Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
Están asustados. Muy asustados. Para el PRI, y en realidad también para el PAN (que son diferentes pero que en realidad son lo mismo), que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) gane las elecciones en el Estado de México, sería un golpe fuerte. De nocaut. Para tirar a cualquier a la lona.
El Edomex tiene el padrón electoral más grande de todo el país: poco más de once millones y medio de personas en edad de votar. Por eso, siempre ha sido la entidad más querida, cuidada y vigilada en cuestiones electorales por el PRI. Además, ahí nació, se desarrolló y se consolidó el grupo Atlacomulco, de donde salió Enrique Peña Nieto.
El Estado de México nunca ha sido gobernado por un partido que no sea el PRI. Cada seis años cambia el mono, pero no el grupo gobernante. Hoy, a dos días de las elecciones, el candidato del tricolor aparece en segundo lugar en casi todas las encuestas. Y eso los llena de miedo, los pone histéricos. Se saben perdidos, y por eso son más peligrosos y dados a la violencia.
Ahora bien, qué significaría que Morena gane en el Estado de México y qué impactos tendría para el PAN, el PRI y el PRD. Aquí algunas cuestiones:
a) La cloaca que se abre. El PRI ha manejado a su antojo las fianzas del Estado de México durante más de setenta años. Y lo ha hacho bajo la premisa del enriquecimiento personal de los gobernantes en turno. Los actos de corrupción han sido enormes. Al amparo de la corrupción, han surgido grandes fortunas, no solamente de los gobernadores, alcaldes, diputados y senadores, sino de empresarios que han hecho negocios ilegales con los funcionarios en turno.
Un triunfo de Morena significaría que esa cloaca, que apesta a pudrición, se desatape. Eso sería un duro golpe para la clase política priísta mexiquense, y también para empresarios que se han aprovechado de la corrupción en dicha entidad.
b) Enrique Peña Nieto, el perdedor del Edomex. El PRI, a pesar de perder dos elecciones presidenciales seguidas (en 2000 y en 2006), nunca se ha dejado ganar el Estado de México. Ha sido su bastión. En tiempo de “vacas flacas” para el priísimo, dicha entidad significó una fuente de recursos, un lugar apacible para que el PRI lamiera sus heridas y se fortaleciera al amparo del manejo ilegal de grandes sumas de recursos.
Perder el Estado de México sería un gran golpe a tantos años de corrupción, y sería un clavo más al ataúd político de Enrique Peña Nieto y del grupo Atlacomulco.
c) AMLO, imbatible. Hoy por hoy, Andrés Manuel López Obrador es el político con más simpatías en México. No es raro. Es en realidad muy entendible. Desde 2000, los mexicanos han pensado en un cambio verdadero, en una mejora sustancial a sus condiciones de vida. Pero la realidad se ha vuelto, muy al contrario de lo que pensaban en 2000, más atroz.
La esperanza puesta en Vicente Fox se transformó rápido. El PAN mostró que era un partido, además de conservador, inepto. Felipe Calderón, que se robó la presidencia en 2006, dejó al país en una masacre cotidiana que hoy no acaba: miles de asesinatos, desaparecidos, lágrimas, pobrezas.
Con Enrique Peña Nieto, la carnicería continuó, y se agravó una crisis económica que venía desde Vicente Fox. Esto hace que AMLO sea una opción, y esto hace también que los ataques hacia él, que surtían mucho efecto en 2006 y en 2012, hoy parezcan balas que no van a ningún lado. López Obrador está prácticamente blindado, y un triunfo en el Estado de México lo pondría prácticamente en la presidencia de la República, pase lo pase, digan lo que digan los del PRI el PAN y el PRD.
d) La caída del PAN en Edomex y su pactado renacimiento a nivel nacional. Durante los últimos dos años, el PRI, el PAN y el PRD llegaron a un acuerdo que los beneficiaba a los tres, el cual implicaba el siguiente reparto:
1) El PRI debía mantener, a toda costa, el Edomex
2) El PRI y el PRD le dejaría la puerta abierta al PAN para ganar la presidencia de la República
3) El PRD intentaría, con apoyo del PAN y el PRI, mantener la ciudad de México.
Por eso, desde hace dos años, las encuestas mañosamente han colocado a Margarita Zavala y a Ricardo Anaya como candidatos viables para competir con López Obrador. Por eso el PAN puso a Josefina Vázquez Mota, un cadáver político, como candidata del Edomex. Por eso, el PRD le dijo a su candidato en dicha entidad que se le fuera con todo el odio posible a Delfina Gómez.
Su estrategia ha sido clara. Sin embargo, el acuerdo no contempló que Morena se transformaría, en unos cuantos meses, en una fuerza política fortísima, y que encontrara a una candidata al Edomex que hiciera temblar a todos.
Así pues, el acuerdo entre estas tres fuerzas políticas se desmoronará abruptamente con un triunfo de Morena en el Estado de México. Eso presagiaría, desde ya, una desastrosa derrota del PAN, el PRI y el PRD en la contienda presidencial del próximo año.
La elección en el Estado de México definirá de forma contundente el devenir del país en los próximos años. Si gana Delfina Gómez, que es muy probable y todo parece indicar que así será, el PRI, el PAN y el PRD se tendrá que unir para establecer aunque sea un poco de batalla a AMLO en 2018, y eso los evidenciaría aún más.
Ahora bien, si el PRI y sus aliados operan un fraude enorme en el Estado, judicializan el proceso y las instituciones electorales, tan dadas a la corrupción, le dan el triunfo a Alfredo del Mazo, ello le daría un mínimo escudo al PRI, pero éste no le alcanzaría para hacerle frente a AMLO en 2018.
Sí, Morena gana, aunque pierda el Estado de México. Pero todo indica que no lo perderá, y que se abrirá una luz de esperanza para los ciudadanos de esa entidad que ha sido tan maltratada y empobrecida por los gobiernos emanados del PRI.
Noé Pacheco Mendoza
5 junio, 2017 at 12:45 am
No tiene importancia lo que pierdan el PRI el PAN y el PRD. El país estará mejor sin ellos. Son sólo parte de una farsa electoral engaña bobos.