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Este es el texto de Blanche Petrich que cuestiona duramente al #MeToo mexicano

Desde hace unos días, en la red social Twitter, se inició un movimiento para evidenciar el acoso de hombres hacia las mujeres.

#MeToo ha causado una gran polémica no solamente por lo fuerte de los testimonios, sino tambien porque se ha denunciado a periodistas, artistas, músicos, académicos, diseñadores, políticos y otros personajes, por su presunta participación en abusos sexuales, violaciones, acoso y violencia de género.

Al principio, las denuncias fueron vistas como un mecanismo liberador para subvertir la impunidad que impera en la mayoría de los casos. Sin embargo, en ciertos casos también ha derivado en un linchamiento mediático sin ningún tipo de control que ayer tuvo implicaciones en el suicidio de Armando Vega Gil, bajista del grupo Botellita de Jerez, quien decidió terminar con su vida tras ser acusado de haber acosado a una niña de 13 años.

En este contexto, la periodista de La Jornada, Blanche Petrich, escribió un texto en su perfil de Facebook sobre el tema que dada su pertinencia, en Polemón hemos decidido reproducir íntegramente:

Quiero decirlo, ya no solo pensarlo y repensarlo día y noche.

El movimiento #MeToo me perturbó. Primero me cautivó, me emocionó. Pensé en todas esas chavitas que me causan admiración, las nuevas mujeres, las que hacen lo que se les da la gana, con imaginación desbordada y esa audacia de ir y venir en bici o en moto a todos lados. Mujeres fuertes, con sólidos lazos de fraternidad entre ellas, con sus simbólicos pañuelos verdes al cuello y el puño en alto por la diversidad, la igualdad, la justicia, contra la impunidad. Por nuestra libertad.

¿Cómo son ellas frente al espejo de la liberación femenina, cómo enfrentan el machismo y el acoso, ya lejos de la mojigatería y la timidez de nuestra generación? Me dispuse a seguir los hilos de la plataforma en twitter. Leí con muchos sobresaltos denuncias de todo tipo contra el acoso y el abuso deescritores, periodistas –mis colegas, mis amigos–, músicos, gente de cine, de la academia, del activismo social.

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Encontré entre las narrativas dolorosas y los rasgos de vidas lastimadas por el abuso líneas valientes, reacciones de solidaridad, relatos indignantes y expresiones liberadoras. Y también muchos textos incongruentes, palabras que no tenían el timbre de la sinceridad, relatos que confundían maltrato laboral con abuso sexual. Me pareció que muchas veces se confundían torpes e indeseados intentos de seducción con acoso, relaciones de pareja tóxicas con violaciones. Hubo denuncias con sabor a mentira, a exageración, a morbo, a revancha. A ratos #MeToo parecía un tribunal sumario, histérico, acrítico. Sé que a mí también me mandará a la hoguera ese coro de voces que bajo la fórmula de la solidaridad repite sin mucha reflexión: #Yotecreo.

Después de un día de leer los tuits sonaron mis alarmas. Me dolió que a las hijas de las curtidas feministas de antes les aquejara la misma parálisis que a nosotras; que a las chavitas de hoy les fallaran, como a nosotras décadas atrás, los mecanismos de defensa; que su respuesta “No es NO” tuviera tan poca fuerza como en el pasado. Sentí que algo había fallado. En la historia de la lucha por las mujeres, pero también en la herramienta #MeToo.

¿Cómo se filtraron y verificaron los mensajes para evitar que los testimonios de buena fe se contaminaran con los linchamientos y los falsos relatos? ¿Qué mecanismos de contención se dispusieron para dar cauce a las revelaciones y evitar dañar a inocentes? ¿Se midieron los riesgos de soltar en las benditas (o malditas) redes sociales todos estos demonios bajo el supuesto de “tirar” el machismo y el abuso contra las mujeres?

Los latigazos de verdad, y los falsos, hirieron a los acusados, convertidos en villanos y violadores a nivel trending topic. Hubo consecuencias: despidos, heridas incurables, desprestigio, carreras truncadas, familias enteras lastimadas. Solo hubo una rectificación de #MeToo: días después de lastimar el buen nombre de un defensor de derechos humanos, el mecanismo reconoció que la acusación era falsa.

