Por: Polemón
25 de marzo de 2015. ¿Quieres consultar las cartas o telegramas que Porfirio Díaz envió a sus colaboradores para ordenar que mataran “en caliente” a algún opositor? Lástima: ya no podrás hacerlo. La Universidad Iberoamerica decidió “clasificar” durante 10 años todos los documentos que tiene el Archivo Díaz.
La medida coincide con la que adoptó el Archivo General de la Nación, que impedirá el acceso del público a los documentos relacionados con la “guerra sucia” de los años 60 y 70, y en particular a los referidos a la Dirección Federal de Seguridad y las fuerzas armadas.
Esta disposición coincide, a su vez, con los impedimentos que ha interpuesto el gobierno federal para evitar que investigadores académicos o defensores de derechos humanos, profundicen sus estudios sobre el papel que jugó el ex gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa en la guerra de baja intensidad contra la guerrilla de Lucio Cabañas.
Tanto el cuartel del 27 batallón de Infantería, con sede en Iguala, como la Zona Militar de Chilpancingo, fueron los bastiones desde los cuales el gobierno del presidente Luis Echeverría y el de José López Portillo, que lo sucedió, llevaron a cabo una verdadera guerra de exterminio contra los campesinos de Guerrero.
Hoy por hoy, un hijo de Figueroa Figueroa, el también ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, es uno de los poderes fácticos más influyentes de ese estado. El cacicazo fundado por su padre en el municipio de Huitzuco, se localiza dentro de la zona donde se produce la goma de opio, precursora de la heroína, una sustancia ilícita que produce ganancias estimadas en mil millones de dólares al año.
