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Andrés Manuel López Obrador. Foto: Especial

Opinión

¿Por qué AMLO quiere descentralizar al gobierno?

La batalla entre centralistas y federalistas en el siglo XIX se resolvió a través del Porfiriato; un sistema central en términos políticos, económicos y sociales.

Durante este periodo, la visión de que toda la política se hacía en la Ciudad de México, así como la visión liberal de lo que podría ser el México “moderno” se originó en la capital. Y por aquí también se gestó la gran transformación de la creación del estado burocrático mexicano. Hoy, la misma ciudad que produjo el centralismo, formó al presidente que busca desconcentrarla.

A pesar de que personalmente creo en la formación de las grandes megalópolis, es importante revisar qué ventajas tiene esto. Sin lugar a dudas, y gracias al centralismo, la Ciudad de México ha sido capaz de ser la capital continental en términos de salud, así como también de formación y educación. No hay otra ciudad en el continente con la diversidad, profundidad y con la inteligencia, que pueda competir con lo que TODOS los mexicanos hemos formado aquí: un Monstruo.

La última revisión que llamó a la gran descentralización ocurrió después del terremoto de 1985. En este fenómeno fue evidente el fracaso del Estado para responder a la tragedia. De igual forma, surgió la clase política social que dio vida a lo que AMLO cosechó: la Gran Concertación para la Reconstrucción de la Ciudad de México.

Es a través de este proceso que la Ciudad de México logró articular un discurso de urbanidad, de ciudad, distinto al resto del continente. Este proceso o narrativa distinta y contrapuesta a las políticas neoliberales de la década de los ochenta llevó a que los ciudadanos y su gobierno se enfocaran en formar una serie de beneficios para todos; es decir, una red de inclusión social que se exportara globalmente. (Cabe ver cómo desde iniciativas del Matrimonio Igualitario hasta programas de manejo de patrimonio histórico de la UNESCO, como el que lleva el Centro Histórico, son reconocidos en todo el mundo).

Ahora bien, ¿qué ventajas tiene mover las secretarías? Algunas son: Dispersión de flujos económicos, difusión de una visión diferente de ciudad-sociedad, y replanteamiento del federalismo nacional. Si bien los primeros dos resultan un tanto obvios, el tercero puede marcar un gran cambio de parte de los estados y sus sociedades como fuentes que pueden incidir en la creación del Nuevo México.

Sí, yo sí creo que la transición de AMLO puede ser la verdadera transformación democrática nacional… Para mí, el periodo PAN 2000-2012 resulta ideológicamente y en términos prácticos la continuación ideológica del PRI. Dicho esto, ¿por qué el federalismo es importante?

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Aunque México tiene una serie de características que dan vida a la república federal, es necesario que la toma de decisiones, así como el desarrollo de regiones también recaiga en la planeación local. Los gobiernos estatales a su vez deben tener derecho a decidir e influir en la política nacional, más allá de puramente a través de las cámaras legislativas, a través del diseño de políticas públicas y acuerdos sociales particulares para cada estado.

La batalla entre el centro y cómo el futuro nacional es decidido por un punto único tiene ventajas, pero a fin de poder desarrollar México como una unidad, esto requiere que cada región y estado se haga responsable de su propio desarrollo y evolución social.

El desconcentrar distitnas secretarías nacionales llevará a hacer una integración social-gubernamental. Hoy en día estamos ultra conectados por medio de las telecomunicaciones, pero al final de cuentas, mucho de cómo decidimos impacta por el contexto en el que nos encontramos. Movilizar a la burocracia desde la Ciudad de México hacia el interior del país lleva a trasladar mucho de la “Forma de vida Capitalina Liberal Social” al resto del país.

Esta transferencia es una intervención puntual donde la migración de sectores, si bien no los más liberales, pero que sí forman parte de una ciudad, cuentan con un entendimiento de su sociedad y urbaneidad muy diferente a donde se insertarán.

Es una realidad: la Ciudad de México es el punto más liberal de México. Dicha migración afectará de una manera u otra las nuevas urbes donde estos enviados estarán… Las cosas muy probablemente cambiarán.

Quizá, la razón más relevante para muchos es el tema de las políticas económicas; no es mi caso. Sí, hay una desconcentración de recursos de la Ciudad de México que llevará muy probablemente a la urbe a un bache económico. Pero al movilizar a esta burocracia a otros lugares, éstos se beneficiarán por el consumo adicional, no sólo por quienes están ahora localizados ahí, sino quienes ahora serán proveedores de las mismas secretarías.

El movimiento espacial a otras urbes del país provocará una expansión de cadenas productivas para satisfacer demandas de servicios y productos, lo que lleva a experimentar una distribución del aparato estatal promotor económico a través del territorio nacional. Una especie de subsidio o efecto de distribución de riqueza seguirá.

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La selección territorial para cada secretaría debería ser parte de un estudio profundo de variables que vayan desde capital humano disponible (actualmente) hasta la prospectiva de cada urbe a 20-30 años. Dichos estudios, a menos que nos sorprendan, no existen, y después de realizar una búsqueda reciente, no les encuentro. Esta improvisación puede costar caro en el sentido económico, porque no apoyará del todo ejes de desarrollo específicos.

El costo de transferencia va por encima de los 120 mil millones de pesos. Esta cifra tendrá que revisarse, pero ultimadamente el costo será latente, pues habrá que continuar con constantes viajes entre el centro y la periferia.

México es un país altamente centralizado: no sólo de manera espacial sino también procedimental: todo pasa por las capas superiores de la administración pública… El “micromanagement” en su máxima expresión. Detalles que van desde el despropósito económico de mover la Secretaría de Energía a Tabasco, donde la obvia desconexión a sectores globales energéticos hace dudar a cualquiera, se contrasta con el simbolismo político y social de reivindicar el sureste como zona proveedora de la riqueza petrolera.

En otro orden de ideas, exportar la visión ciudad-sociedad al resto del país podría, si es acompañado de un proceso de socialización/difusión de la visión del México Amlocista, podría ayudar a crear unidad nacional.

Hoy la imagen de la mexicaneidad se ve reducida a una bandera y nacer en un lugar. Día con día, nuestras tradiciones -herencia milenaria, cohesión social- así como múltiples instituciones sociales comunitarias son dilapidadas. Debo expresar claramente que promover una visión nacional y recuperar la historia del país de manera real, y no de bronce, está en plena sincronía con elevar las libertades individuales y buscar que cada mexicano pueda buscar su bienestar individual sin hacerlo en detrimento de los demás. El límite de la libertad es la obstrucción de la libertad del otro.

El cambio de estas secretarías representa el cambio de forma más relevante que ha tenido la burocracia mexicana en décadas. Aunque no hay una reingeniería procedimental, el cambio espacial y de urbe tendrá sus consecuencias y efectos no sólo para las ciudades, sino también para la élite burocrática. La ventaja de estar conectados y presentes en las distintas necesidades nacionales traerá la experiencia de la diversa cotidianeidad nacional a la toma de decisiones comunes nacionales.

Debí quizá al inicio pronunciarme como un amante de las urbes y ciudades. El movimiento de estas secretarías será un fuerte golpe al desarrollo de la Ciudad de México. Sería mentir si dijeran lo contrario. Precisamente, por este punto principal es necesario forjar una agenda común urbana, algo profundo que permita, como ya lo expuso Roman Meyer Falcón en la Agenda de la SEDATU, unir el trabajo urbano hacia una visión de lo que podrían ser las idóneas ciudades mexicanas.

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Javier Jileta
Escrito por

Es licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). En 2015 inició su maestría en la Urban Development Planning en el University College London (UCL)

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