Ya para entonces veía claras señales de que el ejercicio, que debía traer fuerza, salud y valor a la indispensable causa de asegurar a las mujeres una vida libre de violencia, se salía de cauce.

Y llegó la sangre al río. El rockero Armando Vega Gil fue objeto de una acusación demoledora. Una niña de 13 años. Un episodio de hace seis, siete años. Un hecho narrado de manera confusa. Él dijo que no era cierto. Pero se sintió acorralado. “Sé que en las redes no tengo manera de abogar por mí, cualquier cosa que diga será usada en mi contra”. Y segó su vida.

Era el momento de callar. Era el momento de detenernos, todos y todas. Y repasar lo andado. Que nadie acuse a nadie, víctimas hay en todos los bandos. Alto.

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Pero #MeToo no supo reconocer el valor del silencio. Sobre el duelo y las lágrimas de la familia y los amigos del botellito de jerez hablaron las juezas ciegas: “Jugar con eso para salvarte de una demanda por pederastia e intentar limpiar tu imagen no solo es cobarde, es ruin”. Para mí, el #MeToomexicano se hundió con esas palabras.

Por eso quiero hablar ahora. Porqué en esas líneas miserables vi las manos torpes e insensibles de unas feministas sin inteligencia, que no supieron conducir un movimiento liberador de denuncia y verdad.

Retomo las palabras de un hombre, no de una mujer: “Es correcto que las mujeres alcen la voz para hacer que nuestro mundo podrido cambie. Es un derecho inalienable el de la denuncia, sobretodo el de las mujeres”. Son palabras de Armando, en su carta póstuma. Si él supo escucharnos ¿sabremos nosotras escucharlo a él?

El #MeToo de twitter se ha terminado para mí.

Me siento a la orilla del camino esperando que pase otro movimiento feminista; que sea limpio, crítico y autocrítico, inteligente, no revanchista. Que recoja todos los gritos de quienes queremos que todas las mujeres tengan una vida libre del abuso, la violencia, las ofensas, los agravios y cadenas del machismo, el patriarcado y la misoginia; una vida llena de amigos, novios, compañeros y amantes para vivir la vida. Y en ese desfile quiero ver también a muchos hombres, a mis amigos, mis compañeros, luchando junto con nosotras. Estoy segura que de otra manera no se va a poder.

Polemón
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19 Comentarios

19 Comentarios

  1. Avatar

    Albatrox1975

    2 abril, 2019 at 4:59 pm

    En ła conciencia quedará de quién hizo esa estúpida infamia en contra de Armando Gil.

  2. Avatar

    Gloria Romero

    2 abril, 2019 at 11:26 pm

    Es tan doloroso para las niñas víctimas de acoso o víctimas de abuso sexual, con o sin tocamiento, que por el resto de sus días SIEMPRE SUFREN; jamás olvidan que les arrebataron la alegría de la inocencia.
    El movimiento no mató a Armando, fue su propia conciencia y la fama tan grande, esa misma que pudo haber sido una extraña mezcla de admiración y seducción entre una fan y un artista o al revés ¿por qué no?.
    El dolor tan profundo crea la venganza. SOLO UN TRATAMIENTO PROFESIONAL PARA AMBOS CASOS, AYUDA A LA COMPRENSIÓN DE LO SUCEDIDO, PUES NI MUJERES NI HOMBRES CRECEN SIN TRADICIONES HASTA HOY MACHISTAS EN LA MAYOR CANTIDAD DE PERSONAS EN EL MUNDO ENTERO.
    Invito a todas y todos, a tratar primero sus afectaciones personales de manera profesional. Es de más grande alivio encontrar una misma, la fortaleza interior, luego de un trabajo de sanación, donde aún existe la reconciliación con una misma, sin ejercer violencia alguna, como quizá lo hicieron hacia nosotras.

    Y si gustan expresar o dar a conocer sus malas experiencias, sean responsables de las consecuencias de una oleada de gentes sin más freno que el famoso sálvese quien pueda o el rencor y venganza.

    RECORDEMOS QUE CADA QUIEN DA DE LO QUE ESTÁ LLENA O LLENO.

