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Opinión

Salvador Cienfuegos y la confianza en la 4T

Vivimos tiempos de enormes transformaciones. Una de las más grandes corresponde a la Ciudadanía que de pronto despertó de un prolongado letargo. La recién estrenada “oposición” al nuevo gobierno empezó a sentir necesidad de “contrapesos”. Y en esa necesidad confundieron Oposición con “obstáculo”.

El Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador,  todavía no asumía como tal, esto es, aún no tomaba protesta ante el Congreso de la Unión, cuando los grupos contrarios a su mandato ya exigían su renuncia. Pasaban de la protesta al ridículo antes de que siquiera iniciara el sexenio.

La ciudadanía en México ha aumentado su participación y conocimiento de la Política, al menos desde la imposición de Carlos Salinas en 1988. Desde entonces –y ya con la implantación del neoliberalismo como modelo económico–, hemos crecido en madurez como sociedad agraviada por el sistema económico que enriqueció a unos cuantos en detrimento de una mayoría que no había encontrado cómo articular una respuesta ante la violencia que supone la explotación del neoliberalismo.

Paradójicamente, el modelo neoliberal implantado desde los Estados Unidos en México, fue como el huevo de la serpiente: los nuevos desposeídos emigraron al país vecino para tratar de resolver sus carencias económicas propias del nuevo modelo económico. Es decir, los estadounidenses crearon en México la migración que desde entonces han intentado detener.

La simbiosis entre las economías es tal que ni Estados Unidos puede prescindir de la mano de obra mexicana, ni México puede privarse de los miles de millones de dólares de remesas que nuestros paisanos envían año con año.

No sólo eso, nuestra integración es tal que aparte de las remesas, en México dependemos de la derrama económica del turismo estadounidense. Es también nuestro principal comprador de petróleo y hasta de aguacates como se ha comprobado año con año de manera más vistosa en cada Súper Tazón. De la misma manera, se estima que hasta el tráfico de estupefacientes –con su larga cauda de sangre– deja una derrama de varios miles de millones de dólares al año.

En esas condiciones, la relación bilateral debe de ser más que óptima.

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En nuestro país, después de la dictadura del PRI y una supuesta alternancia encabezada por Vicente Fox y Felipe Calderón, así como el más que corrupto sexenio de Enrique Peña Nieto, hemos transitado por todos los estados anímicos posibles. Hemos ido de la desesperanza de no poder sacar al PRI de Los Pinos a la desilusión del gobierno de Fox. De la inseguridad, desesperación, enojo y contrariedad del espuriato de Felipe Calderón a la incredulidad, pifias y desaciertos de un tonto como Enrique Peña Nieto. Evidentemente la desconfianza, el “sospechosismo” y todas las teorías de la conspiración habidas y por haber se han instalado entre nosotros.

La desconfianza en los políticos mexicanos es un hecho innegable.

Es en ese contexto de desconfianza extrema que se da el arresto y posterior liberación del general Salvador Cienfuegos, otrora Secretario de la Defensa. Para todos nosotros, la situación ha sido –por decir lo menos– extraña.

La relación bilateral, que insisto, debe de ser óptima para ambos países, ha sufrido un quiebre en este caso. El tema es lo suficientemente delicado y lleno de sutilezas diplomáticas que escapan a cualquiera que –como yo– no sea especialista en temas propios de internacionalistas.

En México, durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se han cuidado en extremo las formas de hacer política, especialmente política internacional y particularmente la que tiene que ver con nuestros vecinos del norte.

La detención y posterior liberación del general Cienfuegos me llena –como a muchos– de suspicacias, dudas, temores y preocupaciones. Sin embargo, y tengo que decirlo, sigo dándole al presidente Andrés Manuel López Obrador, al canciller Marcelo Ebrard y al fiscal Alejandro Gertz Manero mi voto de confianza.

Este Proyecto de Nación por el que voté y que me representa, es un proyecto de Libertad, Convicciones, Esperanza, Ánimo y Lealtad. Confío en que México continuará ejerciendo el Poder de manera Digna, Autónoma, con Lealtad a los principios por los que votamos, y que seguirá viendo siempre por el bienestar de los mexicanos de ambos lados de la frontera.

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Insisto, finalmente, en que la relación con el país vecino debe de ser óptima en todo momento. Espero que se pueda superar este diferendo diplomático de la mejor manera para ambos países. De la misma forma esperaré que la investigación que se efectué contra Salvador Cienfuegos sea más que amplia y que en caso de hallársele culpable de los delitos de los que se le acusan sea llevado a prisión y se haga Justicia.

Espero que el fiscal recuerde en todo momento que “justicia que llega tarde, no es justicia”.

Hoy por hoy sigo extendiendo un voto de confianza por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

A manera de colofón: Quiero felicitar a Jorge Gómez Naredo, Director de Polemón, por su nombramiento como Coordinador del Periódico Regeneración. Desde esta trinchera le deseo el mayor de los éxitos. Va para ti, un abrazo fraternal y combativo.

Alejandro Cardiel Sánchez

Estudió Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Cuenta con estudios en Marketing Político Electoral y Minería de Datos. Colaborador en el Podcast semanal de Radio Chairo.

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