Muchas personas se han preguntado ¿qué está pasando con las mujeres? ¿Por qué salen a las calles a manifestarse, por qué pintan los monumentos, por qué gritan, por qué se organizan para destituir a un director, a un jefe a un compañero de trabajo?, ¿por qué denuncian a sus acosadores y por qué los exhiben en las redes?, ¿por qué dicen ya basta?
Hay quienes piensan que esto se debe a una confabulación internacional o que en todas las movilizaciones hay mano negra: intereses ocultos que buscan desestabilizar al gobierno en turno. Sin embargo, aunque efectivamente hay intereses partidistas o económicos que intentan sacar provecho de estas manifestaciones, la respuesta es sencilla: estamos en medio de un cambio civilizatorio. Es decir, se está trastocando el orden de género en el que históricamente las mujeres cumplen el mandato que el sistema patriarcal les ha impuesto.
Para dimensionar lo que actualmente está sucediendo, al menos en occidente, podemos pensar en otros momentos históricos como fueron las movilizaciones de las sufragistas o la liberación sexual. El primer movimiento dotó de derechos civiles a las mujeres y el segundo permitió a las mujeres el control de su cuerpo y su fertilidad con la píldora anticonceptiva.
Aunque a la distancia parezcan pequeñeces, estos movimientos fueron procesos culturales que se enfrentaron a la intolerancia del pensamiento conservador; exactamente como sucede en la actualidad, pues hay personas que simplemente desaprueban las legítimas demandas feministas, quieren que nada cambie y menos si esto perjudica su sistema de valores. Incluso desaprueban que las mujeres salgan a la calle a ocupar un espacio que históricamente se les ha negado.
Sin embargo, no hay punto de retorno. El giro histórico es un hecho. Hay mujeres que han señalado que nos encontramos en una tercera ola del feminismo y otras hablan de un devenir feminista, en el que las nuevas generaciones de mujeres están abanderando la ruptura del orden de género; siendo las redes sociales el instrumento para construir y visibilizar la narrativa de cambio.
Frente a este gran movimiento cultural que trasciende fronteras, idiomas y gobiernos, los hombres debemos dar un paso atrás. Especialmente quienes nos situamos desde la izquierda, pues oponerse a este gran cambio civilizatorio significa estar de lado del opresor y del lado conservador de la historia.
Pensar este momento como un gran cambio cultural permitirá que entendamos que las demandas feministas son procesuales e históricas. Y si existen estas demandas es porque el pacto social es profundamente desigual.
Finalmente, el actual momento mostrará que los grupos partidistas de derecha que se han subido a la ola feminista sólo buscan desestabilizar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Su ausencia de propuestas, programa político y legitimidad los ha hecho abanderar una causa en la que no creen. Pero al hacerlo se dirán un disparo en el pie, pues por ese afán de golpear al Presidente confundirán a su electorado y al mismo tiempo tendrán que discutir con las demandas feministas que históricamente han silenciado.
Armando García Lagos Barba
8 marzo, 2020 at 7:52 pm
¿Dar un paso atrás? ¿Es que nos damos cuenta de lo que esa aseveración implica? Es notorio un sentimiento ventaja injusta. El problema no es la igualdad. Nunca seremos iguales las mujeres y los hombre… y viva la diferencia. Pero, lo que si debemos propugnar es por la justicia tomando en cuenta nuestras diferencias. Las diferencias no deben ser apalancamientos de injusticia. Es un tema tan amplio como la historia de la humanidad. Solamente recordemos que han habido grandes mujeres en los puestos más importantes en la Historia, como Catalina de Rusia, la reina Victoria y las Isabelas en diversos países, y las aportaciones que mujeres han hecho a la ciencia y las artes. En fin, es un episodio que tenemos que analizar hasta que pase y veamos los efectos en la evolución de los humanos y las “humanas”.
Amanda Bautista Grundell
8 marzo, 2020 at 7:54 pm
Yo estoy triste. Hace 22 años trabajé en el Programa para la Participación Equitativa de la Mujer, los llamados CIAM y ahora es Inmujeres CDMX y del gobierno federal; y las demandas de ese tiempo no se han resuelto, y las demandas han aumentado y ahora la mayor es ¡NO NOS MATEN POR SER MUJERES! ¡NO A LA VIOLENCIA GENERALIZADA Y a LA VIOLENCIA FEMINICIDA! ¡TENEMOS MIEDO! ¡QUEREMOS VIVIR!
SolFaMi
8 marzo, 2020 at 8:34 pm
No será así. Vean como está España hoy. Los feminicidios no han disminuido, al contrario. A la par, el sistema de justicia tiene a los hombres contra la espada y la pared, con dictámenes injustos y casi imposibles de solventar por muchos hombres en cuestiones de divorcios, pensiones ,etc. Han creado una división y un odio profndo entre géneros, han polarizado mucho más a hombres y mujeres y han detruido por completo las familias, Los que más la pagan, los hijos. Una cosa es el movimiento feminista, y otra cosa es el feminismo de tercera ola, como le llaman, el cual se caracteriza por su radicalización, su violencia y actos vulgares que denigran la imagen de las mujeres y violentan los derechos de todas las personas sobre todo de la infancia. El 9M así como las encapuchadas SI son financiadas y orgquestadas desde grupos y fundaciones como la Open Society de soros, y si hoy vemos tanta concurrencia, es porque saben como apalancarse con movimientos legítimos y desde ahi pertrecharse para realizar sus ataques, para ejercer su violencia y reventar los actos pacíficos de reclamos justos. Mientras no se encuentre la forma de mantener a raya a estas terroristas encapuchadas que no dan la cara pero muestran los senos y lo de más abajo, que arrojan bombas y golpean hasta a otras mujeres, a etas enfermas del hembrismo, ideologizadas al más puro estilo de las sectas religiosas violentas y reaccionarias o del fascismo, estas demandas justas se verán opacadas y manchadas por el fascismo de las élites qe usan estos grupos de choque para crear caos y sacar ganancias de ello. Solo basta investigar poquito en torno a figuras como Soros para que las telarañas se despejen y lo confuso deje de ser confuso. Recomiendo el reportaje de TeleSur sobre George Soros y la falsa filantropía. Y ojo, la derecha opositora de Lopez Obrador puede que se haya dado un balazo en el pie, pero aún le queda otro pie y su corazón y cerebro intactos. También las feministas de Chile en el gobierno de Allende fueron engañadas por la ultraderecha y sin saberlo ayudaron a Pinochet a llegar al poder para que luego las reprimiera como nunca las habían reprimido. El que no recuerda la historia está condenado a repetirla. Y de paso nos lleva entre las patas a los demás.