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    Josefina

    3 abril, 2019 at 12:00 am

    EL LINCHAMIENTO DE UN SER HUMANO, POR UNA MENTIRA ES DEMOLEDOR…NO SE PUEDE SER FEMINISTA, BASÁNDOSE EN ARGUMENTOS REVANCHISTICOS Y MENTIROSOS, PORQUE LES CAE MAL O LAS VOLTIO A VER, ESAS PÁGINAS NO LAS DEBE PERMITIR FACEBOOK, BASTA MIRAR LA CARA DE QUIEN DIRIGE ESTA PAG. NEFASTA, ES CORRESPONSABLE DE HOMICIDIO DOLOSO, QUE SEA INICIADA E INVESTIGADA HASTA AGITAR LAS INTANCIAS DE CULPABILIDAD CORRESPONSABLE… CONÓCEMOS ESTE CASO POR LA FAMA DEL IMPLICADO, CUANTOS MÁS HABRA QUE TERMINARON IGUAL POR UNA MENTIRA Y NO SER FAMOSOS

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    armando ordoñez

    3 abril, 2019 at 12:49 am

    No son las redes las causantes de la tragedia,es el anonimato de la publicación.Es responsable,son responsables aquellos que difundieron el anónimo.

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    Isela Castillo

    3 abril, 2019 at 1:11 am

    Hola, algo es extraño.La foto de ella en facebook es de hace 14 años, donde esta muy alegre y esta el senor que falleció, en esa foto ella se ve de mas de 18 años.fue en 2005.Si alguien me hubiera acosado hacía 5 años, yo no estaría ahí alegre cerca de el que me acosó.Pero no juzgo porque no se para nada lo que pasó. Lo que si he notado es que hay muchas que se dicen muy feministas y son mas agresivas que un hombre.Creo que todos llevamos dentro un carácter, el cual debemos moderar.

    Todos los extremos son malos. Y tanto hay maldad dentro del hombre como también dentro de la mujer.Por eso, ni feminista ni machista. Soy una mujer que apoyo y ayudo a toda mujer en problemas y detesto el abuso hacia el mas débil. Eso se debe acabar. Pero tampoco tanto, si ya estamos llegando al extremo de que no se puede ni regañar a sus hijos porque los demandan y hay países que el estado se los quita, como en Alemania, si la mamá le quita el celular, van y se quejan. Ahora, la mujer tambien se debe dar a respetar y no andar provocando, porque el hombre es hombre y ese es su naturaleza, entonces por qué andar enseñando en el metro? uno se puede arreglar y vestir como quiera, pero para todo hay un lugar,, hasta a mi como mujer me incomoda que otra mujer ande con vulgaridades, qué necesidad?

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    Akire Andros

    3 abril, 2019 at 3:05 am

    No ha sido el movimiento #Metoo, ni las que apoyan con un #YoTeCreo, si fue una mentira, ha sido la mentira en si, pero de nuevo, a nosotras, por una debemos pagar todas? Realmente saben lo difícil que es levantar la voz cuando se ha callado tanto tiempo? No es tampoco justo que por un solo testimonio que queda en tela de duda se pongan el resto igual bajo el escrutinio como si de nuevo la víctima tuviera que presentar pruebas solo para tener justicia y el agresor solo deba decir, YoNoFui y quedar limpio.

  7. Avatar

    Gina Ságar

    3 abril, 2019 at 5:02 am

    Estoy de acuero con la mayoria de los puntos que tocas. El movimiento se desvirtúa cuando existen falsos testimonios, pero no puede haber un movimiento limpio cuando tenemos una sociedad como la nuestra. Si las instituciones funcionaran de una manera óptima, las leyes nos protegieran, las mujeres no tendríamos miedo a mostrar la cara y salir del anonimato para hablar. Mencionas que familias enteras o carreras se destruyen por una falsa acusación… probablemente, pero qué tipo de vida o carrera puede construir una mujer abusada o maltratada desde la adolescencia. Ella y todas las mujeres tenemos que vivir con temor y cuidarnos las espaldas desde siempre para no perder un trabajo en caso de abuso de poder. Es eso justo?
    Este movimiento es caótico, pero no es ilegítimo.
    Me parece que perdemos perspectiva cuando queremos ser ecuánimes o políticamente correctos. Lo que hay que hacer es encauzar el movimiento, no decir que se ha acabado porque no estamos de acuerdo con cómo funciona.

  8. Avatar

    Alberto

    3 abril, 2019 at 9:49 am

    No todos los testimonios en #YoTeCreo son falsos.

