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Casa de transicion de AMLO. Foto: César Octavio Huerta

Crónicas

Chihuahua #216, la casa a donde van las esperanzas

Chihuahua #216 se convirtió en un lugar a donde cientos de personas van a peregrinar. La cosa inicia desde temprano. La gente se forma y espera a que varias personas salgan a hacer su trabajo: atenderlas.

Los que hacen esa labor de atención durante todo el día son dos señoras y dos jóvenes, además de Leticia Ramírez, a quien Andrés Manuel López Obrador nombrará encargada de atención ciudadana de la Presidencia de la República nada más él tome posesión como mandatario.

La gente llega por distintos motivos y de distinta procedencias. Los más, son de la Ciudad y del Estado de México, pero también los hay de Puebla, Veracruz, Tabasco, Sinaloa y de otras entidades.

Lo primero es formarse. La fila, como está siempre bien atendida, casi nunca da la vuelta a la cuadra.

Los asuntos son varios: van desde quien desea una orientación porque hay un “asunto legal” que todavía no se ha solucionado, hasta quien solicita una cita urgente en un hospital para que operen a un familiar o a un amigo, y es que, en la seguridad social “nos dieron fecha para dentro de varios meses”.

Una señora, chaparrita muy chaparrita, lleva una copia del certificado de prepa con las calificaciones de su hija: no salió en listas; ya ha hecho varios intentos y siempre es lo mismo… no no no. Pero ella, su hija, tiene muchas ganas de estudiar y no quiere quedarse siempre afuera de la universidad. Por eso la señora chaparrita muy chaparrita ahí va, con sus hojas, esperando que algo se solucione.

Fila de personas en la casa de transición de AMLO. Foto: César Octavio Huerta

El trajín de la gente siempre es constante. Muchos, los más, llevan sus currículums. Hay quienes van muy bien vestidos, de saco, corbata y zapatos muy bien cuidados. Aunque la mayoría no va así.

Hay quienes entregan sus documentos muy ordenados, de varias páginas, incluso hasta engargolados, y hay quienes solamente le ponen un clip.

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Quienes atienden a los que van a pedir algo a la casa de transición de Andrés Manuel primero preguntan a qué van. Los señores o señoras o jóvenes plantean todo. Y ahí se inicia como una asesoría. En general, la gente deja sus papeles y los de atención ciudadana les firman de “recibido”.

Hay muchas personas que no van ni a entregar currículum ni a plantear un problema. Van a comentar asuntos varios: llevan ideas, propuestas, iniciativas “que servirán mucho” al “nuevo presidente”. Un señor, de unos sesenta años, dice que es “inventor” y que quiere hablar con Andrés Manuel. Resume su vida en unas cuantas palabras: “soy más o menos como Leonardo Da Vinci, pero con menos inventos”.

A todos se les escucha se les atiende. A todos.

Una señora nomás lleva su problema. Ni oficio ni documentos ni nada. Alguien le presta una hoja y una pluma, y ahí plantea su necesidad. La firma, le pone nombre, teléfono a donde hablar y ya. Entrega el papelito y se va, si no sonriendo, sí con un rostro de esperanza.

Fila de personas en la casa de transición de AMLO. Foto: César Octavio Huerta

II

Llegan a la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador dos grupos que vienen a que “el nuevo presidente nos cumpla”.

Los primeros en arribar son unos señores vestidos todos de blanco. Pertenecen a distintas organizaciones nacionales e internacionales de medicina alternativa. Piden que AMLO los atienda para que ponga en la ley, o en la constitución, o en algún lugar, algo que apoye la curación con “otros métodos”. Este grupo también pugna por una mejora en las formas de alimentación de la población mexicana.

Media hora después arriban manifestantes en contra de las corridas de toros. Son en su mayoría mujeres y traen un micrófono con una potente bocina.

A los veinte minutos, surgen como cierto recelo mutuo entre ambas manifestaciones. Y es que los de la medicina alternativa gritan “un peje sano / no va al cirujano / y con el naturismo / se vuelve más humano”, y los de los toros les responden con otra consigna.

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Hay un momento en que los líderes de ambas manifestaciones se comienzan a mirar con caras así como de enojo. La ventaja la llevan los antitaurinos, pues los otros no traen bocina.

Protesta de antitaurinos afuera de la casa de transición de AMLO. Foto: César Octavio Huerta

Son diez minutos de tensión, de consignas que unos gritan y los otros tratan de superar con gritos más fuertes. Hasta que deciden hacer un acercamiento y comienzan a entablar diálogo. De repente, ambos se unen en sus discursos.

