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Marcha por Ayotzinapa en Guadalajara.

Crónicas

Si piensas diferente acallan tu voz con disparos: normalistas de Ayotzinapa

En sus ojos hay esperanza de encontrar a sus 43 compañeros con vida. De verlos de vuelta, encontrarlos de nuevo en sus clases, entre los dormitorios, a la hora de la comida o de la siembra.

En sus rostros hay tristeza por lo ocurrido, pero también indignación y coraje, el motor que los mueve después de tantos días de ausencia, sigan en la lucha por “sus hermanos”, pues aunque “no sean de nuestra familia, sentimos ese afecto, ese cariño”.

Son dos estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, de las entrañas profundas de Guerrero, donde la pobreza insultante y la monstruosa desigualdad lo llena todo, pero también se forman maestros rurales con una capacidad crítica de la realidad, que no sean ajenos a lo que sucede en sus comunidades, que sean capaces de abrir horizontes a quienes tienen muy poco, a veces nada.

A unos minutos de regresar a su tierra después de haber compartido su experiencia en el ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara que paró sus actividades académicas para dedicarle un día entero al caso de Ayotzinapa, ambos jóvenes acceden a una entrevista para contar lo sucedido aquel fatídico día, pero también hacer explícito el olvido, el abandono gubernamental, las carencias cotidianas y las exigencias, para que no “haya impunidad” y la justicia sea una realidad.

Por su seguridad, porque no confían en el Estado (como muchos de nosotros) y temen por sus vidas, sus nombres permanecen ocultos en la entrevista.

¿Qué pasó el día de la desaparición de sus compañeros? ¿Dónde se encontraban ustedes?

“Nosotros estábamos en la Normal. De hecho yo tengo un primo desaparecido. Entonces él, cuando en el primer ataque me llama y me dice lo que está pasando, incluso en la llamada todavía se oyen los balazos. Me pide que vayamos a ayudarlos, entonces lo que yo hago es organizar a la gente de la escuela y decir lo que está pasando para trasladarnos a Iguala.

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Después, al momento de que se llega a Iguala y pasaron los disparos, nosotros nos dedicamos a buscar a nuestros camaradas que se dispersaron por la balacera, entonces llegan otra vez no conformes con haber matado a uno, llegan cuando nosotros estamos dando una rueda de prensa, empiezan otra vez a balearnos y ahí caen otros dos compañeros. Entonces, nosotros lo único que hicimos fue correr porque no llevamos armas y lo que llevamos son piedras, pero con piedras no se puede combatir a esas armas de fuego.

Posteriormente sale otro autobús, el del Club Deportivo Los Avispones, que también los balearon pensando que eran chavos de Ayotzi. Dejaron muerto al chofer y a un chavo de quince años.

¿En esta corretiza es cuando ya no los vuelven a ver? ¿Es cuando se los llevan los policías?

“Primeramente nosotros manejábamos 57 desaparecidos, porque eran los que nos faltaban. Pero poco después aparecieron chavos que corrieron o se escondieron en el monte, e incluso unos llegaron caminando por medio de los cerros hasta nuestra Normal. Ahí fue cuando nosotros por medio de las listas nos dimos cuenta que nos faltaban los 43, los mismos que vimos cuando se los llevó la policía municipal de Iguala, logramos identificar el número de patrullas”.

“Por eso sabemos que el gobierno los tiene y no se quiera lavar las manos de que los tienen grupos de delincuentes. Es su responsabilidad si ellos se los entregaron a otras personas, los que se llevaron a nuestros camaradas son policías”.

Se han manejado versiones de que iban a sabotear el informe de la esposa del presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca. ¿Ustedes por qué piensan que pasó esto?

“En primera instancia manejaban que nos habían pagado para que fuéramos a hacer un desorden en el informe de la esposa del alcalde, pero nosotros no teníamos conocimiento de eso. Nosotros debido a que el gobierno no nos apoya, nos cortaron las raciones alimenticias y las ganancias de lo sembrado no son suficientes, es por eso que acudimos a una actividad de boteo, de pedirle a la gente que nos donara un peso, cincuenta centavos. Nosotros a eso íbamos, el gobierno no sé lo que pasó por su mente, comenzó a dispararnos”.

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“Yo creo que es para implantarle el miedo a los estudiantes de Guerrero, para que ya no vayan a estudiar a la Normal de Ayotzinapa. Asimismo desaparecerla, porque ya la intentaron cerrar a la fuerza pero Ayotzinapa les ha dado frente. Ahora le quieren dar por otro lado, que ya no vayan muchachos para que así ya no tenga razón de ser. Pero nosotros pensamos que mientras la pobreza siga existiendo, las Normales Rurales tendrán razón de ser, porque son para ayudar a la gente que no tiene los suficientes recursos para pagar una escuela”.

¿Entonces la política educativa de terminar con las Escuelas Normales Rurales en el país tiene parte de la culpa de lo ocurrido en Iguala?

“El gobierno siempre ha tenido esa represalia contra Normales Rurales. Antiguamente éramos 32 Normales Rurales, ahora somos 17. Poco a poco las ha ido cerrando el gobierno, dicen que les salimos caro. En su totalidad, no cubren el 100% por eso vemos necesario salir a hacer actividades de boteo, por eso pasó el accidente”.

