Con perdón de las “audiencias”, como se dice ahora, no creo que Peña Nieto haya cometido un “error”, un acto de “traición a la patria” o hecho el ridículo al recibir a Donald Trump en Los Pinos. El “condón de los plutócratas” (como lo llamó Edgardo Buscaglia) se limitó a cumplir órdenes.
Carlos Salinas de Gortari, el único y verdadero jefe político de este ex país, diseñó una jugada diplomática de tres bandas por medio de su sobrina Claudia —la hija de José Francisco Ruiz Massieu, ex gobernador de Guerrero, asesinado en 1994 por Raúl Salinas de Gortari—, hoy por hoy secretaria de Relaciones Exteriores.
De acuerdo con un plan que todavía no conocemos pero ya se adivina, la canciller invitó a Trump y a Killary Clinton, según el periódico El Universal, para que vinieran a hacer campaña aquí, la semana que entra. Pero el plutócrata republicano “presionó” para que Peña lo recibiera ayer, como ocurrió en efecto. Y de repente, el patrioterío en pleno, desde Margarita Zavala hasta Enrique Krauze, pasando por todo el espectro declarativo, se envolvió en la bandera dispuesto a tirarse del castillo de Chapultepec 18.
Listo. A medida que se acercan las elecciones del 8 de noviembre en EU, Trump intenta desesperadamente no ganar (él entró a la contienda para hacer negocios, pero todos sus competidores lo dejaron solo) y vino a repetir las barrabasadas que excitan a la clase media blanca y fascista en el imperio, para perder votos de los mexicanos de allá, insultando a los de acá.
Muy bien. El territorio emocional quedó debidamente abonado para que el arribo de Killary —que en todo el proceso ha usado de comparsas a Trump y a Bernie Sanders— sea celebrado con júbilo, por ejemplo, por Margarita Zavala que asistió a la convención demócrata invitada por Obama y los Clinton, mismos que no acaban de agradecerle a su marido el haber detonado este genocidio —que sigue y sigue y seguirá— para destruir Pemex y privatizar nuestros hidrocarburos.
Entiéndase. México es el único estado de Estados Unidos al que a los dos candidatos les faltaba venir a hacer campaña. Trump ya cubrió el trámite. La semana próxima, después del homenaje a Juan Gabriel, que está previsto el lunes en Bellas Artes, Killary llegará y, como se decía antes, acabará con el cuadro. A los hechos habremos de remitirnos.
Por lo pronto, para eludir lo que sí nos concierne, nos preocupa y nos angustia, el retraso mental de Peña y su equipo de “creativos publicitarios” presentará hoy un programa de televisión, este sí, insultante y repugnante. Burlándose de la tradición republicana que lo obligaba —en leyes que ya no existen— a comparecer personalmente, como representante del Poder Ejecutivo, ante las dos cámaras del Poder Legislativo, para rendir cuentas del estado lamentable que guarda el Estado, el “condón de los plutócratas” actuará una parodia del añorado show dominical de Chabelo, rodeado de estudiantes de la Universidad Plagiamericana, para contarles un cuento llamado “Pero qué bien vamos”. A su modo, Peña también saldrá (cuando lean esto ya habrá salido) del apuro con un reality tan previsible y estulto como el de Laura Bozzo.
En esta semana tragicómica y carnavalesca —muere Juan Gabriel, se desbordan las cantinas ensordecidas por su inolvidable música, Nicolás Alvarado, director de TV UNAM se disfraza de Salvador Novo con retoques de Walter Mercado para buscar notoriedad y se convierte en el gargajo más escupido del día— lo grave es lo que no se va a decir, ni a discutir, ni a analizar, aunque todo el mundo lo sepa: el gobierno de Peña Nieto se acabó, el sexenio le quedó demasiado largo, estos cuatro años que apenas son tres con ocho meses, liquidaron su escasa capacidad de maniobra.
Presidente de humo (de humo, sobre todo, que brota por la boca de los fusiles), Peña no se ha cansado de humillarnos, ofendernos, agraviarnos, faltarnos al respeto y burlarse de nuestra impotencia para llamarlo a cuentas: no sólo vendió la industria petrolera, pues también la compró a través de sus amigos, no sólo llevó a cabo unas reformas que resultaron por completo inútiles (la del empleo redujo la tasa de empleos, la fiscal subió los impuestos a lo idiota y generó más pobreza, la educativa es la más patética y mentirosa pero no será abrogada porque su finalidad es destruir el movimiento de los maestros, que representa millones de votos no controlables por el PRIAN), etcétera.
Mejor ni hablemos de las matanzas (Tlatlaya, Apatzingán, Ostula, Tanhuato, Iguala, Nochixtlán y otras de menor calibre, multiplicadas por centenas en todas partes), o de los peores secretarios del gabinete —Videgaray, Chong, Nuño— que sólo estorban pero no serán removidos, o de la impunidad granítica de Alfredo Castillo, ni de todo lo demás que nos horroriza y nos repugna y no tiene vías de solución.
Con todo lo que pueda pensarse, esto no es lo peor. Lo peor de lo peor es que, frente al abismo de los dos años y tres meses que faltan para que sea echado a la basura Peña Nieto, en todos los ámbitos del espectro político se apuesta a la inercia. Gracias a “nuestra joven democracia” en 2018 habrá elecciones. ¡Oh, sí, qué gran consuelo! El aparato reproductivo del poder está perfectamente aceitado para cumplir su tarea: la sucesora de Peña será Margarita Zavala, o la botarga dentro de la cual se volverá a colar Calderón a Los Pinos.
El Instituto Nacional Electoral se construye un palacio que avergonzará a Buckingham, los siete magistrados del Trife se irán juntos y el PRIAN los sustituirá en grupo, y las casas encuestadoras y los medios desinformativos nos mantendrán atentos a la “ardua” lucha de la señora Zavala para venir desde atrás y alcanzar a AMLO en la recta final y “ganar” por un pelo y ser la primera mujer presidente de aquí, a imagen y semejanza de la futura primera mujer presidente de allá.
Dato aún más alarmante: los Chuchos trabajan en serio para acercarse a Morena. Ale Barrales, su guapa y decorativa presidenta, aceptó que apoyaron las reformas de Peña “pero lo hicimos de buena fe y vamos a revertirlas” (ajá, con 6 por ciento de aprobación), y lo que me provoca mayores escalofríos: Jesús Ortega y Jesús Zambrano les pusieron un bozal a los cuatro retrasados mentales —Acosta Naranjo, Belaunzarán y otros dos— que formaron el grupo de los “galileos”, que en la Biblia eran los judíos más insignificantes, a tal grado que su patronímico (pues nacieron en Galilea) era sinónimo de “aldeanos”.
Ay, nanita. ¿A poco nos va a volver a pasar lo mismo? Personalmente lo temo pero lo dudo. La inercia no les alcanzará para que el país no reviente. La CNTE nos está dando una cátedra de historia contemporánea que ya quisieran los zapatistas: con abnegación, con tenacidad, con espíritu de sacrifico y enorme valentía, los maestros han derrotado al gobierno. Han ganado la batalla contra la reforma punitiva. Han dado un ejemplo de lucha que otros sectores podrán replicar cuando se cansen de estar hartos, o nos cansemos todos. ¿Qué durará más? ¿El tiempo que sobra o la paciencia que estamos perdiendo? Aunque bien decía Ho Chi Mihn: “cuando a los vietnamitas se nos acaba la paciencia, vamos a la tienda y compramos más paciencia”.