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Jaime Avilés y Jesusa Rodríguez (Foto: Rodrigo González "Eneas" / Cuartoscuro)

Cultura

Carta de amor de Jesusa Rodríguez a Jaime Avilés

Ante todo agradezco a Giovanna, a Julio y a Juncia el recordar a Jaime aquí en Los Pinos, porque sin personas como él seguramente no estaríamos aquí.

A Jaime y a mi nos unió siempre el humor, fue el caldo de cultivo de nuestra amistad y extraño tanto su sentido del humor que le he escrito esta carta de amor -a pesar de su pinche afición a la tauromaquia- por si en una de esas, me contesta y me vuelve a hacer reír o simplemente la recibe en Elmásalla y me devuelve una mirada, con su risa inolvidable.

CIUDAD DE MÉXICO, El periodista Jaime Avilés. Foto: Pedro Valtierra / Cuartoscuro

Querido Jaime:

A ti, el mejor cronista de tu generación -Monsiváis dixit- a ti que denunciaste la injusticia, a ti que te disfrazaste del señor Mossca para desenmascarar la corrupción y la impunidad, a ti que tanto cariño, alegría y dignidad nos dejaste, ¿qué te voy a contar yo?

Pues si tengo algo que contarte, resulta que el humor ha cambiado tan radicalmente como la realidad de millones de personas en México y de eso te quiero platicar.

¿Te acuerdas de nuestra primera antipastorela, “El reino de interpelandia” que nació de la primera vez que alguien- en este caso Muñoz Ledo- le alzó la voz al presidente en turno, y el país lo tomó como si le hubieran levantado la mano a su papa?

El periodista Jaime Avilés. Foto: Pedro Valtierra / Cuartoscuro

La indignación ante semejante afrenta a ti te daba risa, e imaginaste un pesebre tamaño natural donde el Rey Cejafrita, que no era otro que aquel expresidente anodino que nos dio en toda la Madrid instaurando el neoliberalismo y su esposa la reina menonita, daba a luz dos niños dioses: Cuahtémoc y Salinas, y en la que al final tiraban a uno al río y el otro se convertía en un energúmeno que giraba instrucciones como loco a diestra y siniestra.

La escribiste en una semana, tú por las noches arrastrando el lápiz y nosotras montando durante el día. Entonces nos reíamos amargamente de una realidad avasallante: la inflación galopante, las devaluaciones, el crecimiento del narco, en fin, la ruina de un país al que los gobiernos del PRI ayudaban a devastar. A pesar de todo, se imponía tu optimismo y la obra terminaba con este esperanzador estribillo que nos catapultaba de lleno a la depresión:

“Se acabó la miseria, el dolor
Nunca más volveremos a ser
Infelices lo fuimos ayer
Se acabó, se acabó.”

Poco después, empezamos a buscar una sede para nuestro maquiavélico proyecto de hacer un laboratorio de farsa Mexicana. Me presentaste al Dr. Salvador López Antuñano, quien te adoraba y decía que habías sido el niño más hermoso de la tierra, y que la gente se paraba para admirarte, comentario que invariablemente te hacía sonrojar.

El periodista Jaime Avilés. Foto: Pedro Valtierra / Cuartoscuro

Fue entonces que rentamos el Teatro de la Capilla e iniciamos El Hábito, al fin teníamos un lugar fijo para seguirnos riendo a gusto de nuestras desgracias e hicimos gran cantidad de espectáculos, en los que el humor, siempre dirigido a los verdugos, se nos atragantaba como la guillotina, al ver la condición de las víctimas del mal gobierno del mal llamado chupacabras, ojalá hubiera sido un animal fantástico, pero no, era simplemente el Babalkucas, Salido del Atari, Salinas, el mal nacido y conste que no lo digo por su físico.

El periodista Jaime Avilés en 2005 con Jesusa Rodríguez en el bar El Hábito. Foto: Francisco Olvera / La Jornada

Ahí comenzó la narco realidad, la narco política, el narco poder, los Chapos, los güeros Palma, los Esparragozas, que ahora ya son “la barbie”, “el moco”, “la troca” y “la cucaracha” y se han vuelto parte de la cultura popular.

