AMLO y el ritmo vertiginoso de la 4ta Transformación

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador parece que llevara un año, y apenas va en su día 22. El número de actividades que ha realizado es impresionante: todos los días, entre siete y siete quince de la mañana, dialoga con periodistas. A veces se va a los cuarenta minutos (las menos), a veces a la hora (las más). Esta semana, un día, duró 2 horas hablando con reporteros.

Ha anunciado aumento al salario mínimo, disminución en comisiones de Afores, ha hablado de un montón de temas, ha discutido con la oposición, ha presentado su plan de desarrollo, ha defendido el presupuesto que envió al Congreso, se ha equivocado, ha rectificado, mostró el cheque de su primera quincena, ha conseguido algunas inversiones, ha recorrido varios estados de la república y ha respondido decenas de preguntas de periodistas.

También le dio el banderazo a la construcción del Tren Maya y anunció la edificación de una refinería, dos proyectos verdaderamente enormes.

¿Por qué tanta intensidad? ¿Qué le pasa a este señor?

Cualquier analista de esos que se educan en el extranjero y regresan a nuestro país a enseñarnos, petulantemente, cómo debemos interpretar todo, dice que Andrés Manuel López Obrador se está desgastando. Que salir “a medios” todos los días es una apuesta que en algún momento “aburrirá”, y que no puede llevar ese ritmo de actividades porque los cambios que promete no pueden lograrse en tan poco tiempo.

Afirman esos señoritos (y señoritas) que nos aleccionan sobre cómo pensar nuestro país, que el contacto de AMLO con la gente pasará de una “luna de miel” a una constante fricción cuando no se vayan realizando las cosas que se prometieron, y que entonces, cada que viaje en línea comercial o que recorra una calle o que salga de su casa o que vaya a tomar una torta, habrá manifestaciones y la gente le dirá “vas mal”, “eres un inútil”, “nos fallaste”.

¿Realmente será así como nos aseguran estos señoritos (y señoritas) que la hacen de analistas políticos?

Andrés Manuel López Obrador es un político excepcional, de eso no cabe la menor duda. Muchos de sus críticos lo minusvaloran, le dicen “loco”, “ignorante”, “mesías”, bla bla bla, sin embargo, Andrés Manuel es un líder de esos que no surgen todos los días.

En varias entrevistas (una de ellas, la que le realizó nuestro director fundador, Jaime Avilés) Andrés Manuel ha dicho que él quiere hacer dos sexenios en uno. Trabajar doble, realizar el doble de obras, establecer políticas sociales que valgan doble.

¿Esto por qué lo hace AMLO?

El actual presidente de México, además de ser un líder social y un político excepcional, es una de las personas que más conoce al país, sino es el que más. Ha recorrido todo el territorio nacional, hablado con millones de personas. Le han contado un montón de problemas cotidianos y no tan cotidianos. Ha visto cómo se mueve el pueblo, cómo vive, las carencias, las pobrezas, las ventajas, las riquezas y las desigualdades.

A partir de ese análisis (que ningún antropólogo erudito, ningún analista político (de esos que salen en la tele) ni ningún señorito (o señorita) educada en el extranjero tendría[1]) Andrés Manuel actúa. Sí, actúa desde el conocimiento profundo de la tragedia nacional que ha visto desde la realidad.

¿Por qué Andrés Manuel propuso invertir millones y millones de pesos en los jóvenes? ¿Por qué decidió aumentar las pensiones a adultos mayores? ¿Por qué ha planteado, quizás muy a su pesar, una Guardia Nacional? ¿Por qué?

Por esa visión que tiene, por esa realidad que ha visto y que ha observado no como una fotografía estática,[2] sino como un video en movimiento.[3] Porque tiene observando esa realidad desde el territorio años y años y años.

Sí, Andrés Manuel ha visto los cambios en el país y los efectos nocivos del neoliberalismo de Miguel de la Madrid para acá. Sabe de qué habla, porque no lo hace solamente desde el conocimiento teórico de dicho sistema nocivo, sino de los efectos que éste ha tenido en la realidad.

Por eso AMLO trabaja tanto, porque sabe que vivimos en una emergencia nacional, y como es maderista, sabe que tiene seis años para cambiar al país y no más. Y por eso trabaja como lo hace, y por eso las acciones y las propuestas, y por eso toda esa enjundia y ese estar duro y duro todos los días.

El ritmo es vertiginoso: cualquier reportero puede decirlo[4]. Nunca había habido un presidente con esa entereza, con esas ganas de transformarlo todo y con ese ritmo de actividades. Y es que, AMLO lo sabe bien: solamente son seis años para sentar las bases de una transformación.

Por eso AMLO trabaja tanto: el país no solamente lo merece, sino que lo necesita urgentemente.

Hay quienes no entienden esto, pero lo bueno es que hay millones que lo han comprendido, y mientras esos millones están ahí, confiando, los cambios serán: tarde o temprano serán.

[1] Porque es imposible tenerlo si no se ha vivido varios años haciendo ese análisis en el campo.

[2] que sería la visión de un antropólogo que llega, se queda una semana o dos o un mes, y se va

[3] Una labor más de historiador, que analiza el desarrollo del proceso.

[4] Incluso los que son anti-AMLO (que son un montón) no lo podrán negar.