Vacíos en la democracia mexicana: el caso Ciro Murayama

En esta columna queremos compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la coyuntura política en la cual se encuentra la consulta por la revocación del mandato y el papel del INE y de sus consejeros en ella.

Para ello nos hemos recargado en las declaraciones de uno de sus consejeros estrellas, uno que se sienta con la misma comodidad en sesiones de consejo que en las entrevistas con Brozo: Ciro Murayama.

La portada del periódico La Jornada del 8 de abril colocó entre sus principales columnas el siguiente titulo: Amaga el INE con que se anule el ejercicio de revocación. En esta nota se cita al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, afirmando que se han violado de manera “sistemática, dolosa, descarada e impune” las reglas de la revocación de mandato. Bueno, como dice la canción de los Cadetes de Linares, “Aquí no hay novedad”.

Durante estos tres primeros años de gobierno se rompieron los acuerdos de impunidad y de privilegios que se había forjado entre los anteriores sexenios y el INE. Ahora se cuestionan los salarios, los privilegios, pero sobre todo el marco restrictivo al cual ciñen nuestra democracia, al limitarla a un modelo de democracia representativa que no ha sido capaz de establecer controles reales al ejercicio de gobierno por parte del pueblo. Estos cuestionamientos se presentaron durante los primeros tres años, y el segundo forma parte del debate público de estos últimos meses.

La primera pregunta que haríamos es muy sencilla ¿los consejeros del INE consideran que es responsabilidad del instituto la promoción y formación cívica de la ciudadanía para los procesos democráticos que se les han mandatado llevar a cabo por el pueblo? La respuesta es NO, o al menos no todos. Tomemos el caso de Ciro Murayama, consejero del Instituto. En su entrevista con Brozo en Latinus declaró lo siguiente con relación a la consulta de la revocación de mandato:

“Nuestra responsabilidad es poner la mesa para el banquete. ¿Cuántos invitados lleguen? Tiene que ver con la capacidad de convocatoria de los novios”.

O sea que si no llega nadie a ellos les da igual, pues ya estaban las casillas puestas con gente para recibir y contar los votos, con lo cual ellos ya justifican su aporte a la democracia. Incluso el consejero, en esta entrevista en donde nunca cuestionó o se distanció de las conclusiones facciosas de Brozo acerca del presidente, decidió sincerarse con nosotros, abrir su corazón para confesarnos lo siguiente:

 “Este ejercicio [revocación de mandato] … a mí lo que me incomoda, es que en vez de estar produciendo civilización y convivencia pacifica, coexistencia en cierta armonía, está sembrando el odio en la sociedad…”

Hace referencia a algo que millones de mexicanas y mexicanos ya habíamos identificado: la falta de compromiso del instituto para promover e impulsar este ejercicio democrático. ¿Otro ejemplo? Más adelante el consejero decide enfatizar que la Constitución acompaña y justifica la posición de aquellas personas que no quieren participar, dándole a la abstención un lugar al menos igual de importante que el hecho de votar o ir a anular el voto.

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Impresionante la manera en que funcionarios públicos, que reciben un sueldazo para promover y garantizar la democracia, recorren el país y los programas de la farándula para desincentivar la participación.

Esta posición no es nueva, tienen meses desarrollándola, sólo que cambian los argumentos en función de la coyuntura. Ya en un artículo del 23 de noviembre del año pasado, mientras él declaraba que el INE haría todo lo necesario para que la revocación de mandato se realizará, afirmaba también que

“Si la revocación se toma en serio, su posible consecuencia directa, la interrupción de un mandato, puede tener efectos serios sobre la estabilidad política, económica y social del país”.

Así las cosas. En el fondo lo que se sostiene es que debemos mantener a los gobernantes aunque no cumplan con los compromisos que hicieron con el pueblo. ¿Acaso no genera más inestabilidad política el mantener a gobiernos que no cuentan con el apoyo popular? ¿gobiernos que decidan aumentar impuestos al pueblo mientras se los condonan al gran capital? ¿sostener a gobernantes que tienen como secretarios de seguridad a delincuentes aliados con el narcotráfico? ¿O que encubren asesinatos de estudiantes?

Los consejeros del INE, por acción u omisión, le han demostrado al pueblo que tienen prioridades ideológicas y posicionamientos democráticos distintos. Es natural que ellos, que se consolidaron como un espacio de poder durante el esplendor de la tecnocracia neoliberal, ahora no entiendan, les cueste trabajo y bloqueen los ejercicios de democracia participativa que se quieren impulsar. Si los mecanismos son perfectibles, que se perfeccionen, pero que no los cancelen. Que no nos vengan con el chipotle… que por cierto ¿Dónde anda?