Crónicas

La marcha tapatía contra la violencia machista

24/04/2016 Guadalajara Jalisco.Marchan en Guadalajara contra la violencia, diversos grupos de feministas, familiares que buscan a sus hijas y simpatizantes conscientes, mas de mil asistentes que marcharon en contra de la violencia, esto para sumarse a las manifestaciones que a nivel nacional se realizaron para tratar de menguar la violencia. Foto RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)

I

25 de abril de 2016.- Un día su hermano no estaba en la casa. Él era el que iba siempre a comprar el pan, o la leche, o lo que fuera necesario. Su mamá le dijo que fuera ella. Le dio unas monedas y salió rumbo a la tiendita de la esquina. Unos cuantos metros nada más.

Digamos que ella tenía doce años. O quizá once. Eso sí: no más de trece.

Era alta para su edad. Había dado el estirón antes que muchas de sus amigas. Ese día hacía calor, y ella, que era una niña, lleva unos shorts.

La calle no estaba obscura. Hacía calor. El sol arriba. Luz, mucha luz.

Iba con las monedas en las manos y repitiendo en su cabeza lo que debía comprar. Eso le servía para no olvidar nada, para que a la cabeza no se le fueran las órdenes exactas y su mamá no la regañara por alguna omisión: la leche, unos refrescos, el pan…

De repente siente algo en su pierna. Es una mano que aprieta y camina rápido hacia sus nalgas. Ella se detiene. Su cuerpo todo se detiene. Su pensamiento no sabe qué hacer. Ella toda no sabe qué hacer. La mano aprieta más su pierna. Ella no tiene tiempo ni de voltear. Inmediatamente pasa un tipo. Veintitantos años. No más de treinta. El tipo ríe. El tipo como que se siente orgulloso de lo que ha hecho, de su mano que acaba de tocar a una niña. El tipo como que amenaza con la mirada. El tipo sigue caminando y se va y ella se queda detenida en la calle. No sabe qué hacer. No puede hacer nada. Todavía siente la mano del tipo en su cuerpo. Tiene miedo. Miedo.

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Observa cómo, en la acera de enfrente, hay personas que pasa. No dicen nada. Nadie dice nada.

Ella regresa a casa. Le dice a su mamá que alguien le tocó las nalgas y que tiene miedo. Le comienzan a salir lágrimas de sus ojos. No se puede quitar de la cabeza esa mano que sienten aún en su cuerpo de niña.

Hoy ella tiene más de 40 años y esa imagen no se le ha borrado. La trae en sus recuerdos. La marcó. Le dicen que no fue “nada grave”. Le repiten que no la violaron, que no la asesinaron. Solamente fue un “rozón”, “un tocamiento rápido”.

Eso le dicen: “no pasó a mayores”.

Ella no se olvida de ese momento. Y todavía, cuando lo recuerda, le entra un no sé qué que le agria la mirada. Le llega cierta rabia y miedo. Y aunque ya pasó hace mucho tiempo, esa mano en sus piernas, en sus nalgas, aún le resulta dolorosa. Dolorosa y viva.

Marchan en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

II

Todas las mujeres en este país tienen historias de acoso. En sus casas, en la calle, en su trabajo, en espacios públicos y privados, en las noches y en los días, cuando hay silencios y cuando hay griteríos. Historias de acoso por todos lados.

Una mujer nace en México, y cuando crezca poquito, lo único que tendrá asegurado es que un hombre la acosará. No tendrá garantizada ni la salud ni el trabajo ni la educación ni una vida digna. Solamente el acoso.

Por eso hoy, decenas de mujeres, o cientos, o quizá más de mil, o más de dos mil, o de tres mil, marcharon por las calles de Guadalajara para decir que el acoso no es normal. Que el acoso duele. Que el acoso molesta. Que el acoso es algo que debería ser eliminado. Que el acoso da a veces miedo y da siempre rabia e ira.

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Y también salieron a las calles para decir que a las mujeres no se les debe matar, que a las mujeres no se les debe de golpear. Que ya basta de los machos que levantan el brazo y meten puñetazos a sus parejas. Que no más violencia psicológica. Que no más violencia económica. Que ya no. Que las autoridades deben hacer algo pronto, y que si acaso han hecho algo, deben hacer más.

Marcha en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

III

Pinche calor. Son las diez de la mañana y pinche calor.

La glorieta de los Niños Héroes. Sale el contingente. Mujeres con tambores. Mujeres con camisas que dicen “ni una más”. Mujeres vestidas de morado. Mujeres con pancartas y mensajes. Hombres también, pero pocos: los menos. Mujeres que gritan y que entonan canciones y consignas. Mujeres que se miran indignadas. Mujeres que están contentas porque están saliendo a las calles a decir que algo en este país está mal. Que muchas cosas en este país están mal. Pero que una de ellas, importantísima, es la violencia hacia las mujeres, hacia ellas.

Contingente avanza por Chapultepec y da la vuelta en López Cotilla. Se dirige rumbo al poniente.

Contingente como que está dividido.

Por un lado, la parte de adelante. Una “marcha fúnebre”. Varias mujeres cargan un bulto que asemeja un ataúd negro. Hay gente con cubetas transformadas en tambores. Pocas consignas. Pocos gritos: de repente uno. De repente dos. Pero la tónica es el silencio y el color negro mezclado con el morado.