“Prácticamente somos 522 alumnos y el recurso que mandan no es suficiente. No sólo tenemos necesidades económicas y alimenticias, nosotros tenemos que gestionar en las instituciones las cosas que hacen falta en la escuela, nosotros mismos hacemos pliegos petitorios. De unas 300 cosas que le pidamos al gobierno, si a caso nos da 100, a veces 150, no cubren en su totalidad el pliego petitorio, porque nos sacan el pretexto de que no hay dinero”.

“Ayotzinapa es una escuela de lucha. Una frase que dice a la entrada es “cuna de la conciencia social”. Siempre ha sido una escuela de lucha, desde los 88 años que tiene de existencia. No es la primera vez que nos golpean, nos han golpeado varias veces y siempre tenemos la mentalidad de cuántas vidas más vamos a tener que dar por la Normal de Ayotzinapa. Tal vez en ese caso estaremos nosotros dos, estaré yo o estarán otras personas. Pero Ayotzinapa nunca va a bajar la guardia, un campeón nunca tira la toalla”.

¿Por qué decidieron entrar a la Escuela Normal de Ayotzinapa?

“En mi persona, por el fomento económico que no tienen mis padres de Familia. En mi caso, era mucho gasto transportarme a la capital, pasajes del diario, para la comida y otros gastos imprevistos, como que no ajustaba el fondo económico. Y escuchar de Ayotzinapa, como es un internado, prácticamente te dan todo, no te cobran por la educación, la sacada de ficha no te genera ningún costo, el estar ahí adentro, las inscripciones, el uniforme, tenemos comedor, te dan las tres comidas y en ningún momento se te cobra. Tienes un dormitorio, tienes agua, luz, tampoco se cobra, todo es gratuito. Lo que vemos que en la actualidad, qué normal o qué universidad te puede brindar educación sin cobrarte nada. Ahora ya es un negocio, tienes que pagar tú por tú educación. ¿En dónde queda pues el artículo tercero?”.

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¿Cómo es un día en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa?

“En la mañana, el horario de clases es de 8 a 12, se acoplan a los horarios de comida. Terminando las actividades académicas, turnándonos, nos dedicamos al cultivo de frutas o flores que estén en su temporada. También tenemos vacas, gallinas, caballos, marranos, codornices y pues tenemos que darles el cuidado, darles de comer. Y parte de lo que sobra del día lo ocupamos para nuestras cosas personales como la tarea o vamos a jugar porque tenemos canchas de fútbol, canchas de fútbol rápido, canchas de basquet, alberca o talleres de carpintería o talabartería. Invertimos el tiempo haciéndonos una silla, una mesa, un cuadro, para regalarlo. A veces hacemos llaveros, chicotas, carteras, cinturones, aprovechamos lo que nos da la Normal.

¿Cambia la educación que se les da en Ayotzinapa? ¿Hay diferencias al estudiar en Ayotzinapa o en otra universidad?

En las mismas Normales de Guerrero se ve la diferencia, al igual que en la universidad. En Ayotzinapa te enseñan… O de por sí como eres pobre, ves la realidad de otra manera, que el gobierno es el que se está robando las cosas. En otras Normales lo que hacen es ir a clases, hacer tareas y más tareas, con eso te mantienen ocupado y tú no sabes que es lo que está pasando, te reprimen académicamente. En Ayotzinapa tú eres autónomo, reflexionas las cosas, tal vez porque tú mismo las vives”.

¿La desigualdad de Guerrero es un lacerante más para los estudiantes? ¿Siguen gobernando los mismos caciques, las mismas familias?

“En Guerrero sigue habiendo las mismas familias. Los Figueroa, los Aguirre, los Añorve, los Astudillos. Ellos son los que están en el poder, esas grandes familias que tienen el gran recurso y aún así se siguen peleando por tener más. Tienen hambre de dinero, nosotros no los llegamos a entender. Nosotros lo que queremos es que aparezcan nuestros camaradas. Nuestra lucha es más que nada para que dejen de oprimirnos, somos pobres y que este gobierno que tienen ellos nos siga quitando más, no es justo”.

Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, fueron maestros rurales y después guerrilleros. ¿El pasado sigue vivo en Ayotzinapa?

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“Es un miedo que tiene el Estado, el gobierno, que de esa Normal salga un luchador, otro guerrillero, como lo fueron Lucio Cabañas o Genaro Vázquez, quienes al igual que nosotros empezaron con la lucha pero vieron que en ese momento no era posible llevar la lucha pacíficamente y entonces decidieron tomar las armas y hacer frente. Lo lograron porque juntaron a todos los campesinos de Guerrero y pues se sabe que cuando un pueblo está organizado, jamás el gobierno los va a parar”.

“Ese es su miedo, que en Ayotzinapa vuelva a salir otro luchador social, otro que le pueda hacer un frente al gobierno, por eso quiere apagar las Escuelas Normales del Estado”.

¿Entonces, el maestro de Ayotzinapa tiene como uno de sus propósitos cambiar la realidad?

