El de Sheinbaum, un cierre de campaña de alegría en un zócalo lleno

Yo no llegué tarde, lo juro. Venía a tiempo. Incluso con unos minutos de más. Pensaba que entraría al zócalo de manera fácil. Una hora antes de iniciar el mitin -aventuré- es buena hora para lograr acceder. Quizás con algo de problema, un empujón que dar, un “disculpe, me deja pasar”, un “perdón, ahí voy”, y ya. Pero iba a entrar. Seguro que sí. Yo no iba tarde, lo juro.

Pero poco antes de las tres, el zócalo estaba desbordado y las calles que llevan a él impasables. El cierre de campaña de Claudia Sheinbaum estaba contemplado que iniciara a las 4 de la tarde, y yo llegué a las 2:30. Debía poder acceder al zócalo.

Primero arribe por la calle Madero. Cuando vi que ya estaba lleno al menos tres cuadras antes de acceder al zócalo, intenté pasar. Y no, no pasé. Era imposible. Simplemente imposible.

Pensé que si me iba por Cinco de Mayo sería más fácil: es una calle más ancha, y seguro ahí con unos pequeños aprietos, pasaba. Y no, no pasé. No pude. A lo más que llegué, y con mucho trabajo, fue a la calle de Palma. De ahí en adelante ya no se podía pasar. Era imposible. Simplemente imposible.

Como no me quería vencer, porque de verdad deseaba mucho estar en el zócalo, pensé que, si me iba por la calle Palma rumbo a Tacuba, quizás por allá era más fácil pasar. Y es que, por experiencia, hay veces que la gente se queda en las entradas, y dentro, ya en el zócalo, aún hay lugares libres. Así que, con ese convencimiento (o digamos, fe), me fui caminando por Palma rumbo a Tacuba.

De repente, veo a un montón de gente que seguía a una persona. Lo primero que pensé fue que se trataba de Gerardo Fernández Noroña. Él vive cerca de la Plaza de Santo Domingo, y me pareció que quizás venía ahí. Pero de repente, escuché el grito de “presidenta”. ¿Sería que Claudia Sheinbaum, quien es la favorita para ganar el próximo domingo, viene caminando por la calle Palma? ¿Ella realmente viene caminando rodeada de la gente? ¿O sea, no llegó en una camioneta gigante directo al templete? No me la creía. ¿Será realmente Claudia?

Me acerqué, y el grito de presidenta se hizo cada ve más fuerte. Y cada vez más gente lo gritaba con bríos y energía. Y sí, era Claudia Sheinbaum. Saqué mi teléfono y comencé a grabar lo que estaba viviendo yo con ese mundo de gente que quería acercarse a quien sin duda será la próxima presidenta de México.

Era una vorágine humana. Todos querían captarla en su celular. Muchos más saludarla, desearle suerte, decirle que estaban con ella y que era una mujer inteligente y que confiaban plenamente en su proyecto de nación. Era un remolino de gente. Empujones, sudor, brazos, gritos, movimientos bruscos, alegría.

Emocionado.

Quería ingresar al zócalo, y como todos los acceso estaban llenos, caminé por Palma para ver si podía entrar por Tacuba, y entonces vi que venía @Claudiashein caminando, sin seguridad, saludando, sonriendo, feliz.

Iba ella con el pueblo, contenta,. Fue algo mágico. pic.twitter.com/H7o7IUcTk8

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— Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo) May 29, 2024

Me recordó la marcha de noviembre de 2022, cuando el presidente López Obrador tardó más cinco horas caminando por Paseo de Reforma, Juárez y Madero para llegar al zócalo. A su alrededor, un mundo de gente arremolinado. Y es que era eso, entrar en un remolino de gente que quería lo mismo que tú: estar cerca del presidente, tomarle una foto, tocarlo, saludarlo, que les dijera algo.