En fin, la colombianización de México que en Colombia se conocío como la mexicanización de Colombia, total que se expandió el fenómeno a tal grado que terminamos el año haciendo la Narcopastorela “El cartel de Belén” y vuelta a reírnos amargamente de nuestra situación, pero al menos nos consolaba la idea de que todo iba a ser mucho peor.

Jesusa Rodríguez y Jaime Avilés. Foto: Pedro Cote

Vinieron las privatizaciones. Nos privatizaron hasta la risa cuando le entregaron Telmex al señor Slim fast y TV Azteca al tristemente célebre Salinas me Pliego, quien recibió la televisión estatal mediante un préstamo nunca aclarado del hemano incómodo, que ahora está bastante cómodo, pues lo sacaron de la cárcel y le devolvieron sus propiedades y su fortuna, pero me estoy adelantando. Todavía no se firmaba el TLC, sinembargo ya lo teníamos encima, cuando hicimos Cachirulo para adultos, con el mismísimo Enrique Alonso, “El gigante egoista” se llamó aquella farsa escrita por Malú Huacuja, en la que se trataba de desilusionar al niño que todos llevamos dentro, y desgraciadamente lo lográbamos. El propio Cachirulo comenzaba revelándonos que el chocolatote express era un producto chatarra que nos inoculó, aprovechándose de nuestra inocencia.

Eran los años del VIH-SIDA y tú escribiste IN VITRO Y EN DIRECTO, una farsa donde lo protagonistas eran la célula y el virus y que a pesar de tratarse de humor científico no dejaba de ser desolador. Por aquel entonces, además de los asesinatos de cientos de perredistas, Salinas le dió el tiro de gracia a mesoamérica – Alfredo Lopez Austin dixit- con la reforma al artículo 27 constitucional que posibilitaba la venta del ejido, y como aquello nomás no daba risa, hicimos el la segunda farsa Cachirulezca, “El ejido en navidad”-también escrita por Malú- protagonizada por dos campesinos famélicos en una milpa escuálida, un espectáculo tan triste que parecía que el público lloraba de risa, o simplemente lloraba con tal de no desperdiciar el cover.

Así pasaban aquellos amargos años, en los que literalmente ya no hallábamos de qué reírnos, hasta que llegó tu mayor éxito, basado en el pleito entre la cúpula intelectual de México que en busca del apapacho, se agolpaban unos en “Vuelta” y los otros en “Nexos”, y tu hiciste “Paz en el Olimpo” aquella farsa memorable donde nos mostraste de qué estaban hechos los intelectuales orgánicos, que paradójicamente, entre más orgánicos, resultaban menos saludables. Inolvidable fue tu aparición en escena en aquel espectáculo en el papel de Carlos Fuentes, resultaste un gran improvisador y por supuesto brilló tu inteligencia nada artificial.

Liliana Felipe y Jaime Avilés. Foto: Pedro Cote

Seguíamos entonces viviendo de la amargura de la realidad de México, llegó la efeméride de los 500 años del descubrimiento de América que oficialmente llamaron “El encuentro de dos mundos”, pero que en El Hábito bautizamos como “Los 500 coños” y reíamos lágrimas negras tratando de entender qué habría en nuestros desolados territorios, antes de que alguien los descubriera. Otra triste antipastorela se llamó “Fue niña” en la que la desdichada virgen era perseguida por el reino celestial para obligarla a abortar, dado que estaba esperando una niña y el mesías no podía ser niña, pues no lo soportaría el marketing católico que ya había mandado a hacer millones de crucifijos y estampitas y no daba tiempo de ponerles brassiere. Y además, ¿Qué se iba a hacer con esa niña? ¿Acaso al niñito Jesus le iban a poner Jesusa? ¡Blasfemia!

Vivíamos el colmo de la tristeza, pero insistíamos en el desánimo, el sentimiento de pérdida y de desesperanza y nos pasamos a reír amargamente de la situación de la ciudad de México en manos de Manuel Camacho Solís, entonces escribiste “La Diana Casadera” para seguirnos azotando. Recuerdo que te pedí un libreto para que lo protagonizara nuestra gran amiga Isela Vega, y tú con tu siempre inquebrantable lógica, escribiste un libreto para “Malgré tout” esa escultura de Jesús F. Contreras secuestrada en la escalera del Munal (Y que quede claro que no fue García Luna). Una mujer joven, desnuda y encadenada, que “a pesar de todo” levanta la cabeza hacia el frente, como diciendo: ¡Algún día se va a acabar el PRI y entonces ya verán!

