De que “es una ‘revolución’ en los medios”, no lo dice cualquier persona. Lo testifica Luis Guillermo Hernández, colega de las conferencias matutinas de Palacio Nacional, y autor del libro “Periodismo Literario. El arte de contar historias” (Comunicación Social, Ediciones y publicaciones/2017) quien cuenta con doctorado en ‘Comunicación, Medios y Cultura’ por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Forma parte también de un grupo de investigación sobre estudios de periodismo en la misma universidad española. Ha trabajado en prácticamente todos los periódicos importantes del país: Reforma, El Universal, Milenio, etcétera, electrónicos como Televisa y otros, pero que, ‘harto de la dinámica de los medios tradicionales’, decidió ejercer como profesional independiente y formó su propia plataforma llamada “SextaW” y su canal de YouTube “Luis Guillermo Hernández” . Combina actualmente su tarea periodística con la academia.
Entrevistado para este medio, donde nos acompañó el periodista de SDP Noticias Eduardo Esquivel Ancona, el corresponsal mañanero nos comentó que su ingreso y acreditación a las conferencias presidenciales viene desde que inició el sexenio: fue en “Las primeras semanas después de que se llevaron a cabo las matutinas, que ingresé mi solicitud, pero como no trabajaba en un medio tradicional, la solicité como periodista independiente, individual y, a través de la oficina de comunicación (de presidencia) me dieron la oportunidad de venir. Fue a partir del segundo mes de las mañaneras, pero −en mi condición de reportero autónomo− solo podía asistir dos veces cada mes”.
Acerca de las preguntas que ha hecho al presidente, respondió que (como casi todos) ha utilizado la conferencia mañanera para posicionar los temas que trata en su propia plataforma digital.
“Al ser una tribuna muy pequeña que tiene un alcance limitado en YouTube y en las redes sociales, identifiqué que posicionar los temas en la conferencia matutina les daba mayor relevancia, mucho impacto, más allá del que podía obtener con mi propio trabajo”.
“Quizá uno de los tópicos que me han parecido más importantes ha sido toda la serie de investigaciones que he hecho sobre la corrupción en el Instituto Nacional de Transparencia, INAI, y la cadena de irregularidades que hemos identificado a lo largo de tres años en esa institución; esto ha tenido impacto dentro de la propia conferencia y en los medios, así como en las políticas públicas. Me parece que ese ha sido uno de los temas más relevantes”.
–¿Qué opinión te merecen las conferencias matutinas como modelo de comunicación política?–
El presidente, platicando en la mañanera sobre el asunto de los medios, hablaba sobre el impacto de las conferencias, yo quería comentárselo públicamente porque parece que es algo que muy poca gente ha valorado en su justa dimensión. Las mañaneras del presidente han significado una verdadera revolución en los medios mexicanos, porque rompieron con el monopolio de los medios tradicionales que tenían la hegemonía de la narrativa, de la discusión de los temas públicos y de la imposición de las agendas periodísticas e informativas nacionales.
Sus ‘diálogos circulares’ vinieron a desplazar por completo a los noticiarios matutinos; por ejemplo: ya prácticamente ningún espacio noticioso tiene relevancia porque la gente está más ocupada de la mañanera que de lo que se dice en ellos. Pero, además, le dio representatividad y validez a un ecosistema de medios alternativos digitales que surgieron mucho antes que la Cuarta Transformación, pero que se consolidaron en el sexenio de López Obrador. Plataformas digitales de YouTube, TikTok, Twitter, y otras más pequeñas que encontraron en la conferencia mañanera, un espacio, como lo hemos comentado, para posicionar sus trabajos, y sus intereses informativos al darnos representatividad como alternativos, y ponernos al mismo nivel que los medios tradicionales.
