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El oscuro pasado de Beatriz Paredes

La elección del 2024 ha desatado una lucha encarnizada en varios frentes para sacar a Morena de la Presidencia de la República. Los opositores al Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aún no definen quien será su carta fuerte en la contienda, pero son varios los que ambicionan ocupar el lugar que detenta el mandatario.

Después de declinaciones, bateados y encuestas, la senadora priista Beatriz Paredes Rangel es junto con Xóchitl Gálvez Ruiz, una de las dos posibles candidatas de la alianza Va por México, conformada por el PRI, el PAN y el PRD, y comandada por el empresario Claudio X. González, fundador de esta coalición de partidos.

Paredes Rangel es una mujer experimentada que se formó en una época en que los hombres dominaban la escena política. En 1987 era la única gobernadora de México y la segunda en la historia del país (la primera fue Griselda Álvarez Ponce de León, quien gobernó Colima entre 1979 y 1985).

En las últimas décadas, la priísta ha ocupado todos los cargos a los que puede aspirar un político: diputada local y gobernadora en su estado natal de Tlaxcala, diputada federal en tres ocasiones, presidenta del PRI, subsecretaria de Gobernación y subsecretaria en la Secretaría de la Reforma Agraria, dirigente de la Confederación Nacional Campesina, embajadora de México en Cuba y Brasil, y actualmente senadora.

También participó, como una de los seis coordinadores de la estructura electoral en la campaña del excandidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade.

En repetidas ocasiones, el diario español El País, ha colocado a la senadora como una de las “fichas fuertes” de la oposición para el 2024, según una encuesta de la consultora Enkoll. Su aspiración no es mal vista por los dirigentes de oposición, como por ejemplo Dante Delgado Rannauro, actual líder de Movimiento Ciudadano, quien gobernó el estado de Veracruz por el PRI mientras que Paredes Rangel hacía lo mismo en Tlaxcala.

La senadora desarrolló su carrera política a la par de personajes polémicos dentro de la estructura del PRI, y gobernó Tlaxcala cuando Carlos Salinas de Gortari arribó a la Presidencia de la República e introdujo en México el modelo neoliberal, caracterizado por la privatización masiva de empresas paraestatales y el encumbramiento de nuevos ricos.

Podría afirmarse que su aspiración llega en la peor crisis que atraviesa el Revolucionario Institucional, que en 2022 obtuvo un solo triunfo de 21 estados en disputa, y que, de acuerdo a algunos comentaristas, es un partido que perdería su registro el año entrante tras ser derrotado en el Estado de México, la joya de la corona de dicha institución política, dominada por el llamado Grupo Atlacomulco -fundado por el profesor Carlos Hank González- al que pertenece el expresidente Enrique Peña Nieto y sus familiares.

En apariencia, Paredes Rangel es de los activos del PRI con menos escándalos, si se le compara con el actual dirigente del tricolor, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, cuyas tramas de presunta corrupción han sido reveladas en audios que ha dado a conocer la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.

Pero basta echarle un vistazo al historial de la senadora para comprobar que su historial no es prístino ni cristalino. Los cargos que ha ocupado y el poder que detenta, surgieron a través de oscuras alianzas con personajes del priísmo que actualmente se encuentran en prisión, pues al igual que la ex lideresa sindical de los maestros, Elba Esther Gordillo, también recurrió al poder de la magia negra que practican hechiceros para escalar cargos al interior de su partido.

En el 2002, Paredes Rangel quería ser presidenta nacional del PRI, pero la dupla entre Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, le arrebataron la posición. La senadora acusó de un presunto fraude en la elección interna de su partido, y una campaña orquestada por sus adversarios que la acusaban de haberse beneficiado con el llamado Pemexgate en el que se reveló que recursos del sindicato petrolero se destinaron al financiamiento de la campaña de Francisco Labastida Ochoa a la Presidencia de la República.

De acuerdo con información recogida por el semanario Proceso, uno de los testigos protegidos que reveló esta información fue Melitón Cázares, exempleado de la Secretaría de Administración y Finanzas del PRI, quien aseguró que a los legisladores se les entregó, a través de otras personas, dinero en efectivo que se extrajo de una caja fuerte de la sede nacional del PRI.

Cázares aseguró que, a Beatriz Paredes, quien en aquel entonces presidía la mesa directiva de la Cámara de Diputados, se le entregaron 2 millones de pesos, supuestamente para pagar encuestas y financiar a los comités distritales.

La competencia por la dirigencia del PRI era reñida y en un intento por demostrar que no se había beneficiado con recursos del Pemexgate, la tlaxcalteña convocó a una rueda de prensa en donde dio a conocer su patrimonio que en aquel entonces sumaba los siete millones de pesos: una casa en San Angel Inn, valuada en 3.5 millones de pesos; un departamento en la colonia Del Valle, de 210 mil pesos; una casa en Tlaxcala, heredada de su padre, de 450 mil pesos, y un terreno en Boca del Río, Veracruz, que adquirió “con la ilusión de ver el mar”.

