Extorsión y chantaje, la lógica del periodismo neoliberal: El Fisgón

Rafael Barajas ‘El Fisgón’ y el periodista de La Octava, Jesús Escobar, sostuvieron una charla de análisis en la que discutieron el papel de las entrevistas a modo, después de que la gobernadora de Campeche Layda Sansores, diera a conocer una nueva a grabación en la que se involucra al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito) en la compra de entrevistas con la barra de conductores del Grupo Radio Fórmula, entre ellos, Joaquín López Dóriga y Denise Maerker, con la finalidad de posicionar al candidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León en el 2021, Adrián de la Garza Santos.

Las entrevistas a modo, compartieron ambos personajes, son el rostro del periodismo neoliberal en el que todo está en venta.

El Fisgón, hizo una breve cronología de esta práctica periodística, que dijo, surgió en el siglo XIX con la aparición de escritores a sueldo o gacetilleros que escribían por encargo en el periodo que gobernó Antonio López de Santa Anna. Después, en el porfiriato, explicó, el Gobierno comenzó a financiar diarios que no tenían muchos lectores o circulación.

“Los periodistas eran muy mal pagados, se fue quedando la práctica de que los políticos le dieran a los reporteros que cubrían su fuente una suerte de compensación. Entonces una parte de su sueldo la pagaba el periódico y otra parte la pagaba la Secretaría o el Departamento al que estaba adscrito este periodista”, dijo.

La práctica llegó para quedarse, con el sobrenombre de “chayo o chayote” para referirse a esa costumbre de pedir a cambio de una compensación.

El Fisgón recordó que cuando trabajó en la redacción del Uno más Uno el jefe de reporteros era famoso por decirle a sus subordinados: “mira, tú toma todo el dinero que no te corrompa. Por supuesto la pregunta es, bueno, ¿Y cómo sabes que no te corrompe? Ah no, eso sí no lo sabes”.

El monero mencionó que esto dio pie a un periodismo que chantajea. Los reporteros incluso habían adoptado un léxico y códigos para referirse a la paga por escribir a sueldo.

“Se decía: sobre grande nota chica, sobre chico nota grande. Es decir, si te dan mucho dinero es que hay algo que esconder y entonces sé discreto. Si te dan poco dinero, entonces puedes explayarte para decir lo que quieras para que en la próxima te den un sobre más grande, esa era la lógica. Había una lógica de extorsión y de chantaje dentro del periodismo”, comentó.

Esta práctica, dijo Barajas, fue llevada a “niveles verdaderamente exquisitos” por algunos reporteros, y uno de estos, quizá el más excepcional, fue Carlos Denegri, quien era el periodista estrella del diario Excélsior. Un personaje, sobre el cual, el escritor Enrique Serna, desarrolló su novela El vendedor de silencio.

“Esta lógica periodística en la era neoliberal adquirió nuevos bríos y una dimensión totalmente renovada. De hecho lo que vimos es cómo se empezó a tratar al periodismo, a la prensa, a la información, estrictamente como un negocio, la verdad dejó de ser importante. Todo era negocio, se vendían las planas, e incluso toda una serie de locutores o supuestos periodistas de televisión, empezaron a hacer agencias de relaciones públicas”.

En este punto, El Fisgón resaltó que a principios de su Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, hizo pública la lista de periodistas que se embolsaron dinero a manos llenas con la supuesta compra de publicidad, eran más de mil millones de pesos que fueron a pagar a un pequeño grupo.

Polemón publicó que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Joaquín López Dóriga obtuvo mil 81 millones 715 mil 991 pesos, esto sólo por concepto de “publicidad”, comunicación y “otros servicios”. Al año, López Dóriga captaba 180 millones de pesos. Sólo del gobierno de Enrique Peña Nieto; habría que agregar lo que le pagaban los gobiernos estatales, municipales y órganos “autónomos”.

Lo que cobraba no era su salario del emporio para el que trabajaba, era por su portal de internet, que nunca ha sido el más visitado del país ni mucho menos.

