencias de Seguridad e Inteligencia lo acercó a la información más sucia de funcionarios, misma que usó para asegurar su posición y que, luego, le permitió permanecer en el servicio público, mientras afianzaba sus vínculos con el crimen organizado.
Cruz contempla que durante su carrera, García Luna tuvo la amplia oportunidad de borrar su pasado y construir un curriculum meteórico.
Además, el libro detalla que Joaquín “El Chapo” Guzmán llamaba a García Luna “El Topo” por su capacidad de escarbar en lo sucio y en lo oscuro.
García Luna fue arrestado en diciembre pasado en Texas, Estados Unidos, acusado de usar su puesto para favorecer al Cártel de Sinaloa desde 2001 a cambio de millonarios sobornos.
El miércoles pasado tuvo su cuarta audiencia ante el mismo juez que juzgó al Chapo, Brian Cogan, en la Corte Federal de Brooklyn, Nueva York. Ahí, García Luna se declaró no culpable de los cinco cargos que se le imputan.