Además de dos vehículos, cuya marca y modelo no especificó y una camper que compró “con la ilusión de poder viajar”. También afirmó que poseía dos cuentas de inversión con un total de dos millones 17 mil 104 pesos, cuyos ahorros vería mermados a causa de su campaña interna.

A la postre, Madrazo obtendría la dirigencia nacional del PRI y Elba Esther Gordillo, la Secretaría General del partido.

La siguiente aspiración ambiciosa de Paredes Rangel fue obtener la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, y aunque perdió ante el perredista Miguel Ángel Mancera, ese no fue el dato más relevante, sino el señalamiento de que la tlaxcalteca estaba en la nómina secreta del exgobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, de quién habría recibido —según testigos protegidos— más de 10 millones de pesos para destinarlos a su campaña política.

En ese entonces, un grupo de disidentes del PRI, señalaron que Paredes Rangel había tomado fondos de la Fundación Colosio, que ella misma presidía, para promover su campaña y que además se le otorgó indebidamente la candidatura, pues aún no había cumplido la residencia de seis años en la Ciudad de México que le exigían las autoridades estatales para poderla registrar en la contienda.

Duarte se encuentra actualmente en prisión, acusado de saquear al estado más de seis mil millones de pesos, del desvío de fondos para financiar campañas del PRI y de haber endeudado al estado de Chihuahua con más de 48 mil millones de pesos. El expediente de Duarte aún se encuentra abierto, pero la senadora ha optado por guardar silencio ante este tema que ha salpicado a varios servidores públicos, entre ellos la actual gobernadora panista Maru Campos, quien también habría recibido recursos de parte del exmandatario.

De acuerdo con uno de los testigos protegidos, al que se le asignó el número df2311578/2018 para identificarlo, durante la primera parte de su administración, el exmandatario ordenó el desvío de recursos para campañas de diversas entidades como el Estado de México, Michoacán, Baja California Sur, Sonora y Ciudad de México.

Pero en el caso de la Ciudad de México, donde compitió Paredes Rangel, el testigo afirmó que entre el 2011 y 2012, la tlaxcalteca recibió algunos depósitos a través de seis operadores, uno de los cuales, fue identificado con el nombre de Normando Perales, quien presuntamente recibió el dinero en la mano.

Otro de los operadores señalados por el testigo en cuestión es Raúl Jabalera, quien, en el 2011, era el titular de la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS), y recibió dos entregas de efectivo; la primera por 7 millones de pesos y la segunda por 2.5 millones, también para apoyar la campaña de Paredes.

Pero eso no fue todo, la cantidad más fuerte que asciende a los 10 millones de pesos se la entregó presuntamente Carlos Hermosilla Arteaga.

Los amigos de Beatriz

El columnista de El Heraldo de México, Alejandro Sánchez, señala en uno de sus escritos que el presunto financiamiento de Duarte a la senadora, es un tema del que no quiere hablar ella ni con su equipo de comunicación.

Según Sánchez, la amistad entre César Duarte y Beatriz Paredes Rangel data desde que ella tuvo el liderazgo al frente de la Confederación Nacional Campesina (CNC) de 1995 a 1998, “en cuyo trienio, el exmandatario se desempeñó como asesor del comité regional de la CNC”, pero “la relación entre ambos se hizo más fuerte cuando coincidieron como diputados federales en la LVIII legislatura, de 2000 a 2003”.

A Paredes Rangel le tocó coordinar a la bancada del PRI en la Cámara de Diputados como partido opositor, pues Vicente Fox se había alzado con el triunfo en la Presidencia de México. Posteriormente, la tlaxcalteña ocupó la presidencia de la Mesa Directiva del Palacio Legislativo de San Lázaro y continuó al frente de la Junta de Coordinación Política.

Años después, en el periodo 2007- 2011, cuando la aspirante a la Presidencia de la República se convirtió en la dirigente del PRI a nivel nacional, Duarte ocupó la presidencia de la Cámara de Diputados y desde esa posición trazó la ruta para construir su candidatura al Gobierno de Chihuahua.

Además de César Duarte, Paredes Rangel labró una fuerte amistad con Mario Marín Torres, el llamado ‘gober precioso’, actualmente preso en el penal de Cancún, Quintana Roo, acusado del delito de tortura en agravio de la periodista Lydia Cacho Ribeiro.

La senadora recibió el respaldo de Marín Torres para ascender a la dirigencia del PRI, quien presuntamente ejerció presión entre consejeros priístas de Puebla, para que votaran por ella.

Feminista de discurso

Dentro de la política nacional, a Paredes Rangel se le ha considerado como una mujer de avanzada. Ella misma se ha calificado como feminista y de vanguardia, sin embargo, nada más contrario a los hechos. La trayectoria de la senadora está marcada por la criminalización del aborto en 17 estados de la República, de los cuales, 10 estaban gobernados por el PRI, mientras ella era su dirigente.