Eso nos ha permitido competir uno a uno contra los grandes corporativos. “Yo, periodista, que no tengo un medio de comunicación que me respalde, puedo asistir a la conferencia mañanera, posicionar un tema y hacerlo escándalo nacional porque, al tiempo que se comenta en la mañanera se valida porque soy un periodista profesional. Yo no vengo a contar mentiras ni a hacer chistes, pero los temas tienen relevancia y eso es algo que en otro momento no hubiera podido ocurrir.
En mis redes sociales, en mis espacios, yo puedo competir con cualquier otro comunicador, incluso con los de la “alcurnia periodística, de la élite”, de tú a tú. Y eso es algo que era impensable seis años atrás de la llegada de la llamada Cuarta Transformación.
−¿Consideras que este modelo de comunicación pueda trascender a universidades, o carreras de periodismo?–
Se está estudiando como un fenómeno de comunicación, pero también como un fenómeno social; es decir, las mañaneras ya no son solamente un instrumento periodístico, un vehículo para que una persona, funcionario, responda y un periodista anote. Al ser masivas, públicas, al difundirse en vivo y en directo, han provocado un cisma en los estudios de periodismo del país; porque la gente que está allá afuera, observa la forma en que nosotros hacemos nuestro trabajo. Nos ven trabajando en vivo y en directo; ahora sí que −en crudo− ven cómo procesamos la información, cómo hacemos las preguntas, cómo interactuamos con nuestras fuentes y nos evalúan.
Todo mundo puede valorar nuestro perfil, nuestra posición, nuestra ideología; las mañaneras nos han desnudado por completo. Y eso, para la academia, para los estudiosos del periodismo, es un material absolutamente rico. Tengo entendido, si no me falla la memoria y una disculpa si me equivoco, pero hasta 2023 había alrededor de 300 tesis de licenciatura, maestría y doctorado vinculadas con el fenómeno de las conferencias mañaneras de López Obrador. Eso te habla del interés nacional e internacional de este asunto.
Periodistas, por ejemplo… yo tengo interacción con mis colegas de la Universidad Autónoma de Barcelona con los que trabajo; allí hice mi doctorado y también estudio los fenómenos periodísticos. Muchos de ellos quieren venir a la mañanera para estudiarla, analizarla, y para entender cómo funciona un modelo de comunicación política y social sin precedentes. Ese, digamos, yo lo veo como la dimensión, la gran dimensión de este fenómeno.
Hace más o menos tres meses, en la conferencia mañanera, estuvo en México un académico catalán e hizo unas preguntas. Él es uno de los coordinadores del grupo de trabajo en el que estoy, y me comentaba esta circunstancia de excepcionalidad, que es el hecho de que el presidente del país se presente todos los días frente a un grupo de periodistas que hagan preguntas completamente libres, completamente sin agenda. Y que tengan una interacción de cara a la gente, porque es un fenómeno político y social que no ocurre en otra parte, y tampoco tiene referentes.
Y la forma en la que se dirime la discusión pública en la mañanera, es un asunto que les llama mucho la atención como un fenómeno de rendición de cuentas en México. Los colegas en México no entienden, no han comprendido el gran impacto que es la ‘conferencia mañanera’; pero en Europa, en América Latina sí. Y la idea de que, como ejercicio democrático sin precedentes, es quizá uno de los elementos que va a marcar el análisis y el estudio del gobierno de López Obrador.
–¿Cuál es el marco de tu intervención de hoy (28 de mayo 2024) donde denunciaste ante el presidente los problemas laborales de los periodistas de Latinus y la revista Proceso?–
Como académico me intereso por los estudios de periodismo; y en particular hay tres temas que me interesan mucho: uno es el análisis de la precarización laboral, lo que significa la pérdida de derechos laborales, gremiales, profesionales de las comunicadoras y comunicadores del mundo en general. Y, en el fenómeno mexicano la precarización es prácticamente global. Todos los medios de comunicación mundiales están atravesando por una crisis, pero el fenómeno mexicano es todavía más impactante por la naturaleza del ecosistema mediático del país, mismo que dependía casi cien por ciento del dinero público, gubernamental.
