Cuenta el presidente Andrés Manuel López Obrador en su reciente libro que, en una conversación que tuvo con Enrique Peña Nieto, éste le contó que se sentía traicionado por las cúpulas empresariales y de poder de México. Le dijo el priísta que él “les había dado tanto” a través de favores durante su sexenio y que, al final, lo desconocieron como interlocutor, lo ningunearon y lo convirtieron incluso en “el payaso de las cachetadas”.
Debió haber sido muy duro para un presidente enterarse que simplemente fue “usado” durante su mandato.
Los oligarcas exprimieron al poco preparado Peña Nieto y obtuvieron de él recursos del presupuesto a través de concesiones, contratos y exenciones de impuestos. Y es que se sentían con dicho derecho, pues habían invertido en él.
Hay que recordar que Peña Nieto fue construido como un producto mercadotécnico, al cual le crearon una imagen de “guapo”. Además, le contrataron una actriz de telenovelas para que actuara en el papel de esposa. Y, también le pusieron a la orden a la mayoría de columnistas, medios de comunicación y abajo firmantes para que lo defendieran permanentemente. Entendieron que estaban frente a un narcisista que entendía el poder como un espejo en el cual verse todos los días. Si Peña Nieto se sintió traicionado es simplemente por no reconocer su papel en el entramado político al que se prestó.
Parece que una vez más los grupos de poder conservadores quieren repetir la historia: buscan algún candidato sin apoyo social, pero mediático. Alguien conocido por su histrionismo, por su manejo de comunicación, por su cacareado “odio” al presidente y a la 4T, para que con ese posicionamiento de “marca opositora” inflarlo en los distintos medios de comunicación.
Solo así se entiende que en las listas de posibles candidatos del PRIANRD nos topemos con personajes como Lily Téllez, Ricardo Anaya, Gabriel Quadri, Margarita Zavala y Gustavo de Hoyos. Ellos se sienten con posibilidades, pero son balones desinflados a la espera del oxígeno económico que los levante. Una de ellas o ellos será el nuevo payaso de las cachetadas, el nuevo ninguneado de las élites mexicanas.
Estos aprendices de políticos son parte de la cultura del “usar y tirar”, así los ve el poder económico. El elegido, después de que fracase y se acabe al aire que le hayan colocado, se “sentirá traicionado” como dijo sentirse Enrique Peña Nieto, y como él, tendrá los bolsillos cargados de monedas.
Ruedabeat
22 septiembre, 2021 at 12:43 pm
Traicionado pero con un chingo de lana en sus cuentas bancarias.