Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
Dicen….
05 de junio 2015.- Dicen que vivimos un proceso electoral en paz, que nada pasa. Dicen que se respeta “la voluntad popular”, que la gente sale de su casa el día de las elecciones y muy llena de libre albedrío va a la casilla y vota por quien le dé la gana. Dicen que hay pequeñas fallas en el sistema, pero mínimas, quizá un funcionario que quiere comprar un solo voto con regalo, o algo así, pero dicen que eso no afecta, que eso casi ni pasa, que eso no tiene efecto y que lo que hay es pura democracia que se ha construido y que tenemos hasta en la cocina.
Dicen que hay un instituto nacional electoral (lo llaman INE) que hace lo posible y lo imposible para llevar a cabo con objetividad, imparcialidad y justicia, las elecciones del próximo 7 de junio. Dicen que ese instituto está “blindado” y que los que lo componen (los consejeros) son gente de bien, que solamente les importa el bienestar de los mexicanos, que están ahí por la democracia y porque son demócratas integrales y totales y porque no tienen vínculos con nadie (de los “malos”, se entiende). Dicen que con ellos el país está muy lleno de confianza en que los votos valen y se respetan.
Dicen que hay cosas que se llaman “casas encuestadoras” y que muy llenas de cientificidad anuncian a los cuatro vientos que va a ganar un partido que en su logotipo tiene verde, rojo y blanco, y que nadie ni nada lo puede evitar. Dicen que esas cosas que se llaman “casas encuestadoras” son muy respetables y que los dueños de ellas nada tienen que ver con los poderosos y con los que se sienten dueños del país. Dicen que esas cosas llamadas “casas encuestadoras” nada más existen por el simple hecho de que son “necesarias” para la democracia, y que no tienen nada que ver con negocio, dinero, etcétera.
No dicen…
Aunque se sepa, no dicen que en los casi dos meses de campañas electorales hubo por lo menos 21 personajes relacionados con las elecciones que fueron asesinados y un secretario de finanzas de un partido amarillo que se “suicidó” pegándose un tiro en la sien y colgándose de una cuerda.
Tampoco dicen que el dinero en varias entidades pasó de programas sociales a las arcas de varios candidatos, y que ese dinero rebasó los topes de campaña, y que nadie hizo nada para impedirlo.
No dicen mucho, pero se sabe, que hubo “estrategias” del gobierno federal para comprar votos, que se regalaron televisiones y paraguas y camisas y tortilleros y relojes y entradas para el cine y un montón de artículos más, y que se regalaron en zonas llenas de pobreza, porque a los que se sienten dueños del país les gusta eso de ganar votos con la miseria de la gente.
No lo dicen mucho, pero cualquier que salga a la calle lo mira: en este país es bien complicado hablar de democracia cuando tenemos tanta injusticia, y tana gente que tiene tan poco y tan poca gente (unos cuantos poquitos nada más) que tiene tanto, que tienen casi todo.
No dicen que las instituciones fuertes y fortalecidas y vitaminadas y en buen estado de salud que se encargan de cuidar las elecciones están en crisis porque los que se sienten dueños del país las hicieron suyas a través de su gente que meten ahí. No dicen tampoco que este proceso electoral ha sido sangriento y se han utilizado las mañas y artimañas y engaños y añagazas y tretas y ardides (todos los sinónimos correspondientes) para que ganen los del PRI y logren vender en tres años lo que queda de país.
No se dice mucho, pero se sabe, que a pesar de todo esto, a pesar de todas esta mierda, vale la pena entrar en una casilla y depositar un voto en una urna por una opción que no sea la que, nomás ganar, venda el país. Muchos piensan que no la hay esa opción y por eso canturrean que votarán nulo y eso, su voto nulo, hará que los que explotan y venden y corrompen en todo el país se sientan tan conmovidos que dejarán de explotar y vender y corromper por todo el país, es decir, que dejarán de hacer lo que han hecho toda su vida.
Pero sí hay opciones, o mejor dicho, hay una opción, a la cual le han robado en dos ocasiones la presidencia de la República, y que su eslogan es “la esperanza de México”. Y eso los que se sienten dueños del país quieren que no se sepa, y por eso no lo dicen, y tratan que nadie lo diga.
