Ayer se difundió una encuesta en El Financiero (la realizó Alejandro Moreno, que es un tipo serio) sobre la intención de voto para gobernadores. Y no hubo sorpresa: Morena ganaría hoy en 14 de 15 entidades.
Sólo una entidad perdería, Querétaro, y por una diferencia tan pequeña que se acerca al margen de error de la encuesta.
Si el PRI, el PAN y el PRD se unieran, podrían empatar o rebasar a Morena en sólo cuatro entidades, esto en caso de que las preferencias actuales de esos partidos se sumaran de forma automática. Pero así no suele suceder.
Una alianza entre esos partidos llevaría a pensar a la gente que son lo mismo, y que se unen sólo para derrotar a Morrena. Esto, sin duda, les quitaría votos. Así que, aunque sus alianzas suman votos, también los restan.
Todo indica que el próximo año Morena arrasará, y no sólo conquistaría la mayoría de las gubernaturas que estarán en disputa, sino que también podrá tener el control en la Cámara de Diputados.
Los partidos de oposición, “analistas” e “intelectuales” no se explican por qué la gente piensa apoyar a Morena, si la gestión de AMLO -repiten todos los días- ha sido “un caos”. Lo que no entienden esos partidos y esos “analistas” es que la gente sabe ya distinguir lo que es un gobierno cercano y comprometido con la gente de los gobiernos anteriores, que sólo pensaban en enriquecer a unos cuantos.
Así pues, no es sorpresa. No es un “milagro”. No es una cuestión “ilógica”. Es un gobierno que representa los intereses del pueblo mexicano y que se ha volcado para que éste viva con bienestar. Y eso lo ve la gente. Lo siente. Lo experimenta.
Los de oposición no lo han comprendido, no entienden aún de qué se trata la transformación que están experimentando México y los mexicanos.
Ahora bien, para que Morena arrase, para que gane y se consolide la Cuarta Transformación, lo importante es que haya unidad y movilización entre los morenistas, y que se cuide y defienda la elección, porque los fantasmas de fraudes y prácticas nocivas aún existen.