Nuestro país se encuentra ubicado en un punto estratégico entre el norte y sur del continente, lo que lo sitúa como un puente para las relaciones comerciales y de comunicaciones para el beneficio de ambas partes.
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), es el más transitado de México y de América Latina y, según las cifras de la Cámara Nacional de Aerotransportes, atiende:
- 26 líneas aéreas de pasajeros nacionales e internacionales
- 12 aerolíneas de carga
- 1 de cada 3 viajeros mexicanos pasa por él
- Mueve el 55% de la carga total del país
En 2007 se creó la terminal 2 del AICM, y con ello, se incrementó 30 por ciento su capacidad de atención y operación.
No obstante, actualmente el aeropuerto se encuentra ya en los límites de su capacidad, debido al aumento de la población y al tráfico aéreo en el mundo.
Esto ocasiona que el aeropuerto constantemente tenga problemas para brindar sus servicios, dando como consecuencia los cada vez más comunes retrasos en los vuelos (en 2017, 35% de los vuelos tuvieron demoras), mercancías y pasajeros no atendidos, limitantes en el comercio y el turismo, un incremento en el costo de fletes, así como la imposibilidad de que nuevas aerolíneas brinden su servicio.
Por ello, es urgente que en nuestro país se aumente la capacidad aeroportuaria y, para ello, los mexicanos contamos con dos opciones que tendremos la oportunidad de elegir en los próximos días mediante una consulta ciudadana.
¿Conoces cuáles son los beneficios o desventajas que tiene cada proyecto? Aquí te las contamos:
Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco
En 2015 se creó un Plan Maestro del NAICM donde se definieron los objetivos, planes de acción y metas para cada etapa de la obra. Sin embargo, entre 2015 y 2017 hubo un crecimiento anual de 9.6 por ciento en el tráfico de pasajeros, por lo que este plan se ajustó para atender un 30 por ciento más pasajeros.
Lamentablemente, los costos proyectados en un inicio también han ido incrementando. Así, el costo estimado que se preveía en 2015 pasó de 169 mil millones de pesos a 285 mil millones en este año.
Este proyecto tiene como ventajas su cercanía con la Ciudad de México, que ya cuenta con un terreno de 5 mil hectáreas, tiene financiamiento del 69 por ciento y un avance del 20 por ciento de la obra, tendría mayor capacidad de pasajeros, generaría empleos y daría confianza a inversionistas y sería un centro de conexión internacional.
Por su parte, entre las desventajas que se han manejado se encuentra el enorme aumento del costo de la construcción, así como los de mantenimiento y operación, el retraso de cuatro años que tendría en su fase 1, pues se estima que entraría en operaciones en el 2024, dejaría inoperables al Aeropuerto de la Ciudad de México actual y a la Base Aérea de Santa Lucía, además de los impactos negativos que tendría.
Pese a las advertencias que se han hecho por el uso de suelo y el gran impacto ambiental del proyecto, éste ha sido respaldado por organizaciones de ingenieros, como el Colegio de Ingenieros o la Academia de Ingeniería.
También se han pronunciado a favor grandes figuras de la iniciativa privada, principalmente quienes tienen inversiones comprometidas en su construcción. Así, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), han declarado estar a favor de que continúe el proyecto de Texcoco.
No obstante, pueblos originarios e indígenas de San Salvador Atenco y de 17 municipios más, argumentan que la obra “representa ecocidio, etnocidio, urbanicidio, despojo y destrucción del patrimonio natural, territorial, cultural e histórico”.
Por su parte, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra denuncia represión y despojo, y consideran que el proyecto tendrá repercusiones irreversibles al medio ambiente.
La Zona Federal de Texcoco tiene 10,000 hectáreas. El nuevo aeropuerto requiere 5,000. Hoy, con 20% de avance de la primera fase, el único cambio irreversible es la plancha de la terminal áerea (100 ha), es decir, sólo el 1% del terreno total. #YoPrefieroElLago #NAICM #NAIM pic.twitter.com/8yYgfWaoJj
— Fernando Córdova (@FerCordovaTapia) 15 de octubre de 2018
Base aérea de Santa Lucía
El otro proyecto en consideración contempla la cancelación de Texcoco y, en su lugar, la construcción de dos pistas en la Base Aérea de Santa Lucía, así como mantener la operación del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), también conocido como Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
La Base Aérea Militar No. 1 de Santa Lucía es la más grande e importante del país. Entró en funciones en 1959 y está asignada a la SEDENA. Actualmente, ahí se llevan a cabo misiones de adiestramiento, transporte aéreo, auxilio a la población en caso de desastres naturales, vigilancia aérea, entre otras.
Imagen de cómo se vería parte del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía Fuente: Especial
En 2013, un estudio de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) determinó que el proyecto de Santa Lucía era viable y, en septiembre de este 2018, ratificó su postura.
Algunas de las construcciones que el plan maestro de la Santa Lucía contempla se encuentran:
- Un edificio terminal
- Un hotel con 310 habitaciones, por concesión
- Dos pistas
- Dos estacionamientos subterráneos
- Terminal de autobuses
- Plataformas y pistas de rodajes
- Vialidades interiores y exteriores, así como un tramo del Viaducto Bicentenario y del Circuito Exterior Mexiquense, por concesión
- Torre de control
- Almacenes de aeronaves y hangares de mantenimiento, por concesión
Entre las ventajas que este proyecto contempla se encuentran un menor costo de construcción, pues el costo final de la obra -es decir, luego de concesionar algunas obras- sería de 66 mil 878 millones 469 mil 124 pesos.
Además, tendría mejores condiciones para operar y un bajo impacto ambiental, permitiría seguir operando al AICM y comenzaría operaciones en menos tiempo.
Por su parte, entre las desventajas que tendría este proyecto están las complicaciones logísticas y otros costos que tendrían las aerolíneas, las posibles pérdidas económicas por la cancelación de Texcoco, la posible afectación del presupuesto federal de 2019 tras la negociación con acreedores y contratistas, así como un posible impacto negativo en los mercados financieros.
Felipe Vega
25 octubre, 2018 at 8:40 pm
Desde hace siglos miles de aves viajan al lago de Texcoco a reproducirse, no debemos permitir ese ecosidio