Es la una de la mañana en el camellón central de Reforma donde, a partir del domingo pasado, se erige el Antimonumento en honor de los 43 estudiantes de Ayotzinapa más todos los desaparecidos del país. Hace frío. Los coches pasan a todo tren. Luces de patrullas parpadean a lo lejos y a lo cerca.
De repente, de las sombras emerge una gran canasta de paja repleta de bizcochos, no muy variados por cierto. Conchas de chocolate y de vainilla, rebanadas de pastel, algo más y agua caliente en un termo para preparar Noescafé.
Quienes “cuidan” el Antimonumento se acercan y compran. Cada concha vale siete pesos. El muchacho que pedalea la bicicleta vendiendo café y pan dulce, guarda las monedas que ha reunido y se dispone a seguir, pero antes me pregunta: “¿Hay más plantones por aquí?”.
Hombre, le decimos. En el monumento a la Revolución está el de los maestros de la sección 22, de Oaxaca. Frente a la PGR el de los que busscan a los desaparecidos de Ayotzinapa. Y frente a la Secretaría de Gobernación está el de los campesinos de Guanajuato, que exigen tierras y la devolución del cadáver de su líder.
¿Quién dice que la ineptitud de Peña Nieto y Osorio Chong no favorece al pequeño comercio informal?
[A continuación, la historia gráfica de cómo se instaló el Antimonumento +43]
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angello corriguez
2 mayo, 2015 at 12:02 pm
¡VAYA!…y atreviéndome a “contestar” la pregunta…:¿Dónde hay otros monument?..
Quienes “nos consideramos” activos, inconformes, rebeldes…etc, deberíamos seguir este profundo, enorme ejemplo de valentía y arrojo al haber plantado este ANTIMONUMENTO..!
¿Cuanto tiempo “soportarán” las llamadas “autoridades” de esta “dictadura imperfecta”…más temprano que tarde…¿cual será nuestra reacción?…
Mientras tanto INVITO a todos quienes se consideran solidarios con esta causa: +43…hacer lo mismo en sus ciudades en sus pueblos…sembrar o plasmar ANTIMONUMENTOS guiados por su imaginación, por su dolor y por su rabia…