Me parece increíble que haya gente que quiera votar por la alianza del PRIANRD. Entiendo que las élites voten por ellos, claro; que las clases altas, siempre tan favorecidas por esos partidos, estén de ese lado de la balanza, pero el voto de ese sector no explica los números que marcan las encuestas.
Las élites son pequeñas por su misma naturaleza, y las clases altas también. Le tienen tanto desdén al pueblo, a la gente que vive al día y que batalla para llevarse el pan a la boca, que no les importan los avances en materia de desigualdad social, o de plano los niegan. Dicen que no los ha habido, que las políticas de este gobierno no le convienen ni a las clases más bajas, sin de veras analizar lo que se está haciendo. Es una manera de limpiar su consciencia al verse identificados con los viejos partidos vende patrias.
Otra es su defensa de las energías limpias, esos falsos neo-ambientalistas que usan esa bandera sólo como ataque, sin saber de lo que están hablando, o pretendiendo que no saben de lo que están hablando. Es un tema largo y complejo: para quien no haya acabado de comprender por qué es importante la refinería de Dos Bocas y la petroquímica en general, recomiendo las varias cátedras que ha dado sobre el tema Ángel Balderas Puga, disponibles en YouTube. Después de escucharlo a él, y a muchos otros, quien no lo entiende es porque no quiere.
También hay quien afirma que el PRI está en Morena. Esa es otra de sus triquiñuelas para justificar su voto a favor del antiguo régimen. Y sí, hay expriístas en ese partido, sin lugar a dudas, pero el marco de maniobra es totalmente distinto. Hay reglas claras y en general el partido se conduce de otra manera, aunque tampoco se puede meter las manos al fuego por Morena. Han cometido muchos errores, y los seguirán cometiendo. Es de hecho el eslabón más débil dentro del movimiento, que podríamos dividir en tres segmentos: el lopezobradorismo, el morenismo y la cuarta transformación, que no son la misma cosa aunque es común la unión de esas tres partes.
El lopezobradorismo se fortalece con las acciones que con toda firmeza ha tomado y seguirá tomando el gobierno. Sabemos que Andrés Manuel tiene un talante de acero, y que va a seguir haciendo lo que dijo que haría. Él también ha cometido errores, sin embargo esos errores palidecen al lado de sus logros. Quienes pensaban que en dos o tres años arreglaría el desmadre que le dejaron como país estaban soñando. La nación que heredó no se arregla en un sexenio. Dentro de lo posible en tan poco tiempo, el gobierno va viento en popa, que no quepa duda.
El sector cultural se queja por los recortes y la falta de apoyos. Creo que es una queja válida, que en un futuro debería mejorar todo el sector desde el punto de vista del Estado. También creo que hay prioridades, y que, si votaron por él, no estaban poniendo tanta atención. El eslogan “por el bien de todos, primero los pobres” se repitió hasta el cansancio. La cultura de un país es el alma de la nación, con eso siempre estaré de acuerdo, pero es más urgente asegurar que todos coman y que todos vayan a la escuela antes de sacarle el polvo a las estructuras culturales del Estado. Es cuestión de tener paciencia.
Se puede estar de acuerdo con una cuarta transformación y no ser ni lopezobradorista ni morenista. La idea de una transformación cabal en donde la lucha contra la corrupción ocupe el primer lugar puede ser compartida por la gran mayoría. La lucha contra la desigualdad, por un mejor país para todos, no solamente para unos cuantos. Ese es el proyecto, y para que suceda hay muchos privilegios que tienen que ser erradicados.
Lo más complicado, y por ende lo más preocupante del movimiento es el partido, la posibilidad de que caiga en las prácticas en las que cayó el PRD, por ejemplo; que abandere a candidatos impresentables y que a lo largo de esas malas decisiones vaya perdiendo su esencia, que es un poco lo que ha ido pasando. La cosa es que el partido es cada vez más grande, y no hay tanta gente preparada y sin mácula, capaz de ocupar tantos puestos disponibles. Es el gran inconveniente de haber crecido tan rápido. Pero hay que tener claro que todos podemos participar, militar en el partido e ir subiendo. Muchos lo están haciendo, y resaltan sobre todo muchas mujeres. Quizá el futuro del partido está en ellas, luchadoras incansables y muy trabajadoras. Antes de quejarse hay que ponerse a trabajar.
Entonces, ¿cómo es posible que un segmento de la clase media esté dispuesta a votar por la perversa unión del PRI con el PAN? Cada vez es más notorio el racismo y el clasismo que hay en este país, gente que se siente superior a los millones de pobres que este gobierno está tratando de sacar de la pobreza. Creo que ahí hay una explicación.
También entiendo a quienes les cae mal el presidente. Si lo ves desde su óptica, puede llegar a ser chocante. Esas expresiones que a quienes estamos de su lado nos caen tan en gracia, a sus detractores les caen en el hígado, y los llevan a hacer cualquier cosa para no ver siquiera un logro de su gobierno. El simple hecho de tener a Santiago Nieto en la Unidad de Inteligencia Financiera debería de convencer a quien sea que esté en contra de la corrupción. Que se busque recuperar la autonomía energética para no depender de empresas extranjeras es algo a lo que ningún mexicano debería oponerse, a menos que tengan intereses particulares con esas empresas y que no les importe que su país dependa de fuerzas externas, que lo único que buscan son ganancias económicas. Lo más relevante es que el presidente tiene claras sus prioridades: por el bien de todos, primero los pobres. Si no quieres tener miedo a que te secuestren, te asalten o te maten queriéndote robar, se tiene que enfrentar el tema de la desigualdad, y se tienen que perder privilegios. No hay de otra.
Por eso el voto masivo por Morena y el Partido del Trabajo es básico en estas elecciones. Se le tiene que dar a la coalición Juntos Hacemos Historia el control del Congreso para que se siga llevando a cabo la transformación en varios frentes, desde la reforma al poder judicial, al Instituto Nacional Electoral —hoy completamente vendido a los intereses del PRIAN—, y a tantas otras cuestiones que serán la base de ese cambio por el que votamos más de 30 millones en la elección pasada. La cuarta transformación está en camino, con sus obstáculos y sus errores, pero va andando. Tenemos que darle otro empujón para que Andrés Manuel pueda cerrar su sexenio como lo tiene pensado. Lo último que necesitamos es un retroceso.