“Esto por supuesto que dio pie a que hubiera periodistas que fueran increíblemente ricos, incluso periodistas que tenían más ingresos que los medios en los que trabajaban, todo esto se dio, y creo que todo esto va a acorde a las lógicas neoliberales. Es decir, si todo es negocio, pues todo se vale, y todas las formas de negocio son válidas”.

Dicho esto, se refirió al audio revelado por Layda Sansores. Dijo que a Alito Moreno le pusieron sobre la mesa “todo un menú de degustación” para que él escogiera a su entrevistador.

“Esto de buscar la verdad, esto de actuar con ética pues pasa a un segundo plano”, subrayó.

¿Periodismo objetivo o militante?

Barajas y Escobar también discutieron acerca de la supuesta objetividad que debe imperar en un periodista. El monero mencionó que en la tradición británica se plantea este precepto y el reportero no puede tomar partido.

Pero dijo, la tradición francesa, que es la que fue retomada en México por los liberales, considera al periodista como un activista político.

“Yo quiero decirte que esta idea de la objetividad no está peleado con la participación política. El periodismo más objetivo que se ha hecho en este país lo hicieron precisamente los liberales que tomaron partido por todas sus causas”. Lo importante de la objetividad, explicó, es que el periodista pueda documentar y fundamentar su postura. 

“Si tú documentas que aquí se está produciendo una injusticia, dime cómo no te vas a indignar, es parte de ese proceso. Entonces esta idea de que la objetividad no existe es falsa, pero también creo que lo que ocurrió es que se puso en disputa quién tiene la objetividad. Entonces los grandes consorcios masivos de comunicación tienen todo un andamiaje armado para decir que ellos son la objetividad”.

Barajas comentó que  medios como TV Azteca y Televisa venden sus noticieros como imparciales, pero nunca lo han sido.

“Es curioso porque la derecha en México y el planeta se asume como la poseedora de la objetividad. Perdón, no lo es, si tú revisas los anales que vienen de la izquierda son mucho más documentados, son muchos más objetivos, los análisis serios por supuesto, claro que hay locos en todos los terrenos, pero suelen ser mucho más documentados, mucho más imparciales, mucho más objetivos y a partir de ahí se asume una posición que me parece que es lo correcto”.

Barajas mencionó que la libertad de prensa sólo existe para quien es el dueño del medio porque él decide qué publicar, y los reporteros siempre están acotados. Recordó que en uno de los audios revelados por Sansores, Alito Moreno sugiere al dueño de un medio de comunicación reprender a un columnista que habló mal de él, y aquel lo hace reescribiendo el texto sin consultar al autor.

“Alito lo dice muy bien, aquí se habla bien de Alito, esa es la cita textual que hace Alejandro Moreno en ese audio, entonces sin lugar a dudas estamos ante ese fenómeno. Es un hecho que los medios de los dueños tienen un peso enorme en la opinión pública y que con mucha frecuencia ellos son los que marcan el régimen de la libertad de imprenta”.

El monero comentó que en México sólo unos cuántos medios de comunicación están en manos de periodistas, el resto son propiedad de empresarios que van a actuar con la lógica neoliberal.

“Sin lugar a dudas tenemos que cuestionarnos quiénes son los dueños, qué intereses defienden y que los lectores y espectadores tenemos que ver a los medios bajo esa lente, tenemos que tener muy claro quién está hablando. A mí no me da ningún pudor decir que yo toda la vida he sido gente de izquierda, y también te quiero decir que yo sí procuro fundamentar y documentar lo más posible mi trabajo, esto así es”.

Jesús Escobar coincidió con Barajas en el sentido de que un periodista puede hacer pública su postura política, y eso  “lo hace más honesto”, que apelar a una supuesta neutralidad.

Una neutralidad que se podría traducir como “yo estoy al servicio del mejor postor”, concluyó  El Fisgón.

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