“En Ayotzinapa no se te obliga a olvidar de dónde vienes, te lo recuerda más para que tú al momento de ir a trabajar le des conciencia al pueblo y le des la educación, para que así él pueda despertar y levantarse y no se le siga pisoteando sus derechos, como lo hace el gobierno. Si eres maestro rural, tú obligación es participar con el pueblo trabajando las tierras, no porque ya seas maestro debes andar de traje y dedicarte nada más a tu clase, el maestro incluso tiene que meterse en los problemas de los niños, por qué no aprenden, si no tienen amor en su casa o son maltratados.

Es tanto el amor que se le tiene a los maestros rurales allá en Guerrero, que incluso a la hora de que un chavo que fue tu alumno se va a casar, te llevan a que acompañes a las familias a pedir la novia, eres el padrino. Es grande el amor a los maestros, por su trabajo.

Las Normales nacieron con los ideales de gente que tuvo que dar la vida y murió en la revolución porque no tuvieron una educación y se levantaron por lo mismo que pasa ahora, el gobierno los tenía muy sumisos y hacía con ellos lo que quería. Ahora nosotros podemos cambiar esto, somos la mayoría quienes sufrimos esta situación, somos mayoría los que nos quitamos el pan para que se lo esté comiendo ese gobernador, ese presidente, ese diputado. Somos nosotros quienes pagamos los platos rotos de lo que hacen”.

¿Cómo vieron la reacción de los estudiantes del ITESO?

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“Nos sorprendimos en cómo la gente reaccionó y nos respondió. Pero como decimos nosotros, hay dos tipos de clases en el país, la clase alta y la clase baja. Por más uno que tenga dinero o su papá tenga dinero, nunca va a conocer lo que se vive o lo que se sufre abajo. Y uno que está abajo nunca va a entender cómo se vive arriba. Son las grandes controversias que existen. Pero en sí, a nosotros no nos importa si tienen o no tienen dinero, lo que importa es la conciencia y la dignidad, y lo vimos claramente en el ITESO, nos sorprendimos de la reacción de una escuela privada.

Son personas, son seres humanos que tienen sentimientos. Nos sentimos muy impresionados de ver gente que sale, porque a veces es muy difícil que ellos te comprendan lo que tú estás dando a entender, porque ellos nunca han estado en la clase de abajo, nunca han vivido la necesidad y cómo tienes que luchar, no digamos lo que quieres conseguir, lo que te vaya a alcanzar. En la clase de abajo no tienes asegurado qué vas a comer, dónde vas a dormir, si vas a descansar”.

¿Ser joven y ser un estudiante es un peligro en México? ¿Hay esperanzas de que cambie algo en Guerrero, en el país?

“La constitución dice que el pueblo manda y el gobierno obedece. Y aquí es al revés, el gobierno manda y el pueblo obedece. Y si dices algo, o si levantas la voz, pues ahí está el caso Iguala, que es lo que te pasa por pensar diferente, te dan los disparos de silencio.

No solamente viven esto los estudiantes, también los líderes de organizaciones. A gente que trata de ver las cosas diferente y trata de luchar por el bienestar del pueblo, el gobierno lo que hace es desaparecerlo, deshabilitarlo. Se ha reprimido mucho en estos tiempos con este PRI. Fue un receso para ellos, después de setenta años.

El gobierno tiene miedo que despierte la gente. Nosotros como Ayotzinapa lo que estamos haciendo es despertando a la gente. Es peligroso ser mujer porque cuando tienes un cuerpo deseado, tienes los ojos encima de los hombres. Es peligroso ser indígena, porque son pisoteados tus derechos. Es peligroso ser estudiante porque eres reprimido, perseguido e inclusive eres asesinado por exigir el derecho a la educación”.

¿Hay posibilidad de que en el futuro se pueda cerrar el caso de Ayotzinapa?

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“Nosotros no queremos que esto quede impune. No queremos que pase lo que sucedió en 2011, con los dos estudiantes asesinados, un crimen que quedó impune. En su momento, nos traicionó también la CNDH. Ahora con esto quisieron ir a meterse y prácticamente los corrimos.

Nos preguntamos dónde están muertos. ¿Dónde los enterraron?. ¿Qué pasará también con la gente inocente que se encontró en las fosas clandestinas? Hay mucho que esclarecer, no solamente el caso Ayotzinapa. Nosotros tenemos que hacer todo y si es posible, dar más por la Normal de Ayotzinapa.

La exigencia nunca va a cambiar. El gobierno lo que nos trata de meter es miedo. Quieren que nos desesperemos y nos decepcionemos. Creo que una madre, no se va a quedar callada. No porque le entreguen el cuerpo se va a quedar callada. Va a pedir justicia, se tiene que hacer justicia. La exigencia es que nos entreguen a nuestros 43 compañeros, se haga justicia por los 3 compañeros caídos y los heridos”.

*Publicada originalmente el 14 de noviembre de 2014
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Reportero. Antropólogo en formación. Me gusta escuchar a las personas y contar sus historias. Interesado en los movimientos sociales, los derechos humanos y la investigación del futbol desde una perspectiva social.

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