Una cruzada que de acuerdo a la revista Proceso, se hizo evidente en el estado de Veracruz que gobernaba Fidel Herrera, a cambio de la compra-venta de votos para que el Congreso de esta entidad aprobara la penalización de la interrupción del embarazo.

La entonces presidenta del PRI había acudido al quinto informe de gobierno de Herrera, y en uno de los pasillos amagó al exmandatario. Le dijo que, si quería apoyo y recursos, entonces él tendría que impulsar en su Congreso la iniciativa para sancionar el aborto.

“Si quieres que salga tu presupuesto de apoyo a los programas del suroeste y los apoyos a los ingenios, instruye para que salgan las iniciativas (prohibiendo el aborto) en el Congreso veracruzano”.

El semanario resaltó que dos diputadas se habían opuesto a votar por la iniciativa, entre ellas, la diputada indígena Bernardina Tequiliquihua, del distrito de la zona de Zongolica, y Dalia Pérez Castañeda, quien se mantuvo firme y se indisciplinó ante la instrucción girada.

Tequiliquihua había sido visto en compañía del arzobispo de Xalapa antes de la votación en los pasillos del Congreso y fue la única que se sumó a la penalización del aborto.

De acuerdo con la crónica del semanario, días después de la aprobación, la dirigencia del PRI hizo aprobar en el Congreso Federal el presupuesto solicitado por el gobernador Herrera, quien posteriormente “se reunió con ingenios de Veracruz, en un festivo evento donde, magnánimo, repartió medicamentos, despensas, anteojos, aparatos para el oído y bicicletas. La prensa local publicó que se confirmaban proyectos aplazados del gobernador para el suroeste, y en la prensa nacional Roberto Madrazo declaró a Herrera como uno de los tres presidenciables para el año 2012”.

Según los testimonios recogidos por el semanario, también se supo que dos personas de origen vasco entregaron a legisladores de varios estados de la República portafolios llenos de billetes para que votaran a favor de la penalización del aborto.

Esa decisión, le costó severas críticas a la actual senadora. Una de ellas, de parte de la escritora Sabina Berman, quien en la publicación Cuadernos Feministas, señaló lo siguiente:

“Escribe usted que ha tenido que sacrificar sus altos ideales feministas y de izquierda por los todavía más cruciales ideales democráticos. Como presidenta del PRI, su deber ha sido respetar la libre elección de cada diputado priista al votar, bajo el peso de su conciencia individual, sí o no a las reformas que criminalizan el aborto”. “¿Democracia, licenciada Paredes? No. Simulación de democracia”.

Paredes y El Gato Negro

Entre los misterios que rodean a la senadora, se encuentra también la presunta visita de la senadora al brujo Wenceslao Flores Xala, alias el Gato Negro, narrada por el periodista José Gil Olmos en su libro Los Brujos del Poder 2, donde da continuación a la serie de crónicas de personajes de la política que han recurrido a la magia para obtener poder.

Gil Olmos menciona que poco después de la derrota que sufrió ante Roberto Madrazo y la Mtra. Elba Esther Gordillo, por la dirigencia nacional del PRI, la tlaxcalteña recurrió al brujo por medio de una persona llamada Doña Eli, quien le dijo que deseaba limpiar el camino de su carrera política porque había tenido algunos problemas.

El periodista relata que la senadora se entrevistó con el brujo en su casa en el municipio de Santiago de Tuxtla, quien llevó a la exgobernadora de Tlaxcala hasta el lugar sagrado que tiene en el bosque, donde realizó el acto de magia negra e invocó “a los espíritus de los grandes hombres” para que la ayudaran a alcanzar el poder que tanto deseaba la priísta.

También le rezó el novenario a la Santa Muerte para que ésta apalancara los planes políticos de la actual dirigente nacional del PRI.

—La llevé a mi templo y ahí realizamos el rito; sacrifiqué una gallina negra y lancé los conjuros necesarios…

—¿En qué consistían esos conjuros? ¿Qué hizo?

—Bueno, fue una ceremonia que duró todo un día. Empecé diciendo: “Yo te conjuro por lo que quieres ser…. Espíritus de los grandes seres, los invoco para lograr que Beatriz Paredes llegue a lo que quiere ser” …, contó al periodista.

El Gato Negro mencionó a Gil Olmos que realizó seis sesiones a la exlideresa del PRI, cinco de ellas en su casa en la Ciudad de México, y por cada una cobró 6 mil pesos. Sin embargo, poco después se enteró que Doña Eli, sacó provecho de la situación, pues le cobró a Beatriz cerca de 600 mil pesos.

“No es justo eso, pues nuestros ‘trabajos’ cuestan. Se aprovecharon de mi trabajo, pero las malas acciones siempre se pagan”, dijo el brujo al reportero, decepcionado también por la conducta de la senadora.

Jorge Covarrubias
Escrito por

Reportero. Estudió sociología. Aún cree que la función del periodismo es eminentemente social y no un simple intercambio de mensajes entre la clase política.

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