Un gobernador a quien la Cámara de diputados le quitó el fuero para poder ser juzgado. Un gobernador acusado de lavado de dinero, de delincuencia organizada, de fraude fiscal y vínculos a un esquema de corrupción y desvío de recursos. Un gobernador con nexos con el cártel de Sinaloa. Un gobernador que, junto con varios integrantes de su familia, está siendo investigado en Estados Unidos por lavado de dinero.
Ése es el gobernador panista de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
Tamaulipas se acerca día a día a convertirse en un narcoestado, si es que no lo es ya. Y es que el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial de esa entidad están rendidos a los grupos de narcotraficantes.
Desde 1993 todos los gobernadores tamaulipecos han sido acusados, tanto en México como en Estados Unidos, de delitos asociados a narcotráfico y al lavado de dinero.
Los priistas Manuel Cavazos Lerma, mandatario estatal entre 1993 y 1999; Tomás Yarrington Ruvalcaba, entre 1999 y 2004; Eugenio Hernández Flores, de 2005 a 2010; Egidio Torre Cantú, de 2011 y 2016.
De estos, Yarrington y Hernández ya están en prisión.
Y el hoy gobernador panista, Cabeza de Vaca, rompió quizás el récord. Pues sin haber terminado su gestión ya fue acusado de narco: actualmente está sin fuero y escondido, usando un pequeño ejército para protegerse.
A finales de abril, en cuanto se conoció la pérdida de fuero del gobernador, se desató una intensa violencia en el estado. Decenas de asesinatos en Reynosa, Ciudad Victoria, Nuevo Laredo, Matamoros. Los grupos delincuenciales buscan reorganizarse ante el cambio de gobernante que se viene una vez sea detenido Cabeza de Vaca; cualquier acuerdo preexistente con el gobierno y policías estatales tendrá que ser negociado una vez más y por lo tanto lo conveniente para estos grupos es tomar territorio. El estado está incendiándose.
Mientras tanto, ¿qué hacen y dicen los panistas?
Los diputados locales en el Estado realizan mil maromas para desconocer los efectos de la pérdida de fuero de su gobernador. Intentan desesperadamente blindarlo con argucias legales que se les irán cayendo con el paso de los días.
En la capital del país los panistas, en voz de su dirigente, Marko Cortés, respaldan al gobernador diciendo que el desafuero es porque éste se atrevió a alzar la voz en contra del gobierno federal.
Pero son patadas de ahogado: las acusaciones en México de la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Santiago Nieto y, en Estados Unidos, las investigaciones del FBI y de la DEA, poseen pruebas para meter a la cárcel a Cabeza de Vaca.
Los panistas permiten que el Estado de Tamaulipas se hunda en el terror y la violencia. Tarde que temprano el gobernador será detenido; el 1 de octubre entra en funciones un nuevo congreso estatal, esta vez con mayoría morenista y el próximo año habrá elecciones para un nuevo gobernador. El estado cambiará de signo político. Lo que hoy el PAN está haciendo es defender a un gobernador a costa de la paz y la seguridad de los tamaulipecos. Y eso es terrible.