Marcha en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

Después de esa primera parte del contingente, un espacio, un vacío. Una separación que dura casi toda la marcha. Vienen entonces muchos pequeños contingentes, muy vivos, muy coloridos. Muy llenos de consignas y de voces que cantan y que dicen y vuelven a decir:

“Van a volver / las balas que disparaste van a volver. / La sangre que derramaste la pagarás. / Las mujeres que asesinaste no morirán. / No morirán”

“Va a caer, va a caer / el machismo va a caer”

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“La gente se pregunta / y éstas quiénes son / son las feministas / combativas y en acción”

“Alerta, alerta, alerta muchachona / que el huevo no es gallina, y el cigoto no es persona”.

“Somos mujeres, somos feministas / y estamos hartas, que nos llamen mamacitas”.

“Ni de la iglesia ni del estado ni del marido ni del patrón / mi cuerpo es mío, y sólo mía y sólo mía es la decisión”.

“¿Dónde están las desaparecidas? ¿Dónde están las desaparecidas? / Las queremos de vuelta y vivas, las queremos de vuelta y vivas”.

Marcha en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

Contingente llega a avenida Unión. Da vuelta hacia la derecha. Muchas son las voces que dicen: “metámonos a la vía [Recreactiva]”. Nadie les hace caso.

 Contingente que va por avenida Unión y cruza Vallarta. Los ciclistas de la vía se detienen. Esperan unos. Desesperan otros.

Chico de unos quince años dice: “mira, se ve la marcha interesante”.

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Chico que acompaña al primer chico de unos quince años le responde: “¿nos unimos?”

Ambos dudan. Casi se unen, pero deciden no hacerlo. “Tenemos que llegar temprano a la casa”.

Una chica de veinte años llega en su bicicleta. Va acompañada de un varón como de veinte y tantos. Ella tiene la cara como de molestia.

-¿Por qué no nos dejan pasar?

-Es una marcha, parece que contra el acoso hacia las mujeres.

-Chingado…

Chica sigue con cara de molestia.

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-Vamos a cruzar -le dice a su acompañante-.

Ambos pasan rápido. Casi avientan con sus bicicletas a quienes van en el contingente. Si en lugar de bicicletas llevaran autos hubieran atropellado a varias personas.

Contingente avanza por avenida Unión. Dan vuelta a la izquierda en Manuel Acuña.

Son alrededor de la doce del día.

Cuando el contingente de la marcha pasa por la iglesia de la Santa Cruz, la misa acaba de terminar. La gente sale.

Señoras emperifolladas, con peinados de esos muy como de alta sociedad. Sus caras, al ver al contingente, se ponen de asombro. Como de no creerlo. Miran a las mujeres que gritan algo así como: “Me gustan las peras / me gustan las manzanas / y a la cama meto a quien me da la gana”. “Ave María Purísima”, parece ser que dicen con sus ojos las señoras muy llenas de vestidos caros que están por entrar o salir de la iglesia.

Una señora en un auto Mercedes-Benz negro intenta cruzar la calle con rumbo al estacionamiento de la iglesia. No puede. Las mujeres que gritan que no al acoso están marchando. La señora como que se molesta. Como que se desesperada. Adentro del auto, seguramente, no escucha consignas. No escucha mensajes. No escucha protestas. Solamente siente el aire acondicionado en este día de calor. Pinche calor.

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Contingente está a punto de llegar a Casa Jalisco.

 Una chica, vestida de negro, se dirige a un contingente de los que gritan muchas consignas.

-Por favor, por favor, silencio, ésta es una marcha fúnebre.

Chicas por todos lados le responden que no es de silencio. Hay tensión. Una de las mujeres más activas en eso de decir consignas afirma que no se callará, que no guardará silencio, que ha sufrido acoso y que quiere decirlo, que las mujeres han sufrido violencia y que quiere decirlo y gritarlo. Y concluye: “nadie me va a decir cómo expresar mi rabia”.

Hay aplausos.

Marcha en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

Contingente llega a Casa Jalisco. Primero lo hace el de la “marcha fúnebre”. Después el de las voces fuertes y las consignas y los bailes.

Mujeres se acercan a la puerta de casa Jalisco y gritan con fuerza, con mucha fuerza: “Ni una más / ni una asesinada más”.

La marcha concluye. Mujeres se sientan en los pastos de afuera de casa Jalisco. Unas se van pronto.

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 Un carrito de tejuino aparece. Pronto se llena. Y es que…, pinche calor.

Marcha en Guadalajara contra la violencia machista. Foto: RACCImágenes/Arturo Campos Cedillo.

IV

Tomo fotos con mi celular. Las subo rápido a las redes sociales de Proyecto Diez. Veinte minutos después aparece un comentario del perfil de un hombre: “[¿] Y los hombres que se tiznen…[?] [¡]Seguridad para todos[!]”.

Muchos no entiendan nada. Nada.

La lucha para eliminar la violencia en contra de las mujeres no es una lucha solamente contra el gobierno, contra la irresponsabilidad de éste, contra la corrupción de éste, contra la podredumbre de éste, contra la ineptitud y la venalidad de quienes integran éste, contra el autoritarismo de quienes gobiernan.

La lucha por visibilizar y erradicar la violencia y el acoso en contra de las mujeres es contra toda una estructura de machismos y patriarcados, es decir, es contra una cultura que denigra y normaliza algo que no debe ser normal. Y por eso, esta lucha, es más heroica y más valiente y más compleja que otras muchas luchas.

Y sin embargo, muchos no entienden nada. Nada.

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