El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) reconoce la calidad y la producción de quienes se dedican con ahínco y consistencia a la investigación en México.
Hay crítico de él y hay quienes los defienden. Lo que sí queda claro es que, durante décadas, ha abonado a que los académicos del país produzcan más investigación.
Todo investigador, si llena ciertos requisitos y realiza investigación, puede acceder a él.
En esta convocatoria, Beatriz Gutiérrez Müller, que es profesora e investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), logró ascender a la distinción nivel 1 (hay cinco categorías: candidato, 1, 2, 3 y emérito), y cada tres años se renueva (aunque hay caso en que se hace cada cuatro).
En 2017 Beatriz había ingresado como SNI candidata.
Este hecho, que en realidad es un logro académico de Beatriz Gutiérrez Müller y que no viola nada ni representa corrupción alguna, hizo estallar a la oposición.
La reacción de quienes critican a AMLO cotidianamente no sólo fue absurda, sino que estuvo llena de odio, ira, machismo y clasismo. Los comentarios en redes sociales fueron deleznables. Improperios, agresiones, agravios, todos llenos de odio y odio y odio.
A esto contribuyeron notas como las de Reforma, que tituló así: “Ascienden a Gutiérrez Müller como investigadora”, como si ella no hubiera hecho nada, como si no fuera investigadora, como si no hubiera hecho un trámite para participar en la convocatoria, como si no hubiera publicado, como si fuera un regalo “de arriba”.
La derecha y los de oposición le tienen un tremendo odio a AMLO. Y se entiende, vino a quitarles sus privilegios. Pero cuando se trata de Beatriz, el odio siempre lleva mezclado mucho machismo, mucho clasismo y muchísima ira.
Lo bueno es que ese odio les queda a ellos. Les hace daño a ellos.
Se quedaron sin privilegios, con sólo la ira.