Escultura Malgré tout en el Museo Nacional de Arte. Foto: Especial

Ahí tu humor me superó y ya no lo entendí, y tú te fuiste a seguir con tus fabulosas crónicas del mundo.

Mas tarde que temprano, amanecimos o debiera decir anochecimos al año 1994 con la entrada en vigor del TLC y el levantamiento zapatista en el que os involucrasteis de lleno, primero enalteciéndole, posteriormente detractándole.

Seguíamos riendo y llorando con el papelón de Camacho Solís como comisionado en Chiapas. Cuando sobrevino el magnicidio de Colosio y todo el país enmudeció. El PRI se mostraba en todo su esplendor y neciamente continuaba como si nada.

Entonces hicimos de la mano de RIUS, “Los Supermachos” ópera chamula que poco tenia de divertida y menos cuando el subcomandante Marcos hacía un strap tease en el que se quitaba todo menos lo que el público esperaba: el pasamontañas.

Jaime Avilés y Liliana Felipe. Foto: Pedro Cote

Ya en el sexenio de Zedillín, la única escena cómica la proporcionó el mismo Salinas con su huelga de hambre de un día y su posterior autoexilio, ya ni para llorar estaba la cosa y menos con la crisis financiera y el fobaproa.

Tan patética era la situación, que ya no sé si confundo los tiempos, al grado que llegó a gobernar la ciudad Oscar Espinoza Villareal que puso un baño de vapor en el palco principal del Teatro de la Ciudad, no es broma. Como respuesta a aquella gran depresión hicimos un espectáculo distópico que se llamó “Cuando el regente nos alcance”. ¡Cual no sería nuestra sorpresa que en efecto nos alcanzó! Y aunque nos dieron el gusto de meter a Raúl Salinas a la cárcel, la depresión y el PRI arreciaban y parecía que nunca iban a terminar.

Estrenamos para aquella época el “Juicio a Salinas” a partir de la presentación de un libro de Helio Flores y aquel ejercicio de justicia virtual, nos catapultaba a la realidad de que aunque no hubiera nunca un juicio real a Salinas, de alguna manera la historia ya lo había juzgado, pero en el fondo todo esto también era patético, porque el verdadero Salinas seguía y sigue disfrutando lo que se robó.

Muchos años me puse la mascara de Salinas, al grado de que hubo quien comentó que él me imitaba. Para mi era una especie de castigo cívico, es horrible verse al espejo y encontrarte con aquella cara, por suerte después empezaron a vender las máscaras de Salinas en los semáforos y la cultura popular me liberó de aquel doloroso sacrificio.

Jesusa Rodríguez con la máscara de Salinas de Gortari.

Y así seguimos, perdiendo el sentido del humor poco a poco, cuando Monsiváis nos escribió “Víctimas del pecado neoliberal” en el que hasta el melodrama renunciaba a su cualidad de cursi para convertirse en una compleja farsa intelectual que comenzaba diciendo: “Era un 24 de diciembre, el día en que la humanidad celebra el nacimiento de la sociedad de consumo…”

Total que nunca supusimos llegar a tan hondos niveles de amargura hasta que en 1995 en un acto de oscura adivinación, con el espectáculo “Sor Juana en Almoloya” anunciamos el advenimiento del PAN para el año 2000, la misma corrupción, la misma impunidad, pero ahora comulgando en el Vaticano.

Si todos los años anteriores nos llevaba la tristeza, la llegada de Fox nos hundió en una parálisis donde el humor era una especie de sutura en la herida, que conforme más nos reíamos, más nos dolía. Asi que ya no quedaba otra que la desobediencia civil.

Jesusa Rodríguez y Jaime Avilés. Foto: Pedro Cote

Cerramos el Hábito y por culpa de Elena Poniatowska, nos hechamos a la calle a vivir el desafuero de AMLO y el fraude de Calderón, su Guerra contra el narco, los secuestros de García Luna, bueno ni siquiera nos dieron el gusto de quedarse con Diego Fernandez de Ceballos, a saber cuanto pagaron los secuestradores por devolverlo, pero nos lo regresaron.

