Me topé el domingo con un video de Javier Lozano, el priísta que fue del PAN y después regresó al PRI, y que siempre ha sido un agresor, un impresentable.
Con su característico tono petulante y un discurso (típico en él) lleno de insultos, dijo que la 4T está “llamándole a las cosas” por otro nombre. Mencionó en un video en sus redes sociales: “ya no quieren llamarle caída, sino resistencia; no fue Conquista, es resistencia según ellos. Como ya no es el árbol de la noche triste, sino el árbol de la victoria. Esta punta de acomplejados piensa que, cambiando los nombres, cambia la historia, cambia nuestra esencia, cambia nuestro ser”.
El video lo hizo con la maqueta del Templo Mayor de fondo, a la cual le llamó “esta madre”.
No sólo es él, por supuesto, quien ha atacado la conmemoración que se está haciendo de la batalla de Tenochtitlan que desembocó en la victoria de miles de indígenas contrarios a los mexicas y de un pequeñísimo puñado de españoles.
Durante años, se miró la caída de Tenochtitlan como la Conquista de México, y se vio como la hazaña de unos cuantos españoles heroicos, encabezados por un genio militar: Hernán Cortés. Pero la historia es muy distinta: quienes lograron el derrumbe de Tenochtitlan fueron los pueblos cercanos a los mexicas, no sólo los tlaxcaltecas. Y lo que podríamos llamar “conquista”, fue un proceso muy largo y lento lleno de violencia, vejaciones, muerte e injusticias.
Que hoy, a 500 años de la batalla por Tenochtitlan, el gobierno de México busque reivindicar la resistencia indígena de más de 500 años, vía la reivindicación de Tenochtitlan, es una muestra de lo distinto que es este gobierno a los anteriores.
Pero la derecha estalla ante eso. Parecería que le molesta mucho que se piensa en Hernán Cortés no como un genio militar, educado, valiente y guapo, sino como un asesino ambicioso. Y las reacciones han sido muy claras al respecto: todo lo que huela a reivindicación, es atacado.
El show que hicieron criticando a la maqueta (una maqueta que fue construida, cosas de la vida, por la iniciativa privada) es de antología: ataques tras ataques tras ataques.
¿Por qué les molesta tanto que se piense en Tenochtitlan? ¿Por qué les molesta tanto que se busque establecer una discusión sobre nuestra historia? ¿Por qué afirman que la historia no debe estar a debate si es parte de la historia misma tener debate?
La respuesta no la tengo, pero sí una hipótesis: les molesta que esté en el debate la reinterpretación de nuestro pasado. Y es que, a ellos, a los de derecha, la historia contada por el valiente Hernán Cortés que, con unos cuantos hombres, logró derrotar a un gran imperio, es la historia que les gusta porque es la historia de la élite que borra al pueblo (al que fue vencido en la batalla de Tenochtitlan y al que era aliado y fue vencedor).
La derecha sabe que la historia moviliza. La historia educa. La historia despierta. Y eso, para ellos, es inadmisible. Quieren una democracia donde ellos manden y decidan, y las mayorías callen y solo voten cada 3 o 6 años.
Por eso su desprecio hacia la reivindicación de Tenochtitlan. Y su odio hacia la conciencia del pueblo que, a partir de su historia, se moviliza. Se concientiza. Se libera.
Horacio
13 agosto, 2021 at 3:34 pm
Problema de la nueva españa, aca no nos afecta en Nueva Galicia.
Edelmiro
16 agosto, 2021 at 6:55 pm
La ultraderecha en México y en el mundo entero, lucra con la historia a modo. Para ellos la verdad no es importante, y cuanto más se pueda maquillar, mayor fuente de ganancia para ellos. No solo es asunto ideológico, también económico.
“La verdad os hará libres” cobra mayor relevancia frente a los fariceos del mundo moderno.
Daniel Cazares Beltran
19 agosto, 2021 at 6:24 pm
Efectivamente a la derecha no le interesa que la población conozca de Historia, pero lo que más aborrecen es que López Obrador intente fortalecer el nacionalismo y además de esta manera incrementar su popularidad. Les duele que apunte sus ataques sobre España, país tan beneficiado por los gobiernos mexicanos en las últimas décadas. Así es esta oposición que increíblemente se indigna por replicar un Templo Mayor de tabla-roca.