El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a usar a México como blanco de su retórica al acusar a la Presidenta Claudia Sheinbaum de “tenerle miedo a los cárteles” por rechazar su supuesta oferta de enviar tropas estadounidenses a territorio mexicano.
Desde su habitual tono altanero y confrontativo, Trump declaró a periodistas a bordo del avión presidencial estadounidense que Sheinbaum “no puede pensar con claridad” y que su negativa al ofrecimiento militar se debe a un supuesto temor a los grupos criminales.
“”Bueno, ella tiene tanto miedo de los cárteles que no puede caminar, así que se sabe que esa es la razón (…) Y creo que es una mujer encantadora. La presidenta de México es una mujer encantadora, pero le tiene tanto miedo a los cárteles que ni siquiera puede pensar con claridad”.
Lo que Trump omite —y que resulta fundamental— es que México ha sostenido históricamente una política de no intervención y respeto a su soberanía nacional. La Presidenta Claudia Sheinbaum dejó en claro que el combate al crimen organizado es una responsabilidad del Estado mexicano, y que no se permitirá la entrada de tropas extranjeras bajo ninguna circunstancia.
Trump: el mismo guion, otro sexenio
No es la primera vez que Trump recurre al discurso bravucón de intervención militar como parte de su estrategia política. Ya lo hizo en su campaña de 2016 y ahora ante su caída en las preferencias de los estadounidenses repite la fórmula: buscar enemigos externos, usar el tema del narco como arma política y proponer soluciones de fuerza que rayan en la provocación.
Pero los hechos lo contradicen: el propio gobierno de Estados Unidos ha reconocido que la mayoría del fentanilo que ingresa a su territorio entra por cruces legales y es distribuido por redes criminales internas, muchas veces con ciudadanos estadounidenses involucrados. No se trata de una “invasión” desde México, como Trump quiere hacer creer.
Desde enero, Trump ordenó ampliar el papel de las fuerzas armadas estadounidenses en la frontera con México. El Comando Norte de Estados Unidos ha desplegado más personal, equipos y vuelos de vigilancia para rastrear el tráfico de fentanilo. También ha buscado ampliar la colaboración con fuerzas mexicanas, en particular a través de unidades de Fuerzas Especiales.
Además, en febrero, Trump designó a varios cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo que permite canalizar mayores recursos para su combate y restringir sus movimientos financieros y operativos.
La posición de la presidenta Sheinbaum —que mantiene una postura firme contra la intervención militar extranjera— contrasta con la estrategia de Trump, quien ha insistido en la necesidad de acciones unilaterales para frenar el tráfico de drogas, particularmente fentanilo, que atribuye directamente a los cárteles mexicanos.
“Son malas noticias”, dijo Trump sobre los cárteles. “Si México quisiera ayuda con los cárteles, sería un honor entrar y hacerlo. Se lo dije. Sería un honor entrar y hacerlo. Los cárteles están tratando de destruir a nuestro país”.