Y luego procedimos a arrastrarnos de angustia todo el sexenio de Peña, al cual en honor a tu columna “Desfiladero” se le conoció como el Despeñanieto. Fueron años de mucha congoja y mortificación en los que por no llorar nos reíamos de nosotras mismas.

Hasta que te nos fuiste en el año 2017 el aciago 8 de Agosto el mismo día que RIUS. entonces si ya no nos quedaron ni lágrimas.

Jaime Avilés con máscara de Felipe Calderón. Foto: Pedro Cote

Pues bien, he hecho este melancólico recuento de calamidades, para decirte que llegó el día que creíamos nunca llegaría y que ya no te tocó ver: finalmente AMLO ganó la presidencia en el 2018, esta tercera vez ya no le pudieron arrebatar el triunfo y comenzó la 4T. Entonces ocurrió un fenómeno inusitado, pues no solo el país, sino también el humor, sufrío un cambio radical. Todo empezó a darnos risa, bastaba con oír hablar en serio a Krauze o a Aguilar Camín para desternillarnos, o soltar la carcajada con los rigurosos tik toks de Ricardo Anaya desde el autoexilio, o disfrutar enormemente las “citas eruditas” de Claudio X y su falta de tino al elegir candidata para la oposición y revolcarnos hasta el dolor de estómago con la campaña de Xóchitl, intentando pegar su chicle o descuajeringarse con el anuncio del Nuevo partido de Eduardo Verástegui.

Ya no hacía falta escribir scketches políticos ni ponerlos en escena, se instauró la forma más original de humor de todos los tiempos: el humor involuntario, o dicho de otro modo, la coartada de Monsiváis en “Por mi madre bohemios” se convirtió en el día a día del conservadurismo, surgieron humoristas inigualables como Lilí Téllez, una cómica nata (si quieres dejémoslo en una nata) o Denise Dresser encarnando la versión Polanco del cura Hidalgo, liberando al pueblo de sus cadenas o Fernando Belauzarán -si ese que se te atragantaba y te hacía inflamar el hígado-, ahora conduciendo un mitin de Xóchitl, algo realmente para vomitarse de risa.

Elena Poniatowska, Jesusa Rodríguez y Julio Avilés, en el homenaje a Jaime Avilés en Los Pinos. Foto: Rodrigo González “Eneas” / Polemón

O cómo no agradecer las estridencias de Kenia López Rabadán, que harían palidecer a la gran Vitola, ¿Y, qué sería de los “memes” sin Vicente Fox? muy superior a chespirito su mentor. O las encuestas de Lupe Loaeza en primera clase del vuelo a París o Laura Zapata exorcisando el Himno Nacional en Atypical TV ese programa de humor blanco para toda la familia… y así hasta el infinito. Con decirte que hoy los libros de humor son los que recopilan y analizan declaraciones de odiadores de AMLO y la 4T como “Ternuritas” de David Bak Geler.

Si antes los corruptos disfrutaban lo robado, ahora tenemos el INDIVO, o Instituto para Disfrutar lo Votado. El humor mexicano se ha vuelto sublime, todo es motivo de risa y diversión, ir a un Banco del Bienestar y ver a adultos mayores panistas furiosos cobrando su pensión, o recientemente una jueza ordenando encarcelar por desacato a la Presidenta de la República, si oíste bien, tenemos la primera Presidenta, lo inimaginable para México, el país de los machos y los supermachos, de los que ahora nos reímos todas.

Jaime Avilés en una de sus obras de teatro. Foto: Pedro Cote

Pero lo más importante es que un momento tan divertido, jamás se hubiera dado sin que personas como tú o Rius, o Chaneca, o Monsiváis, o Pitol, o Luis Prieto y un largo etcetera no hubieran derramado su humor en todos esos años oscuros, ayudándonos a sobrevivirlos.

El humor es una muestra de inteligencia y ustedes nos dejaron como herencia una red de carcajadas. Ahora nos hace reír el conservadurismo rancio y eso pone a México a la vanguardia del humor internacional.

