El Estado de México vive un momento histórico. Bajo el liderazgo de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, la lucha contra la corrupción y el crimen organizado ha dejado de ser un discurso para convertirse en una acción contundente.
La reciente ejecución del Operativo Enjambre, que derivó en la detención de siete altos mandos municipales –incluyendo una alcaldesa–, pone sobre la mesa una nueva forma de gobernar: sin pactos, sin complicidades y con un enfoque decidido a erradicar el cáncer de la corrupción institucional.
Con estas acciones, Delfina Gómez Álvarez envía un mensaje claro: el Estado de México no será más refugio de criminales ni cómplice de la corrupción. Las órdenes de aprehensión ejecutadas no solo evidencian la profundidad del problema, sino también el compromiso inquebrantable de la administración para enfrentarlo. Esta cruzada, que muchos califican como arriesgada, está marcando un antes y un después en la manera de combatir la inseguridad en una de las entidades más complejas del país.
Pero Delfina Gómez no se queda en lo inmediato. Entiende que el cambio estructural es clave para el éxito a largo plazo. Con aumentos salariales, mejor equipamiento y una capacitación integral para los cuerpos policiacos, la gobernadora busca dignificar y fortalecer a las instituciones encargadas de velar por la seguridad. Este enfoque no solo pretende corregir errores del pasado, sino transformar la percepción y funcionalidad de una policía históricamente desatendida.
Lo innovador radica en su visión integral: combatir el crimen desde las raíces estructurales. A diferencia de administraciones anteriores que optaron por simulaciones o pactos oscuros, la gobernadora mexiquense ha dejado claro que el cambio comienza con instituciones limpias y transparentes.
“La corrupción es el motor de la violencia, y su erradicación es el primer paso para devolverle la paz al Edomex”, ha sostenido.
El desafío, por supuesto, es monumental. La confianza de la ciudadanía, profundamente erosionada tras décadas de complicidad entre autoridades y crimen organizado, no se reconstruye de la noche a la mañana. Pero Delfina Gómez ha demostrado estar dispuesta a tomar decisiones valientes, aunque impliquen romper viejos esquemas y desafiar intereses profundamente arraigados.
Con estas primeras acciones, el Estado de México está presenciando una transformación que no se había visto en décadas. La gobernadora no solo apuesta por la seguridad como prioridad, sino que también busca devolverle a los mexiquenses un gobierno que realmente esté de su lado.
En este contexto, el reto no es solo garantizar justicia, sino mantener el ritmo y consolidar una nueva cultura de legalidad. Si Delfina Gómez logra transformar estas acciones en un cambio estructural sostenible, podría no solo marcar un hito en el Edomex, sino convertirse en un referente nacional de lo que significa gobernar con principios. La historia de su administración apenas comienza, y todos los ojos están puestos en ella.

Sergio Ávila
26 noviembre, 2024 at 9:12 pm
Con Delfina gobernadora el estado de México está en buenas manos