Eso mismo pasaba en la calle de Palma, con Claudia Sheinbaum saludando, y a su alrededor, un remolino de gente queriendo verla, acercase a ella, tocarla, darle un saludo, sacarse una foto, decirle que están con ella.

Y ella se veía sonriendo, contenta, disfrutando el querer de la gente, el agradecimiento de la gente, el amor del pueblo. Porque ella está construyendo esa relación sentimental y amorosa que se asemeja a la relación sentimental y amorosa que AMLO tiene con el pueblo desde hace ya muchísimos años.

La banda presidencial que se transformó en corona

Ayer, la banda presidencial con la imagen de Claudia Sheinbaum y el mensaje de “Llegamos todas” fue un éxito. Miles de personas la portaban con orgullo, y no sólo mujeres. Eran bandas de cartulina, que estaban impresas con los colores nacionales, y la imagen de la candidata y el mensaje mencionado.

Una niña, en lugar de portarla en el cuerpo (estaba muy grande para ella, porque apenas tenía unos nueve o diez años), decidió doblarla y ponérsela como corona, con la imagen de Sheinbaum en la frente y el mensaje muy claro.

Es muy significativo ello, pues la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de la República (porque es evidente que llegará) es una lucha colectiva de las mujeres. Será la primera mujer en presidir el país, en gobernarlo, y eso es un orgullo no sólo para las mujeres, sino para todo el pueblo mexicano. Eso indica que hemos cambiado, que nos hemos transformado, y que estamos listos para que una mujer dirija los destinos de México.

Sin duda, un duro golpe para el machismo, que existe aún en el país y está muy arraigado, pero que poco a poco se va venciendo, y que una mujer sea presidenta, ayudará a eso.

El discurso de Claudia, concreto y potente

Claudia no habló como candidata, sino como presidenta. Sabe que lo será, que en unos días el pueblo de México optará por la continuidad de la Cuarta Transformación. Y sabe también que hay mucho aún por hacer, a pesar de que Andrés Manuel López Obrador realizó decenas de hazañas en el gobierno.

El PRIAN hizo de México una tragedia, y rescatarlo no ha sido fácil. Pero las bases ya se sentaron, hay un proyecto de nación claro y un pueblo ilusionado y muy consciente de estar viviendo en un proceso histórico en beneficio de la gente.

Por eso, Claudia fue muy clara: habrá continuidad y la intención es profundizar el proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador. El legado del presidente está a salvo con Claudia Sheinbaum.

En su discurso, la candidata de Morena mencionó 20 puntos donde se evidenció la continuidad, y también propuestas nuevas. Y dejó muy en claro que, como se ha hecho en la actual administración, se gobernará para todos los mexicanos, poniendo especial énfasis en los humildes y también en las mujeres.

La gente interrumpió a Claudia muchas veces, ya sea para gritarle vivas, para aprobar lo que decía, y para mencionar ya un grito emblemático: “Es un honor, estar con la mejor”.

La alegría popular

Yo no pude ingresar al zócalo. Pero había pantallas, muchas pantallas. En las calles adyacentes, la gente que no pudo pasar a la plaza más importante del país, pudo ver el discurso de Claudia Sheinbaum en pantallas colocados prácticamente en cada esquina de las calles Madero y Cinco de Mayo.

Cuando terminó, hubo vivas. Y algo importante: la gente estaba contenta, alegre. Eso fue muy notorio. La gente pasaba sonriendo, bailando, comentando que todo había estado muy lindo. Había gente emocionada, portando imágenes de AMLO y de Claudia Sheinbaum.

Ayer, el zócalo, fue un zócalo de alegría. Un zócalo que sabe que la victoria ya está cerca, y que la Cuarta Transformación, que ha consolidado López Obrador, tendrá continuidad con Claudia Sheinbaum.

Y pues eso es motivo de alegría. De felicidad.

Un cierre de campaña lleno de gente feliz, es algo que difícilmente se borrará de la mente de todos los que ahí estuvieron siendo pueblo, siendo Cuarta Transformación.