Los de la medicina alternativa hablan más de una “nutrición sin maltrato animal” y los de los toros abogan por la humanización del trato a los animales con medicina más sana. El micrófono ya es compartido y el éxtasis parece llegar cuando todos, antitaurinos y pro medicina alternativa, corean: “vegetales sí, carnes no”.

Los de la medicina alternativa se van rápido. Antes de retirarse, el que parece el líder, les dice a los demás: “cantemos la consigna 6”. Todos llevan una hoja que, en la esquina superior izquierda, tiene pintadas unas frutas y verduras junto a una figura de López Obrador. Gritan la consigna seis, después la siete y se van.

Los antitaurinos se quedan hasta que sale AMLO a dar una rueda de prensa. Ahí, de vez en cuando, lo interrumpen con un tronador “¿y los toros qué?”.

Naturistas afuera de la casa de transición de AMLO. Foto: César Octavio Huerta

III

Cuauhtémoc Blanco, virtual gobernador del Estado de Morelos, baja de una camioneta negra de esas que son enormes. Habla un poco con la prensa antes de entrar a la cochera de Chihuahua #216. Se le ve contento, bromea sobre la selección y el fútbol.

Está esperando unos diez minutos a AMLO, y mira como niño chiquito desde un balconcito a las anti taurinas que comienzan a gritar que las plazas de toros son los lugares más horribles del mundo.

Al salir, Cuauhtémoc se dirige a la camioneta grande de esas que son enormes, y una reportera, o reportero, no mide bien el micrófono y golpea al ex futbolista. Éste, en lugar de tomarlo con calma, o en tono de broma, se le pone el rostro como de enojo y se va más rápido hacia su vehículo.

Julio Scherer Ibarra llega a la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador, y cuando sale, un señor lo ve y le dice: “Marcelo, Marcelo, vamos Marcelo, hay que darle duro”.  Cuando termina sus frases, le dice a una señora que está a su lado: “oiga, qué diferente se ve Marcelo, como muy canoso”.

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AMLO da rueda de prensa en la casa de transición. Foto: César Octavio Huerta

Mientras Andrés Manuel está hablando en la rueda de prensa, llega Juanito, el que hacía unos dos o tres meses aseguraba que Andrés Manuel lo había mandado matar. Decía del virtual presidente electo que era un “asesino” y un “mafioso”.

Al verlo, varios reporteros comienzan a preguntarle: “y qué haces aquí Juanito”. Éste, con la sonrisa enorme de haber sido “reconocido”, responde: “vine a hacer la paz con Andrés Manuel”. Después de pronunciar esta frase, saca tres hojas que da como “comunicado de prensa”. En éstas se pueden leer frases como “Tuvimos diferencias como todos en nuestra democracia”, “reconozco su triunfo, aunque yo no voté por usted respeto los resultados”, “Voy a hacer tu amigo como siempre”, “No soy hombre de odios ni de rencores”.

Lo importante del comunicado es cuando se menciona “te pido que reconozcas mi liderazgo y me des la oportunidad de trabajar mano a mano contigo encabezando el equipo de trabajo de la Dirección General de la Conade o los Centros de Integración Juvenil, para ayudarte a la reconstrucción de los hilos del tejido social”.

“Juanito”. Foto: Jorge Gómez Naredo

IV

Andrés Manuel sale a hablar con los medios de comunicación. Adentro se amontonan camarógrafos, fotógrafos, reporteros… Afuera, la gente se pega a las vallas de la casa para escuchar lo que dice AMLO.

Una señora graba en su celular el mensaje. Una más comenta con otra que ella votó por él, por Andrés Manuel, y que espera que cumpla todo lo que prometió.

Un señor lleva a su hijo y lo mantiene encima de sus hombros durante el tiempo que dura la rueda de prensa. El chiquillo está contento, y el papá más.

AMLO con Leticia Ramirez, encargada de la atención ciudadana en la casa de transición. Foto: César Octavio Huerta

Solamente durante lo que dura la rueda de prensa se suspende la atención a quienes hacen fila afuera de la Chihuahua #216. Después de que ésta termina, Leticia Ramírez y su equipo salen de nuevo, porque ya se hizo más larga la fila, y a la gente no hay que hacerla esperar.

Chihuahua #216 se ha vuelto un lugar de peregrinación: el lugar a donde van las esperanzas de cambiar las tragedias personales que, en realidad, son parte de las tragedias nacionales que vivimos todos.

Jorge Gómez Naredo
Escrito por

Profesor en universidad pública. Fundador, junto con Jaime Avilés y César Huerta, de la Revista Polemón.

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