La agrupación Vox contra “el avance del comunismo” rompe cada vez más las fronteras con España.
Recientemente, para la celebración de Viva 21, los personajes de derecha, Keiko Fujimori de Perú y Javier Milei, de Argentina, hicieron llegar mensajes de apoyo a sus socios españoles.
A los antes mencionados, así como al brasileño Jair Bolsonaro y al candidato presidencial de ultra derecha chilena, José Antonio Kast, los une el deprecio hacia los gobiernos de izquierda, la defensa extrema del libre mercado y un regreso al predominio de los valores cristianos.
Todos estos ejes se plantearon en la Carta de Madrid, el documento con el que Vox ha estado recorriendo Latinoamérica desde 2019 y ganando aliados.
Santiago Abascal y su influencia además llegan también a Estados Unidos, donde cuentan con el apoyo del senador Ted Cruz, un hombre cercano al expresidente Donald Trump.
Y aún así, el mayor logro de Vox ha sido contribuir a que partidos y políticos de América Latina revelaran su adhesión a la extrema derecha.
Tal es el caso del ex presidente colombiano, Andrés Pastrana, alineado a la derecha tradicional, así como su homólogo, el ultra derechista Álvaro Uribe.
Para lograr mayores alianzas con los gobiernos de ultraderecha de América Latina, Vox emplea a la Fundación Disenso para vender una aproximación en apariencia más desinteresada.
Jorge Martín Frías, director de la fundación, viajó junto al europarlamentario Hermann Tertsch y al diputado y vicepresidente Víctor González a Perú en semanas pasadas, para reunirse con Fujimori y legisladores de su partido, Fuerza Popular, y de Renovación Popular y Avanza País.
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Las tres agrupaciones trataron de bloquear la asunción del presidente Pedro Castillo, al que califican como “comunista y chavista”. Antes se reunieron en Colombia con Uribe.
Previamente Abascal también estuvo en México, llevando la Carta de Madrid a diputados y senadores del PRI y el PAN, los partidos más grandes en oposición al Presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque luego se deslindaron de Vox.
Cada vez es más notoria la urgencia de Vox por hacer frente al Foro de San Pablo, una agrupación que reúne a partidos de izquierda y movimientos sociales de América Latina, así como al Grupo de Puebla, grupo progresista encabezado por el argentino Alberto Fernández y el ex presidente español, José Luir Rodríguez Zapatero.
Para ello, lleva a cabo una estrategia de atracción para las derechas que hasta ahora no se identifican con los postulados ultra de Vox. Tal es el caso del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, a quien imaginan dentro del plan de Abascal.
En Vox además van tras la idea de Steve Bannon, exasesor de Trump, de consolidar una red global de partidos de extrema derecha.