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Ex abogado de Lozoya, detrás de la demanda contra López-Gatell

La Fiscalía General de la República (FGR) ordenó investigar al subsecretario de Prevención y Protección de la Salud, Hugo López-Gatell, tras una denuncia en su contra por omisión en el delito de homicidio durante la pandemia.

Dicha denuncia según el diario Reforma, fue presentada ante la FGR por las familias de Felipe del Carmen Jiménez y Eber Álvarez Zavala, fallecidos por covid-19 el año pasado.

La FGR se abstuvo de realizar la investigación por no encontrar hechos constitutivos de delito en la denuncia.

No obstante, la decisión anterior fue revocada el pasado 2 de diciembre, pues el abogado de los demandantes, Javier Coello Trejo, dijo que se podría acusar del delito de homicidio por omisión dado el papel de López-Gatell durante la pandemia.

“No previno, como era su obligación, el atacar la pandemia, no obstante que se tenía conocimiento por la Organización Mundial de la Salud como por otros países.” dijo el abogado.

¿Quién es Javier Coello Trejo, el abogado detrás de la nueva denuncia en contra de Gatell?

Javier Coello Trejo es un abogado de la UNAM. Nació en 1948 e ingresó a trabajar a la extinta Procuraduría General de la República en 1973, como Agente del Ministerio Público.

En la década de los 70 también lideró la fiscalía anticorrupción del expresidente José López Portillo. Sin embargo, su trayectoria a estado ligada a contradicciones. Aunque se dice “amante de la justicia” se le ha relacionado a protagonistas de escándalos y delitos en la administración pública.

En la administración de Carlos Salinas de Gortari, lo nombraron titular de la Subprocuraduría de Lucha contra el Narcotráfico. Se mantuvo en dicho puesto hasta que se le acusó de permitir que sus subordinados cometieran toda clase de crímenes de lesa humanidad.

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Fue durante su estancia en el puesto en lucha contra el narcotráfico que se popularizó el comúnmente llamado “tehuacanazo“. Que es una forma de tortura que consiste en asfixiar a una persona con chorros de agua mineral a presión hasta que confiese o diga lo que los verdugos quieren que diga.

Además, admite haber sido amigo y compadre de Arturo “el Negro” Durazo, a quien se le  acusó de cometer abusos policiales, corrupción, tortura, detenciones arbitrarias y asesinato durante más de 30 años. Incluso, Coello, visitaba a su amigo cuando lo aprehendieron.

Más recientemente, Coello ha sido participe de acontecimientos y procesos mediáticos en el país. Javier Coello fue abogado de Mónica García Villegas, exdirectora del Colegio Rébsamen, en Tlalpan. Dicho colegio colapsó durante el sismo del 19 de septiembre de 2017, en consecuencia fallecieron 19 niños y 7 adultos.

Ya durante el actual sexenio, Coello fue durante un tiempo la parte defensora de Emilio Lozoya en el caso de Odebrecht. Y aunque prometió que probaría que lo que se le imputa a Lozoya Austin es falso, no cumplió y el ex funcionario está en prisión.

Ahora en la investigación en contra del Doctor López-Gatell, los familiares que denuncian están ligados al despacho de abogados que dirige el mismo Coello.

3 Comentarios

  1. Daniel Jarquín

    20 enero, 2022 at 1:54 pm

    Aboganster, eso es Cuello Trejo, mal viviente corrupto, que sepa el abogado de ratas, que el Dr. Hugo López Gatell tiene mucha familia, esa familia somos más de 30 millones. Así que, no crea el abogaducho Coello, que nos vamos a quedar con los brazos cruzados. Miserable ratota…

  2. Norma+Mejía

    20 enero, 2022 at 3:02 pm

    Solamente es una demanda para asustar, no tiene bases legales para acusar al Dr. López Gatell Ramírez de negligencia médica.

  3. Pterocles Arenarius

    21 enero, 2022 at 2:58 pm

    Javier Coello Trejo fue llamado el Zar de la Lucha Contra el Narcotráfico desde una subsecretaría que hicieron ex profeso en la, en aquellos entonces, temible (desapariciones forzadas, asesinatos a mansalva, tortura generalizada, vuelos de la muerte, etc.) Secretaría de Gobernación. Era el salinato, la época de más robos al Estado desde el gobierno. Tenía Coello Trejo a su mando a un grupo de agentes que eran brutales, se sentían dioses que fugazmente se hallaban en este mundo que no los merecía y, los peores de todos eran sus guaruras. Éstos eran un grupúsculo de élite —dentro de los ya privilegiados agentes de la lucha antinarco— y muy pronto demostraron que tenían costumbres tan pésimas como difícilmente pudieran hallarse malas costumbres en seres humanos de este mundo. Sin exagerar.
    Ocurre que algunos miembros del cuerpo guaruril de Coello Trejo tuvieron una “brillantísima” idea. Era para divertirse un poco luego de su pundonorosa, fecunda sesión de trabajo combatiendo a los narcos mexicanos. Sin resultados favorables a México, por supuesto.
    Los señoritos aparecieron por los rumbos muy al sur del, en aquel entonces, Distrito Federal, en un barrio que se llama Fuentes Brotantes, en la Delegación Tlalpan.
    En las prolongadas y solitarias avenidas de por aquellos lares, era más o menos frecuente que parejitas de enamorados estacionaran su automóvil y se dedicaran al grato deporte del faje: el beso y el arrumaco y, váyase a saber, quizá, por qué no, caricias mayores e incluso mucho mayores. Pero era de mutua conformidad y, si acaso, infringían algún reglamento administrativo gazmoño de los que se llaman de faltas a la moral.
    Pues los muy bravos, valerosos agentes guaruras de Coello Trejo, le caían a esos duetos de placer mutuo. Sometían a golpes a la parte masculina de la pareja y luego violaban, todos y cada uno, faltaba más, a la mujer. Ocho —o quizá diez— hijos de mala perra. Las chicas quedaban destrozadas y con su vida lanzada al caño.
    Un crimen monstruoso. Y así duraron, a pesar de las constantes denuncias de las víctimas, hasta que el Partido de la Revolución Democrática, su bancada en la Asamblea Legislativa, tomaron el caso y valerosamente —aunque nadie lo crea hoy, alguna vez el PRD era un partido heroico— denunciaron y convirtieron aquella situación en lo que debía ser: un escándalo. Apareció en todos los periódicos que los chicos de Coello Trejo habían violado a decenas de muchachas cuya desgracia fue caer en manos de semejantes bestias.
    Y capturaron a los malditos criminales.
    Y cayó Javier Coello Trejo.
    Y ese mismo sujeto ahora viene a presentar una denuncia por homicidio contra el doctor Hugo López-Gatell. El puerco de apellidos Coello Trejo, no tiene vergüenza. Pero es del tipo de finísimas personas que odian a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Javier Coello Trejo era el dirigente de un grupo de temibles criminales, no en balde fue colaborador del inefable Arturo, El Negro, Durazo.
    La denuncia, por supuesto, por mínimo derecho, por la más elemental lógica, no puede prosperar. Estaríamos en el régimen del Perro Llorón JoLoPo o del negro criminal Salinas de Gortari para que fuera procedente.
    La supuesta denuncia queda, así, como una mera calumnia, aunque formalizada por su recepción ante la autoridad. Pero es (será) un fracaso más de la oposición moralmente derrotada.
    En 2024 les repetiremos la dosis, reforzada por el principio activo superior: la participación del pueblo.

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