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Crónicas

Manicomio de Mérida abusa de enfermos mentales racionando agua y ventilación

Con una gota de agua que caía repetidamente sobre la cabeza de un prisionero, los chinos antiguos torturaban a sus enemigos hasta abrirles un boquete en el cráneo. Privando de agua fresca para combatir la sed bajo temperaturas extremas, el manicomio estatal de Yucatán tortura a los enfermos mentales que alberga.

Durante una reunión convocada en redes sociales por el grupo Revolución Psiquiátrica, a la que asistieron el pasado viernes ex pacientes, trabajadores, defensores de derechos humanos y activistas de diversas resistencias, Polemón recogió los siguientes testimonios:

Estuve internada cuatro días por un brote psicótico. Créanme, lo que viví, aunque fue un tiempo tan corto, no se lo deseo a nadie. Tratan a las enfermas como animales. Los excusados estaban asquerosos. Las enfermeras nos arreaban. A bañarse, nos decían, desvístanse. Nos amontonaban a todas desnudas junto a un tambo de agua y nos daban un pedazo de jabón que apenas nos alcanzaba para medio lavarse. Entre todas nos ayudábamos a enjuagarnos y nos echábamos el agua en la cabeza con una jícara, porque las regaderas no servían. Thelma

Interior del hospital psiquiátrico de Mérdida, Yucatán. Foto: Jaime Avilés

Interior del manicomio de Yucatán. Foto: Jaime Avilés

Soy enferma bipolar, también estuve en el área de corta estancia. Mis compañeras veían que me pintaba la cara y venían a pedirme que las maquillara, hasta formaban fila. Y se ponían contentas porque al verse bien, se sentían mejor. Ana

Una vez yo solita me interné dos días en un psiquiátrico allá como por Ciudad Juárez. Me quedé sin decirle a nadie. Escogí una cama libre y me acosté a descansar. Al rato vi que todas hacían cola y también me formé. Hasta adelante había unas ollas y las enfermeras servían la sopa, el arroz, los frijoles, todo revuelto, y no daban cubiertos. Las usuarias tenían que comer con las manos. Cuando me dieron mi plato casi me vomito, guácala, qué asco, olía a rayos. Una enfermera me reconoció y me dijo, señora, a usted si le vamos a dar cubiertos. Claro que no, por qué a mí sí y a las demás no. Virginia

Aquí también dan la comida así, toda revuelta, asquerosa, y tampoco dan cubiertos; por eso los pacientes terminan batidos. Lo peor es que con el calor que hace en esta ciudad no se permite tomar agua. Hay dispensadores en el dormitorio pero los garrafones siempre están vacíos. Si quieres agua necesitas llamar a la enfermera. Qué desesperación. Me despertaba a las tres de la mañana, muriéndome de sed adentro de ese horno [de marzo a noviembre la temperatura promedio en Mérida es de 30 grados centígrados, con picos que en verano suben hasta 47] pero la enfermera no estaba en su lugar. A veces no regresaba. Yo me ponía a gritar, porque del otro lado de la reja veía el agua y me daba más sed, y gritaba más fuerte; entonces venían y amenazaban: oye, no escandalices, vas a despertar a tus compañeras. Ana

Áreas comunes y de recreo del manicomio estatal de Yucatán. Foto: Jaime Avilés.

Áreas comunes y de recreo del manicomio estatal de Yucatán. Foto: Jaime Avilés.

Si un paciente trae un cuadro clínico determinado y no hay cupo en el área donde le corresponde ser atendido, es ilegal que lo pongan con los inimputables [delincuentes que no van a la cárcel debido a una enfermedad mental], pues muchas veces, un abogado corrupto suelta dinero, compra al juez y logra que su cliente, vamos a suponer, un asesino que ya mató a cuatro personas, esté en un manicomio en vez de un reclusorio. ¿Te imaginas el peligro que corre un enfermo encerrado con un sujeto así? Bueno, pues en el Psiquiátrico de Yucatán esto sucede continuamente. Christian

Yo cuando estuve, hace cuatro años, había otra administración. Como ya les conté, en los dormitorios no había agua, no había ventiladores, las ventanas no tenían vidrios, nos asábamos de calor, los mosquitos nos devoraban. Y no le importábamos a nadie. ¿Cómo es posible que traten a la gente así? Thelma

Desde el año pasado hasta la fecha, hemos venido 19 veces a supervisar el Hospital Psiquiátrico de Yucatán. La situación es como la acaban de describir las compañeras: calor infernal, ventiladores descompuestos, baños sin agua, ventanas sin mosquiteros. ¿Cómo que no hay mosquiteros cuando está encima la amenaza del zika y del chikungunya? ¿Por qué sólo hay aire acondicionado en las oficinas de la directora y de la administradora del hospital? Virginia

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"Qué desesperación. Me despertaba a las tres de la mañana, muriéndome de sed adentro de ese horno". Testimonio de interna del manicomnio de Mérida. Foto: Jaime Avilés.

