En política, pocos saben disfrazar tan bien el continuismo como Ricardo Sodi Cuéllar. Quien hasta hace poco presidía el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México —bastión judicial del priismo durante más de un siglo— ahora se presenta como el “reformador” que quiere llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero los ecos de su paso por el Poder Judicial del Edomex aún retumban. Y no en tono de homenaje.
El arranque de su cruzada fue en San Felipe del Progreso, tierra indígena otomí, donde se envolvió en los símbolos de los pueblos originarios para hablar de justicia y derechos.
Ahí, entre discursos de inclusión y “transformación desde dentro”, Sodi no dijo nada sobre el mural que mandó pintar con el rostro de su hija en las paredes del Poder Judicial.
Tampoco sobre los mensajes de WhatsApp que envió a jueces para operar la sucesión a modo antes de dejar el cargo. Esos pasajes, simplemente, no existen en su narrativa.
¿Cambio o maquillaje con Ricardo Sodi?
Sodi Cuéllar se va construyendo a sí mismo como si México no tuviera memoria. Como si nadie recordara que, a finales de su gestión, intentó imponer a su sucesor en un acto que fue visto por el Congreso local como una afrenta directa a la reforma judicial impulsada desde Palacio Nacional.
Como si no supiéramos que ese Poder Judicial operó durante años como una maquinaria de impunidad para quienes sabían a quién llamar.
En lugar de asumir su lugar en ese sistema, ahora se declara arquitecto del cambio. Pero lo que quiere construir no es una nueva justicia: es su permanencia en el poder.

Ricardo Sodi, acompañado por Juan Luis González Alcántara Carrancá, Ministro de la Suprema Corte. Foto: Crisanta Espinoza / Cuartoscuro
El mural, el feudo, el dedazo
Aún resuena entre pasillos judiciales el desatino de su mural. Luego vino el dedazo. Mensajes privados a jueces y magistrados donde se les pedía respaldar al “candidato de unidad”, el favorito de Sodi. Fue una jugada torpe que encendió alarmas dentro y fuera del tribunal. Y aún así, él insiste en decir que representa una nueva era.
¿De verdad puede Sodi Cuéllar encarnar el espíritu de una Suprema Corte más ciudadana, abierta, comprometida con la justicia social? ¿O su aspiración es solo el último jalón de poder en un país que empieza a cerrarle la puerta a los feudos judiciales?
La pregunta no es menor. En un momento donde la legitimidad del Poder Judicial está bajo la lupa y donde el país discute, por primera vez, la posibilidad de elegir a jueces y magistrados por voto popular, la figura de Sodi representa exactamente lo que la gente quiere cambiar.
La candidatura de Ricardo Sodi no es sólo una ambición personal. Es también una prueba de fuego para quienes promueven la reforma judicial. Si un operador político disfrazado de técnico logra llegar a la Corte en medio de una oleada ciudadana por limpiar el sistema, el mensaje será claro: el cambio aún no alcanza las alturas del Poder Judicial.
Pero si su postulación se queda como lo que parece —una aspiración reciclada de un viejo régimen que ya no encuentra cómo encajar en el nuevo México— entonces habrá esperanza.
Porque para transformar la justicia, no basta con cambiar los nombres. Hay que romper con todo lo que representan.

Raquel Reyes Cruz
3 abril, 2025 at 1:00 pm
Fuera corruptos !
Israel jarquin
3 abril, 2025 at 2:10 pm
Gracias Polemon por ventilar ese tipo de mafioszoz ABOGANSTERz que han manejado la justicia a su antojo, ojalá y esta información, le llegue a mucha gente y no se vaya a cometer un error y voten por ese corrupto.
BENITO MORA SEGOVIA
3 abril, 2025 at 2:44 pm
Donde quiera que lo encontremos, T O D O S gritemosle
C A R T E R I S T A, C A R T E R I S T A,
no mas Mierda de esta……
Víctor Zamora Rosales
3 abril, 2025 at 8:09 pm
Tipos y tipas como este están dondequiera.
En Saltillo hay una aspirante a ministra que se hace llamar “Dora la Transformadora”, en alusión a la 4T.
Solo que Dora Martínez Valero, “la Transformadora”, es panista y cómplice del RIP.
Poncho el de Detroit
4 abril, 2025 at 11:31 pm
Es ña Cochiloca Galvez Ruin pero en versión quasi masculina.
José O.
29 abril, 2025 at 6:21 pm
¿Qué hay de todos los exPRIANistas en Morena? Yunes, Murat, el propio Eruviel Avila. Morena es peor que el PRI