Jaime Avilés. Foto: Pedro Cote

Gracias querido Jaime por habernos hecho reír tantos años.

Escrito y leído por Jesusa Rodríguez para la mesa redonda para recordar a Jaime Avilés a sus 70 años, en el Salón Venustiano Carranza del Complejo Cultural Los Pinos el día 26 de octubre de 2024.

Jesusa Rodríguez
Escrito por

Es una creadora escénica, cuyo trabajo se caracteriza por el humor, la parodia política y la reinterpretación de los clásicos en el teatro y en la ópera. Durante 15 años dirigió un espacio de farsa política llamado “Él Hábito” en la Ciudad de México. Ha dirigido también adaptaciones para teatro desde Shakespeare hasta Sor Juana, así como óperas de Mozart y de autores mexicanos. También ha realizado performances, instalaciones teatrales, talleres con mujeres indígenas y durante más de 25 años acciones en defensa del maíz nativo. En 1989 obtuvo el premio a la mejor actriz en el Festival de Montréal, Canadá y en el año 2000 junto a Liliana Felipe el Obie Award del Village Voice de NY. EUA. Desde el año 2005 se unió a la lucha de Andrés Manuel López Obrador por la transformación de México y condujo múltiples mitines hasta el triunfo en el año 2018. Fue Senadora de la República por el partido Morena del año 2019 al 2022, actualmente es Asesora de la Presidencia en materia de cuidado y protección del medio ambiente, llevando a cabo el Plan de Paz y Justicia para las comunidades indígenas E’za’r (Chichimecas) y Hñahñu (Otomíes). Los últimos 10 años se ha dedicado al estudio de los derechos de los animales. En relación a este tema propuso una iniciativa en el Senado de la República para elevar el estatus de los animales como seres sintientes y para que dejen de ser considerados cosas, reconociéndolos como sujetos de derecho, cada uno según su especie.

7 Comentarios

7 Comentarios

  1. Aguirre

    3 noviembre, 2024 at 5:41 pm

    Excelente, cuánto aprendizaje en esta lectura

  2. Margarita Olmos

    3 noviembre, 2024 at 5:50 pm

    Excelente reportaje!!!! ojalá hubieran muchos!!!!

  3. Homero Torres

    3 noviembre, 2024 at 9:08 pm

    No tiene desperdicio este texto sobre jaime Avilés, yo tuve la fortuna de conocerlo en Guadalajara siempre durante varios años después de asistir a la FIL en unas espléndidas noches bohemias en mi bar El Gato Verde. Jesusa, Elenita Poniatowska y yo recuerdo haber comentado algo parecido: Me apena tanto que Jaime no hubiera alcanzado a ver el triunfo de AMLO, seguiría vivo seguramente.

    • Homero Torres

      4 noviembre, 2024 at 10:12 pm

      ¿Me recuerdas a mí, Jesusa?

  4. Rebeca Cuevas

    3 noviembre, 2024 at 11:24 pm

    Jajajaja es una obra de arte su carta, su maravilloso estilo humorístico político, una sintesis muy divertida de la historia triste q vivimos en el neoliberalismo y el ahora feliz de la 4T. Jajajaja como bien dice ya cambio el sentido del humor con estos personajes del conservadurismo. Es verdad dentro de toda esa tragedia q vivimos así nos reímos gracias a otros grandes del arte y la cultura como ella, la gran Jesusa Rodríguez!

  5. LMR

    4 noviembre, 2024 at 9:15 am

    Se habla mucho Jesusa del humor político-religioso ¿Pero donde queda el humor a la vida cotidiana?

  6. esther solano

    4 noviembre, 2024 at 4:15 pm

    Somos millones de mexicanos que tenemos nuestras historias de lo que pasamos para llegar a la transformacion pero muchos deseamos ser mas discretos no queremos luces sobre nuestros momentos sobre nuestros sacrificios . Conclusion: Jesusa ;seria muy acertado y agradable no tomar el centro de atencion . Millones de hombres que nunca sabremos sus nombres mujeres que sacrificaron incluso sus matrimonios por alcanzar la transformacion. Claro , todos y muchos los que podiamos comprar PROCESO leiamos a Jaime Aviles.

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