“Qué desesperación. Me despertaba a las tres de la mañana, muriéndome de sed adentro de ese horno”. Testimonio de interna del manicomio de Mérida. Foto: Jaime Avilés.

El 90 por ciento de las personas que viven en el hospital no tienen aire acondicionado en su casa; entonces, si el plan es acostumbrarlos para que regresen a su domicilio, pues no es tan necesario lo del aire acondicionado. Jorge Sánchez Amézquita

Podría decirse que hemos tenido que obligar al secretario de Salud de Yucatán [Jorge Sánchez Amézquita] a hacer bien su trabajo. En 2015 le dimos un presupuesto de 7 millones de pesos, pero no ejerció dos millones y medio. Virginia

Del presupuesto de 7 millones de pesos que nos entregó la señora Virginia el año pasado, no usamos dos millones y medio porque no nos dijo cómo gastarlos, y nosotros no nos atrevimos a tocarlos, por temor a que nos acusaran de cometer algún delito. Jorge Sánchez Amézquita

El secretario de Salud mandó una delegación de diez funcionarios a México y durante tres días les estuvimos explicando cómo tenían que ejercer esos recursos. Pongan los mosquiteros, pongan televisiones, pongan aire acondicionado. A fuerza de estar viniendo, de estar presionando, bueno, ahorita ya hay televisiones, ya hay mosquiteros, ya hay equipos de aire acondicionado, ya hay planta de luz para que trabajen esos equipos, pero de qué sirve el aire acondicionado si los vidrios de las ventanas siguen rotos. ¿Qué le pasa al secretario de Salud, por Dios santo? Virginia

Usan el aire acondicionado como una forma de controlar. Si obedeces, te prendo el aire; si no obedeces, te lo quito. La directora castiga por igual a pacientes y trabajadores, ya que el calor es parejo para todos. El personal francamente tiene miedo, algunos están amenazados. Cuando usted viene, doña Virginia, se fijan en quién le habla y lo ponen en la lista negra. El miedo a perder el trabajo es algo que usan contra el personal. Denuncia anónima

Interior del manicomnio de Mérida. Foto: Jaime Avilés.

Interior del manicomio de Mérida. Foto: Jaime Avilés.

En octubre del año pasado, al darse cuenta de que, en los pabellones de los pacientes crónicos, había unos muros inútiles que entorpecían la circulación del aire, Virginia y sus colaboradores los demolieron a martillazos. El secretario de Salud utilizó a la prensa que tiene comprada para intentar desprestigiarlos. La “periodista” radiofónica, Wendy Aguayo, la describió como “esa señora que viene a Yucatán a hacer cosas poco agradables como tirar paredes”. Denuncia anónima

Para darle mayor impulso a esta lucha por el mejoramiento de los servicios y la calidad de vida de los pacientes y los trabajadores del hospital, se organizó un grupo dentro del sindicato local de la Secretaría de Salud, pero el doctor Sánchez Amézquita más tardó en enterarse que en comprarlos. Esos corruptos se vendieron como viles traidores. Ya ve, doña Virginia, terminaron firmando una carta contra usted. Denuncia anónima. 

El gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, no ha puesto un pie en el psiquiátrico, no le interesa. Es un solapador, un tapadera: con tal de proteger a su personal de confianza pone en riesgo la integridad de los usuarios. No sé qué necesita para sentarse a hablar con nosotros. Antes de semana santa le hicimos un plantón dentro del palacio de gobierno; en vez de atendernos, en vez de oír qué exigimos, qué estamos proponiendo, nos volvió a acusar en los periódicos. Algunos medios “denunciaron” que nos apoyan el PAN y Morena. Hombre, qué honor, ahora resulta que soy una líder pluripartidista, yo que no estoy en ningún partido. No sé cómo hacerle para que el gobernador entienda que si se arregla el de Yucatán, se arreglan todos los psiquiátricos del país. Pero la gente que lo rodea nada más suelta rumores, calumnias, dice que estamos atentando contra el PRI. Virginia González, directora general del Consejo Nacional de Salud Mental, responsable de que todos los manicomios dependientes de la Secretaría de Salud federal  cumplan lo dispuesto por la Norma Oficial Mexicana sobre los derechos humanos de los enfermos mentales.

Carta a los directores de los asilos de locos

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Esperamos que mañana por la mañana, a la hora de la visita médica, recuerden esto, cuando traten de conversar sin léxico con esos hombres sobre los cuales –reconózcanlo– sólo tienen la superioridad que da la fuerza. Antonin Artaud.

Los locos han perdido todo, menos la razón. Voltaire.

Los manicomios son los únicos establecimientos donde el cliente nunca la tiene la razón. Anónimo.

 

Jaime Avilés †
Escrito por

Director fundador de Polemón. Dramaturgo, periodista, narrador y cronista. Fue marinero, actor de carpa, activista político y criador de conejos. Desde 1995 publicó una columna política semanal en el diario La Jornada titulada Desfiladero. Dos de sus crónicas forman parte de la antología A ustedes les consta de Carlos Monsiváis. Su obra ha sido traducida al francés y al italiano.

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