Desde el 16 de abril delegaciones de Brasil y China visitaron las obras de construcción de Malha I y Porto Sul de Fiol, para evaluar de cerca el desarrollo del Corredor Bioceánico que unirá a estos países, un proyecto parecido al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que construyó el ex presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
En el caso del Bioceánico, éste podría “transformar la relación comercial de Brasil y China”, aseguró Leonardo Ribeiro, secretario Nacional de Transporte Ferroviario del país sudamericano.
El megaproyecto de infraestructura busca revolucionar el comercio en América del Sur, al conectar el Océano Atlántico con el Pacífico a través de Brasil y Perú.
Actualmente el transporte de mercancías de Brasil a China y viceversa, se realiza por medio del canal de Panamá y toma 67 días, 13 horas, de acuerdo con la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) de Perú.
El Corredor también tiene como eje la unión del puerto de Santos (Brasil) con el puerto de Ilo (Perú), atravesando la región de Cochabamba (Bolivia). Con su construcción, se prevé que esta distancia podrá recorrerse en tan solo cuatro días.
La infraestructura vial deficiente ha sido uno de los principales obstáculos históricos para el desarrollo del comercio entre los países del corredor; por eso el proyecto tiene el respaldo financiero de China.
En tanto que en México, el Interoceánico ya superó al Canal de Panamá en tiempos, al trasladar 600 autos de la marca coreana Hyundai desde el Océano Pacífico al Océano Atlántico, para que estos pudieran llegar a su destino en la Costa Este de Estados Unidos.
Esta operación tardó aproximadamente una semana, reduciendo significativamente los tiempos de traslado en comparación con el Canal de Panamá, que en un cruce similar puede llegar a demorar 12 días.
