Las reacciones a la decisión que tomó Andrés Manuel López Obrador (vía una consulta popular) de suspender la construcción del aeropuerto en Texcoco mostraron a una oposición radical, golpista y paranoica.
Cualquier presidente en cualquier parte del mundo tiene la posibilidad (y el deber) de tomar decisiones. Así lo hizo AMLO con el Nuevo Aeropuerto de Texcoco, solamente que, antes de realizarlo, lo consultó (algo muy sano) con la gente.
Este hecho es algo que no debió representan ni un escándalo ni ameritaba la reacción que se tuvo por parte de quienes estuvieron en contra de la decisión de AMLO.
La suspensión de obras de grandes proyectos es común en muchas partes del mundo, y lo hacen tanto gobiernos como empresas privadas. Es parte de la vida cotidiana del orbe.
El caso es que aquí, en México, la oposición se comportó de una forma absurda. Afirmaron cosas tan fuera de la realidad como que era una “decisión autoritaria”, que el país se vendría abajo en economía, que el prestigio de nuestro país quedaría mancillado, que ya ninguna persona “invertiría” en nosotros, que los trabajadores del aeropuerto se irían a la pobreza de forma inmediata, que se cancelarían los sueños de un país mejor porque se suspendía un aeropuerto.
Sí, la reacción estuvo fuera de toda lógica. De toda. Fue tan irracional que se convocó a una marcha por un aeropuerto.
Sí, una marcha por un aeropuerto.
Impresionantemente absurdo.
¿Qué indica estas reacciones?
Evidentemente, hay mucha gente que no quiere a Andrés Manuel López Obrador. Que lo considera inepto, viejo y terco. Lo rechaza en parte por discriminación, por racismo y porque nunca le ha agradado el tabasqueño.
Sin embargo, esa oposición debe entender que Andrés Manuel ganó las elecciones presidenciales, que será presidente seis años, y que la oposición no debe apostar a derribarlo, a ser golpista, sino a construir acuerdos.
Sin embargo, todo indica, esa oposición no se plantea reconstruirse para contender en próximos procesos electorales, sino que le apuestan a la caída de AMLO vía la presión y la mentira. Ésa es su intención.
Su propósito es que el país se venga abajo para echarle la culpa de AMLO de ello.
México no se merece una oposición golpista. Mentirosa. Paranoica. El país precisa unión, curarnos de estos años tan terribles que hemos vivido.
Quienes que hoy gritan como histéricos que sin el aeropuerto de Texcoco nos iremos a la mierda, deben entender que el país eligió otra opción política distinta al PAN y al PRI, y que lo mejor es construir una mejor nación y no apostarle al fracaso no de AMLO, sino del país.
La cuestión es que no lo han entendido. Y todo indica que no lo entenderán.
José Antonio de la Vega Torres
4 noviembre, 2018 at 2:53 am
Yo no he estado ni con tirios ni con troyanos. Solo diré: ni chillen ni pataleen, los que antes fueron “oposición” hoy detentan el poder y viceversa. Es cosa natural de la democracia, la que se gana con votos y no se pretende sostener con las pinzas endebles y volubles de la que he llamado en mis textos dentro de mi blog Indicios Metropolitanos la “opinioncracia” velada tras consultas populares que, aunque apegadas a derecho e incluidas como figuras en la Constitución, aun no tienen peso ni valor vinculatorio para significar un “mandato” popular sobre las decisiones de gobierno. Mientras esta nueva disposición de las cosas no les entre en la cabeza a los lopezobradoristas y morenistas y en general a todos los que siguen ostentando la enteca por caduca etiqueta de “izquierda”, seguirán pensando, actuando, vociferando como antaño, viendo a la oposición suya como si gobierno de siempre, y al gobierno de ahora como si la oposición de siempre. Madurez política es lo que falta, sobre todo a los seguidores de AMLO, a sus huestes (aunque les duela el sustantivo, que no adjetivo). Y esto mismo, cambiando nombres o sentido puede decirse a los del otro lado. Con gritos y sombrerazos, con mitos elaborados y mentiras elevadas a verdad a fuerza de tanto repetirlas para hacerlas creíbles no se llega ningún lado.
Con esta observación solo hago eco y miro el otro lado de la moneda de lo que el mismo autor expuso así:
“Evidentemente, hay mucha gente que no quiere a Andrés Manuel López Obrador. Que lo considera inepto, viejo y terco. Lo rechaza en parte por discriminación, por racismo y porque nunca le ha agradado el tabasqueño.
Sin embargo, esa oposición debe entender que Andrés Manuel ganó las elecciones presidenciales, que será presidente seis años, y que la oposición no debe apostar a derribarlo, a ser golpista, sino a construir acuerdos.”
AMLO, como cualquiera, no es monedita de oro para caerle bien a todos, ni perita en dulce, no se cuece al primer hervor tampoco. Así que no es raro que tenga quienes le repelen, en eso no se distingue nada de Peña Nieto o Calderón o el que se quiera mencionar. Los mismos adjetivos de inepto, viejo y terco le aplicaron a otros presidentes antaño. Recuérdese el tozudo “Hoy” de Fox Quezada cuando el desafuero, o la rechifla a De la Madrid en el Mundial, etcétera.
¿Discriminación, racismo? Si hay tal entonces me parece que la izquierda en pleno, ofendida en sus orígenes, tendría que acudir a los tribunales y denunciar el delito; pero, ojo, que no escupan al aire, no sea que el escupitajo les caiga igualmente en el ojo con que, tuertos, dicen juzgar la justicia que reclaman para los bueyes de su vecino nomás.
Sí, esa, ESA oposición (de antaño) debe entender que YA-SON-GOBIERNO, ganaron las elecciones y mandarán por seis años y no pueden seguir reaccionando como si eso no pesara. ¿Qué esperaban, gobernar sin oposición? Imposible.
guillermo estrada
6 noviembre, 2018 at 10:47 pm
Jose Antonio de la Vega Torres, demuestras tener un gran acervo cultural en lo antropológico social y mas, tienes una mente condicionada para ver siempre una replica en la respuesta humana, por lo tanto aseveras lo que no precisara ser así. Es un ensayo de razones.
Mary Carmen
6 noviembre, 2018 at 12:50 pm
Y aunque les duela y les arda, NO AL AEROPUERTO!!!!