La lucha contra la corrupción es el fundamento del actual sexenio, ahí nos hemos encontrado con el destape de muchos sectores y procesos públicos que se encontraban secuestrados y delineados en su acción por intereses privados, o mejor dicho, privativos. Estos saqueos locales componen lo que en lo universal ha sido denominado como la corrupción neoliberal.
Estos temas son de gran relevancia porque revisten una complejidad especial, además de tener una connotación evidentemente jurídica también tienen una capa ética, no en el sentido de un asunto de conciencia moral, sino de responsabilidad política con respecto a la colectividad. En el actual caso de ex funcionarios de CONACYT que presuntamente causaron un daño al erario reviste un fenómeno interesante a considerar.
Pero antes de ahondar en el tema es necesario decir que el neoliberalismo significó un híbrido entre actos de corrupción directos (rompimiento de la ley) y una ingeniería leguleya de interpretación en una estructura de complicidad política para re orientar recursos para el beneficio de grupos en específico. De ahí que es complejo (más no complicado) comprender que las mafias que se instalaron en sectores primordiales como el farmacéutico, o en materia de energía, también haya tocado al sector de la ciencia en el país.
Ha sido muy desafortunada la campaña de “defensa” de la pseudo oposición (o del grupo afectado) para pretender imponer en la opinión pública la idea de que el hecho de ser científico o científica equivale a tener una ética impecable por sí misma. Se trata de una estrategia de poner en segundo lugar el probable daño al erario en segundo plano sólo porque se tiene esta etiqueta social de “hombres y mujeres de ciencia”.
Esto es, de hecho, una de las características de la noción tecnocrática, establece que estos personajes mantienen una especie de halo de santidad y superioridad. Nada más falso. Al contrario, la defensa de carácter legal puede darse (y están en todo su derecho) pero el hecho de haber mantenido alegremente ríos de dinero para efectos ajenos al servicio público exige una explicación ética abierta de esos actos.
Me parece que esta situación en particular es, apenas, los prolegómenos del destape de la corrupción sistémica que hay en el sistema universitario como una totalidad. La constitución de las mafias, si bien no es ilegal, esta alejado de toda ética.
El mandato democrático ha expresado la necesidad de cambiar todas las formas sociales del país. Expulsar la corrupción estructural y la falta de ética de las mafias que inhiben el surgimiento de nuevas voces y nuevas prácticas.
Es necesario que se aclare la situación jurídica, esa es una investigación que no nos compete, pero si es importante reflexionar en torno a la manera en la que la ciencia en México se convirtió en una estructura profunda de desigualdad, en la que unos pocos administraron caudales de dinero mientras los muchos vivieron día a día en las aulas sin más opción que la precarización laboral.
Es momento de aclarar esa situación, también, frente al tribunal de la historia. Es necesario un rediseño completo de la actividad científica del país.
HECTOR MANUEL RODRIGUEZ CAZARES
30 septiembre, 2021 at 6:30 pm
SAQUEN A LOS BUROCRATAS Y LOS QUE NO SON CIENTIFICOS PERO INMEDIATAMENTE NO LA CHIFLEN QUE ES CANTADA LA 4 T ESYO YA CAMBIO PERO NO ENTIENDO QUE NO ENTIENDEN Y CON LETRAS MAYUSCULAS X SI NO MIRAN BIEN.