  9. Avatar

    Vania

    3 abril, 2019 at 11:02 am

    ¿Y qué hay de las mujeres que se han suicidado porque han difundido su intimidad en la red? Ahí para usted ¿quiénes son los responsables?
    ¿Porqué no hace un artículo exponiendo su punto sobre eso? O es que a usted no le interesan todas las mujeres que se han suicidado por estas y otras causas. ¿El maltrato según para usted no vale si se está en pareja? Tenemos que callar por temor? Eso es lo que quiere decir? ¡Pues jamás! No callaremos.

    • Avatar

      Andy

      4 abril, 2019 at 10:18 am

      El llamado es para NO MENTIR. Nunca se pide a nadie callar o sufrir

  10. Avatar

    Jessica Asai

    3 abril, 2019 at 3:18 pm

    Me entusiasmó el título perooooo la autora está haciendo lo mismo que critica, confundirlo todo y justamente por los efectos de la inmediatez inherente a las redes sociales, necesitamos esmerarnos en poner orden a las ideas de los análisis posteriores a la muerte de Vega Gil. Análisis especializados, se supone. Hacer a un lado la entraña y la víscera, darle tiempo a la reflexión para abrir paso a la propuesta crítica. Se nos rompe el corazón cuando nuestros ídolos o nuestros amigos (como nos lo confiesa la autora) o nuestros familiares o nuestras parejas son expuestos pero es en lo más íntimo de donde surgen las transformaciones, sí más dolorosas, pero también las más útiles. Se está rompiendo el sistema más fundamental de la sociedad, el sistema patriarcal. No sé cómo esperaba la autora que sucediera sin ofender a nadie, sin herir susceptibilidades y en buena onda, esperando que las denunciantes sean expertas en violencia de género y su nomenclatura. Leyendo este texto parece que la autora está clarísima respecto a la inocencia de Vega Gil, nuevamente el acusado es la víctima y quien acusa la victimaria, la plataforma a través de la cual acusa, es la violenta, quienes la promueven le resultan feministas poco inteligentes. Sí pienso que hay muchas oportunidades y que #Metoo debería de crecer hacia la canalización mediante expertas, hacia la mediación, hacia la organización y análisis de lo recibido para distinguir una relación tóxica del acoso, sin embargo no es su fin a la colectividad sino el de mostrar aquello en lo que las estructuras e instituciones patriarcales han fallado histórica y sistemáticamente, si bien hay que pasar de la catarsis colectiva, también hay que asumirla como parte del proceso. Tal vez a Blanch Pietrich nunca la han acosado. Gracias al movimiento sabemos mucho más de nosotros como sociedad, por ejemplo que el primer acoso de las mujeres en México se dio entre los 3 y los 8 años, etc. pero este texto no nos propone nada, sólo nos regaña por defendernos. Como se expresa en otros comentarios a esta publicación, él mismo, en su carta, expresó los pasos que hubiera dado de ser inocente, como la confrontación y la mediación, pero en cambio se colgó, sembrando terror, con un acto estridente y espantoso, dejando un lío y un encono, del que sí es responsable, dejándonos los feminismo que tenemos, no tan limpios como Blanch Pietrich desea.

  11. Avatar

    Maria José

    3 abril, 2019 at 11:05 pm

    Leyendo algunos d los comentarios al texto, es evidente que la falta de lectura de comprensión es una carencia en la educación en general. Es una verdadera pena q muchas d las mujeres dentro del movimiento feminista carezcan de inteligencia y cultura general. Es un profundo problema d falta d sentido común, sensibilidad, empatía y compasión. La agresividad de muchas de estas mujeres, la cerrazón d mente y odio es tan grave y nocivo como el de los mismos hombres. Incluso muchas d ellas, lucen como machos, dan miedo, son más masculinos q los mismos varones… Creo q hay pocas ganas d un acuerdo. Si por ellas fuera, la raza humana quedaría extinta. Es un problema d fondo y forma que debería replantear tanto odio. Y es lo q dice la autora del texto, pero no hay caso No hay peor ciego q el q no quiere ver.

  12. Avatar

    Cesar

    4 abril, 2019 at 1:23 am

    Estamos ante el regreso de La Santa Inquisición en las redes sociales. Sin pruebas juzgaran y encontrarán culpables a inocentes.