Tengo treinta años en el gremio, y muchos colegas de los medios me conocen, y se acercan a mí para hacerme denuncias. Y esto ocurrió en el caso de Latinus y la revista Proceso. Y, a la hora de investigar, de confirmar la información, descubrí que es un fenómeno parecido. Las dos empresas están en un problema grave de credibilidad, pero sobre todo económico. Sus modelos de negocio están agotados y lo que están haciendo es violar los derechos laborales de sus trabajadores, conculcando el derecho al Seguro Social, a las vacaciones pagadas, al reparto de utilidades, etcétera.
También, arbitrariamente, les están cambiando su régimen laboral: de trabajadores contratados, empleados de empresas, a trabajadores eventuales; y en el caso de Proceso todavía es mucho más grave que el de Latinus. Hablamos de personas que tienen hasta treinta, treinta y cinco años de antigüedad en la empresa y que son liquidados prácticamente con el 10% de lo que por ley les correspondería en una jubilación legal.
−¿A qué crees que se deba?–
En el caso de Proceso a la pérdida de credibilidad. La publicación ya no es la misma que antes del sexenio de López Obrador. Traicionó a sus audiencias. Hubo un abandono masivo de suscriptores y vivía prácticamente de las suscripciones; ahora no tiene cómo subsistir; se quedaron sin recursos y el mismo director, a quien busqué para esta investigación, ha reconocido que tienen problemas económicos, pero también que el éxodo masivo de lectores ha sido quizá lo que ha significado la muerte de Proceso. También les afectó que no se modernizaron.
Hubo una serie de problemas paralelos; por un lado, la incapacidad de la nueva dirección, la última, de entender el momento histórico que estaban viviendo y significarse por su trabajo periodístico, acompañando de alguna manera a sus audiencias que estaban a favor de la Cuarta Transformación. Pero, por otro lado, también una soberbia administrativa de decir “Proceso ha sobrevivido y sobrevivirá”. O sea, ninguna redacción subsiste hoy de sus suscripciones; ya el papel está prácticamente muerto como industria. Quedará quizá como objeto de culto, etcétera, pero como negocio ya no funciona. Y no lo entendieron.
Jesús Arzate Jiménez
18 agosto, 2024 at 5:31 pm
Por falta de conocimiento mas amplio de este tema del periodismo y sus implicaciones, no sabía expresarlo con esta claridad, conque esta siendo analizado el noticiero ” las Mañaneras ” donde el presidente de México Andres Manuel López Obrador, esta informando diariamente del acontecer en nuestro país, y sin ningún impedimento contesta en forma directa y en vivo, las preguntas de los periodistas, aun a los que son sus detractores y que van a como se dice, a provocar al presidente, esta forma de comunicación directa y en vivo, les gano el mandado a los noticieros de la televisión, a las revistas y a los opinológos que han quedado en descrédito, pero a sido por sus mismas acciones y sus palabras que generan dudas y desconfianza en su forma de dar las noticias.
Clark Kent
18 agosto, 2024 at 8:41 pm
No sabía que el Dios AMLO es omnisciente, entonces supongo que me puede también informar sobre el tráfico, clima, deportes, farándula y de paso me diga cómo va la BMV,
¡Que equivocado estaba viendo noticieros y periódicos como este, cuando AMLO me informa de todas las secciones en su mañanera!
Ni modo Polemon, AMLO ya les quitó la chamba.
Rebeca de la Cueva
18 agosto, 2024 at 7:03 pm
Las mañaneras es una forma de manipulación y desinformación, además de sólo escuchar el mundo alternativo y fuera de la realidad que vive el país.
RENÉ ARNULFO
19 agosto, 2024 at 11:52 am
Si a ti te manipula y desinforma, cualquier medio de comunicación, ten cuidado pues eres fácil víctima de: hipnotistas, chantajistas, acosadores, usureros, vendedores de ropa de paca, acosadores, políticos en desgracia, abogados, programas de televisión, donde te dicen que habrá famosos, pero hay puro baboso, etc …