  13. Avatar

    Alberto Lastra

    4 abril, 2019 at 4:03 am

    La red ha dado voz a todos.
    Lo íntimo y lo privado han perdido su hermeticidad, para bien, para mal.
    El acoso sexual es tan antiguo como la sexualidad y ocurre hasta en la naturaleza, como tantas otras cosas. Socialmente, hemos satanizado esta forma de agresión sin medida. La distancia entre un piropo y una violación es muy grande, la denuncia suele estandarizar cada acto.
    Censuramos especialmente el acoso a menores de edad. Pederastía. Eso las diferencias jerárquicas en el trabajo también se señalan con enjundia, son abusivas.
    Qué hay del acoso entre iguales? Compañeros de trabajo, de escuela, o… gran tabú… dentro de casa. Sí, ahí mismo donde se callan las peores aberraciones… y ocurren cotidianamente y en cada nivel socioeconómico.
    Y que hay del acoso femenino? Ese no está tipificado, cuántos varones menores, niños incluso, son seducidos o asediados por mujeres adultas? Cuenta también como acoso? Lesiona? O en el caso masculino no es importante?
    Pongo en la mesa estas consideraciones sin más afán que la reflexión. Cuáles son los bordes y como los acotamos, sin paralizar la sexualidad de una sociedad viva?
    En el caso de Armando Vega Gil, la muerte lo redimirá de cualquier denuncia, le libera de la confrontación de una acusación, e incluso de otras posibles. Pasa de acusado a víctima en un acto más violento que la acusación de una mujer, que además, tampoco habló nunca de violación o un ataque real.
    No doy quien para juzgar nada. Especialmente sin conocer la realidad y sus detalles. Si soy un observador del mundo en que vivimos y su rápida evolución.
    El suicidio de Armando es muy cuestionable, especialmente ante una acusación light. Pero en cambio deja un acento oscuro y amargo que obliga a cuestionar un tema sensible. Del acoso al acosto sexual, del acercamiento a la seducción, del señalamiento a la fractura de una reputación.
    Dónde los límites? Qué se vale y qué no?
    Necesitamos reglas claras para agredidos y agresores. La acusación infundada o exagerada es otra forma de agresión e incluso de acoso. Corrompe otra área tan delicada como la dignidad sexual de cualquier persona. Su reputación.

    Alberto Lastra

  14. Avatar

    Jonathan

    4 abril, 2019 at 9:36 am

    A veces todo el problema está en que no sabemos leer (escuchar). La periodista no está buscando responsables de la muerte del rockero. Está haciendo una crítica a las formas que adoptó un movimiento que comenzó con causas legítimas y se convirtió en uno crítico, poco inteligente e insensible.

  15. Avatar

    Angie

    4 abril, 2019 at 12:58 pm

    Quien no es culpable, no se mata… así de simple. Al contrario, lucha con uñas y dientes para probar su inocencia. No hagamos mártires…

  16. Avatar

    carlos omar estevez acevevedo

    4 abril, 2019 at 4:35 pm

    Si tu lucha es de Odio y Venganza, deberías cambiar de lucha…

  17. Avatar

    Anna

    4 abril, 2019 at 6:17 pm

    Queda clarisimo que la autora cree en la inocencia de Gil Vega. No le da el beneficio de la duda a la joven que lo acusó. Pero, yo me pregunto. ¿Qué ganaría esta jóven con acusarlo? No creo que nada. Sinceramente .Y porque no se defendió primero. ¿Es mas importante su reputación que haber dejado huérfano a su hijo?

  18. Avatar

    Pamela

    5 abril, 2019 at 10:22 am

    Este movimiento de #metoo, que nos retorna a ser damiselas en peligro, poniendo de enemigo al Hombre siempre lascivo y su terrible patriarcado… y nosotras ahí, indefensas, usadas, sexualizadas, violentadas contra nuestra voluntad (porque una mujer en pleno ejercicio de su conciencia nunca se auto utilizaría como objeto)
    Ahora volviéndonos fuertes y solidarias para linchar en redes sociales a artistas sin pruebas ni posibilidad a réplica, porque yo si te creo hermana.

    Como mujer, me disculpo por estas hipócritas , ellas no nos representan.

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